CAPITULO 24. MÓNICA MORETTI. ¿ES TU NOVIO? No sé cómo logré mover una pierna y luego la otra; las sentía tan blandas como gelatinas y temía caer de bruces en el suelo al dar un paso. —Está bien, Marcos, acepto que me lleves a casa —le confirmé, sin ponerme difícil. —Buena chica —dijo sonriendo y guiñándome un ojo. Con todas mis fuerzas, llegué hasta su auto. Él, como el caballero que es, abrió la puerta y subí. Luego, él también se acomodó y puso el auto en marcha. Me pregunto cómo supo que trabajo en la cafetería. —¿Cómo has estado, Mónica? —pregunta Marcos antes de que yo pueda decir algo. —¡Muy bien, gracias! ¿Y tú? —respondo mientras lo miro. Él mantiene su mirada fija en la carretera. —Me alegra mucho saberlo —dice con un toque de emoción—. ¡¿Te gustó el detalle?! —pregu