NARRA IAN Tai estaba totalmente deshecho. La primera semana fue tal vez un poco extraña, porque él parecía estar bien, llegaba al vestuario tal vez un poco decaído, pero siempre saludando a todo el mundo y dando lo mejor de sí en los entrenamientos y partidos. Pero en la segunda semana, cuando supo que Brenda se había ido de viaje con su familia, como si nada hubiera pasado, algo cambió en él. No, todo cambió en él. Tai de por sí era un tipo algo amargado, pero ahora, parece el mismísimo demonio. Llega al vestuario con cara de puño, y cada vez que intento hablarle, me fulmina con una mirada que asustaría al mismísimo Satán. Ya no se concentra en los entrenamientos, y en los partidos mucho menos, no da pie con bola, literalmente hablando. Este no es el Tai que conocí hace unos años,