En ese mismo instante, el señor de la tienda la abraza y le dice: —¡señorita Clarissa, que desgracia ha sucedido, vine hoy a trabajar porque me llamo Louis y sucedió esto, pero bueno no se preocupe, Louis está bien, por suerte no le paso nada, y bueno, la tienda me imagino que debe estar asegurada contra incendios o accidentes ¿cierto? Así que descuide, todo mejorará, ¡vaya a la aseguradora y vea que pueden hacer por usted! — ella llora desconsoladamente, y mira al señor y le dice: —¡usted tiene razón, no me acordaba de lo de la aseguradora, voy a llamarlos en este mismo instante. Después, iré al hospital, a ver cómo está el pobre Louis, me dio mucha lastima saber lo que le pasó. Él no se merecía eso, ya que es un hombre muy abnegado a su trabajo. Seguro se quiso resistir al asalto y por e