—Solo quiero el corazón de Lina —dijo sin titubeo y su mirada se perdía en el horizonte, pero para un Joon que lo conocía como nadie en el mundo, que había compartido con él innumerables momentos tanto de alegría como de dolor, era imposible engañarlo, por eso se corrigió con voz quebrada—, Lina vive dentro de ella, puedo sentirlo en cada latido. —No seas imbécil —se molestó Joon mientras sus ojos brillaban con preocupación y enojo—, Lina está muerta, la mujer que está ahí arriba es otra persona completamente diferente, que lleve su corazón no significa que tu difunta novia viva dentro de ella. La medicina no funciona así, y lo sabes perfectamente. —¿Me has llamado imbécil? —preguntó enderezándose mientras sus puños se cerraban instintivamente y su mandíbula se tensaba. —Sí —gritó Joon