¿Por qué mi vida no puede ser perfecta? Miraba a mi alrededor y encontraba una hermosa joven con múltiples valores: cariñosa, simpática, inteligente, astuta, y según las personas que me rodeaban, hermosa. Solo encontraba un defecto, me había dejado llevar por lo que mi esposo podía hacer por mí, a pesar de que consideraba que poseía un buen intelecto, no podía sobrevivir de manera independiente, cuestión que me obligaba a optar por una actitud sumisa.
Hace algunos años conocí a quien hoy en día es mi esposo, yo era solo una chica de 19 años a quien todos decían de cariño “Amandita”, cuando ese hombre, 5 años mayor se robó mi corazón. Él viene de buena familia, desde joven ha trabajado en la empresa de carnes de su padre fallecido. Tomó las riendas del negocio familiar y lo hizo crecer de forma inconmensurable, creando una gran empresa que surte las microempresas cárnicas de la ciudad. Nunca quiso que yo trabajara, de hecho, cada vez que le insinuaba que podía ayudarle en su empresa me lo negaba, decía que mi único esfuerzo debía ser verme bien y estar tranquila. Aproveché todos esos años para cultivarme, hacer ejercicio, leer, aprender a cocinar, pintar, escribir, entre otras. Hoy en día tengo 25 años, la mayoría de chicas que me conocen envidian mi vida, dicen que me gané el cielo con Luciano, pues todas anhelan tener una persona millonaria que las “tenga como reinas”. Lo malo de tener tanto tiempo libre es que permite mucho pensar y analizar las diferentes actitudes de las personas que nos rodean. Los primeros años estaba segura de que era una persona transparente, pero luego empecé a sospechar, me daba miedo pensar que me había equivocado al elegir la persona con la que quería pasar el resto de mi vida. Es realmente agobiante tener tantas dudas, miedos e inseguridades. Al principio Luciano llegaba de trabajar siempre a las seis de la tarde, solía traerme algún detalle: rosas, chocolates, joyas o decoraciones para la casa. Los fines de semana nos íbamos de paseo, le gusta mucho ir al mar, igual que a mí. En caso de no querer ir lejos visitábamos a nuestras familias, quienes siempre admiraban nuestra perfecta relación. Con el tiempo sus atenciones empezaron a disminuir, algunas personas a quienes les contaba, en especial mi mejor amiga, María, decían que era normal, que al principio todo era color de rosas, pero que después la monotonía se apodera de la relación. Luciano era una persona sexualmente muy activa, de hecho teníamos intimidad todos los días, me decía que le encantaba sentir mi amor. Hoy en día estamos juntos una vez al mes, dice que se siente cansado por el trabajo, que tiene problemas, descuadres de dinero y que su cabeza se mantiene en otro lado. También llega tarde trabajar, de ocho a diez de la noche es su nuevo horario; en vez de estar conmigo el sábado o domingo, ya que son sus días de descanso, prefiere irse de pesca con amigos, a donde su madre o simplemente desaparecer.
Esos cambios de actitudes realmente no son normales, mucho menos creo en todas las excusas que siempre inventa, por eso decidí que había llegado la hora de saber realmente qué estaba pasando. Para mí era evidente que tenía una amante, me daba miedo pensar que podía cambiarme y que en cualquier momento podía perder toda la estabilidad que tenía a su lado. Pero, ¿qué podía hacer? Algunos días le preparaba algo especial, ponía velas sobre la mesa y una rica botella de vino, a pesar de que se alegraba no se veía como antes, situación que me tenía cansada. Solía ver algunas novelas en las noches cuando hacía frío, casi siempre las protagonistas investigaban y llegaban al fondo de los misterios que les agobiaba. Las amigas suelen ser parte principal de este tipo de procesos, pues te ayudan a darte cuenta de varias cosas sin que tu rostro aparezca de forma directa frente al caso. Por eso pensé que podía hacer lo mismo, y en este caso, involucrar a María, quien siempre estaba para mí, en los momentos más difíciles nunca me abandonó y, adicional a eso, decía quererme mucho. Ella era de escasos recursos y estaba buscando trabajo hace mucho tiempo, mi esposo siempre me decía que en su empresa no tenía más vacantes, a pesar de que era un emporio gigante todo ya estaba bien organizado. Pensé que tal vez la única forma que tenía de ver qué era lo que estaba haciendo y por qué sentía en mi corazón esa duda que me hacía desconfiar era buscar a fondo la causa de mi incertidumbre. De ese modo me decidí, tenía que infiltrar a mi amiga en la empresa de mi esposo, ella sería mis ojos y mis oídos allí, solo tenía que convencer a mi esposo de darle trabajo, así ella tendría un beneficio y yo también.
Cuando Luciano llegó de trabajar lo estaba esperando con un vestido hermoso, con una deliciosa cena y más cariñosa de lo normal, necesitaba que aunque fuera por solo un instante recordara por qué se enamoró de mí.
—Has de tener hambre, mi amor. Preparé tu cena favorita, pasta con pollo, pan de ajo y vino —dije mientras acomodaba los platos.
—Me encanta cuando me recibes así —contestó— ¿Ya te dije que estás hermosa? Creo que no es necesario, es algo tan obvio que todos lo saben.
—Me halagas, como siempre y prefiero que me lo digas, a veces pareciera que se te olvida.
— ¿Cómo crees? Tengo la mujer más hermosa del mundo a mi lado, Dios me premió contigo. Todo lo que quieras, sólo pídelo, tus deseos son órdenes para mí, si trabajo tan arduamente es para que seas feliz.
—Aprovecho que me dices eso para pedirte un favor, ¿recuerdas a mi amiga María? Ella está en una situación difícil ahora, me gustaría que le dieras trabajo en tu empresa, ella puede ser tu mano derecha, a veces me dices que tu secretaria no es suficiente cuando debes distribuir tus productos, dale una oportunidad. ¿Qué dices?
—Eso es algo que no me esperaba, querida, pero lo intentaré, dile que se pase mañana por mi oficina, allí le diré de qué forma me puede ayudar.
—Gracias mi amor, sabía que podía contar contigo.
Terminamos de cenar y se fue directo a la cama, dijo que le dolían los pies, pues estuvo todo el día revisando que todo funcionara bien en el lugar donde empacaban las carnes. Mi plan estaba saliendo a la perfección, esa misma noche llamé a mi amiga para decirle que había logrado conseguirle trabajo en la empresa de mi esposo, su reacción fue tan eufórica que me sorprendió, ella realmente tenía ganas de trabajar. Adicional a eso, una parte del dinero que mi esposo me daba mensualmente pensaba dárselo a ella para que se motivara e hiciera mejor su trabajo de espía. Le dejé claro que debía estar pendiente de todas las relaciones que él mantenía en el lugar, quería saber con quién hablaba frecuentemente, cuáles eran las reuniones por las que a veces llegaba tarde a casa y, claramente, si había otra mujer ocupando un lugar en su vida.
Al siguiente día María llegó a la empresa de Luciano muy puntual, vestía una falda negra que le llegaba un poco más arriba de las rodillas, una camisa blanca con un escote muy sutil, medias veladas, tacones negros, un bolso de mano y un blazer corto, realmente se veía hermosa, tanto así que los comentarios de Luciano no se hicieron esperar:
—Buenas tardes, perdón, quise decir buenos días, disculpa mi confusión, tu belleza realmente me ha dejado desconcertado —dijo Luciano.
—Me hágala que lo digas, jefe. ¿Puedo llamarte así? —preguntó María.
—Prácticamente acabas de auto contratarte, pero quién soy yo para decir lo contrario, esos lindos ojos color sol me acaban de convencer de que eres lo que mi empresa necesita. Un rostro angelical le vendría muy bien a la compañía, no sé por qué no lo había pensado antes. ¿Por qué no te había visto María?
—No lo sé, jefe. He estado en muchas ocasiones en tu casa, pues bien sabes que soy amiga de tu esposa desde hace mucho tiempo, tal vez era invisible ante tus ojos por ese motivo.
— ¡Es imposible que pases desapercibida! Tal vez la presencia de mi esposa me nublaba la vista, sabes que la respeto y mucho más cuando estoy en casa. Vas a ayudarme en cuestiones administrativas, vas a tener un escritorio justo afuera de mi oficina, estarás pendiente de los envíos y de los pedidos que algunos clientes vienen a hacer presencialmente aquí, solo tú tendrás contacto conmigo, no quiero que nadie entre a mi oficina sin antes consultarme. Mi secretaria anterior tendrá otro puesto, yo mismo se lo notificaré. Debes saber diferenciar entre clientes y socios, todos los que pertenecen a esta empresa o tiene derechos sobre ella portan una manilla roja, si ves que alguna persona la tiene puesta debes inferir que puede ingresar a mi oficina sin necesidad de consultarlo, de lo contrario usarás este teléfono para informarme primero. ¿Está claro todo?
—Sí jefe, todo está claro, estoy ansiosa por iniciar.
Gracias a mi estrategia María estaba enterándose de todos los negocios de mi esposo, ya sabía exactamente cuáles eran sus clientes principales, más o menos la cantidad de productos que despachaba y sus principales socios. Sin embargo, no estaba segura hasta qué punto ella sería sincera conmigo, al lado de Luciano tenía muchos beneficios, supongo que lo notó desde el primer momento, pues la alusión a su belleza dejaba mucho que decir. María no dudo en contarme todo lo que pasó, incluso habló sobre los comentarios de mi esposo, eso me dejó extrañada, aunque me alegraba saber que mi amiga confiaba en mí hasta tal punto, o al menos eso pensaba.
No podía quejarme del dinero, a pesar de no sentirme una mujer completamente feliz, siempre tenía todo lo que quería, desde joyas hasta autos. Compré un collar que tenía una cámara injerta en el dije para estar segura de que María me decía la verdad, para asegurarme de que se lo pusiera me encargue de que fuera realizado en oro, como mi amiga nunca usaba este tipo de lujos eso haría que no se lo quisiera quitar. Estaba dispuesta a aguantar lo que fuera en silencio hasta terminar mi misión, quería descubrir todos los secretos de Luciano. María llegó a mi casa a las cinco y media de la tarde, me dijo que Luciano siempre salía más tarde porque tenía reuniones con algunos socios. Empezó a contarme todo lo que vio en aquel lugar, mencionó que mi esposo tenía una socia muy apuesta, parecía ser muy importante porque todos eran muy amables con ella, como si albergara mucho poder. Me contó muchas cosas pero desviaba su propio caso, solo dijo que Luciano fue muy amable.
—María, en serio agradezco lo que haces, por eso te tengo un obsequio, sé que te encantará —dijo Amanda mientras le entregaba una caja pequeña y fina.
—Es realmente hermoso amiga, ni siquiera cuando cumplí 15 años tuve algo tan precioso, te lo agradezco —contestó María mientras sacaba el collar de la caja y se lo ponía.
—Apuesto que cuando todos te vean en la oficina van a notar que te ves mucho más bella y no sabrán la razón exacta, aprovéchalo y descansa.
Realmente le quedaba bien, María era una mujer alta y muy delgada, su piel era morena y su cabello n***o parecía ser de seda. El collar estaba justo donde quería, en el cuello de una ingenua mujer.