MI CORAZÓN TE PERTENECE
PRÓLOGO
Tengo un severo problema que nunca me imaginé que me pasaría.
Aparece una loca, diciendo que tiene un hijo y, que ese niño es mío, algo que dudo mucho, porque siempre, fui precavido y cuidadoso al protegerme. Cada encuentro s****l, usaba preservativo, para evitar justamente lo que me está pasando ahora. Además, no la recuerdo.
Necesito solucionarlo.
Tengo que probar que no lo es, si quiere sacarme dinero metiéndome por los ojos a ese niño, está muy equívoca.
Ni un solo centavo le voy a dar, quizás busca fama a través de mí, sabe que soy un hombre reconocido, también podría querer dañar mi carrera, sea lo que sea, lo voy a descubrir. Me voy a asegurar que sea verdad, tendré las pruebas en mis manos y, las voy a refundir en la cárcel por tratar de dañar mi imagen.
Tengo que hablar con ella.
Quiero evitar un malentendido entre nosotros, hace poco le confesé lo que siento por ella, necesito que confíe en mí, ya que en mi vida pasada era un don Juan.
Pero, ¿qué podía hacer?
Tenías necesidades que cubrir, no sabía que algún día o por lo menos no tan pronto caería en la red de una mujer y caí con “Mi gatita”.
Que me ha resultado difícil, pero me gusta su personalidad, su carácter, de no quedarse callada, me gusta hacerla enojar, sé cómo quitarle el enojo.
¿Quién diría que esa noche que nos conocimos pasaríamos a algo más?
Bailamos hasta cansarnos. Luego de unos cuantos tragos y, miradas, coqueteo. Lo bueno vino después dentro de mi habitación. — Al imaginarlo, se me eriza la piel.
Lo mejor que pudo haber hecho mi amigo, fue irse con su novia. —Pensé mientras esbozaba una sonrisa en mi rostro.
Llevar a su amiga a su casa —ja, claro que lo hice, después de que pasamos una gran noche. Menciono para mí mismo. — Eso él no lo sabe. Concluí.
Nunca llevé ligué a mi apartamento, tal vez estaba esperando a la indicada y esa es Mónica. Mi fiera gatita, todo fue nuevo para mí desde que sentí la conexión; fue diferente
Y con ella no hubo duda en ningún momento.
Solo bastó tocarla, sentirla entre mis brazos, probarla una vez para querer más de ella, así fue. Le hice el amor todo el resto de la noche hasta que quedamos exhaustos.
A partir de ese momento no la dejo de pensarla y menos de verla. Es mi adicción, es cuidarla, apreciarla, la amo tanto que sin ella no sé qué sería de mí.
Suelto un suspiro, por primera vez teniendo lo que pueda pasar. Con el teléfono en la mano marqué los números, el sonido del timbre me indica el repique. Mis nervios comienzan a fluir, el ritmo de mi corazón me indica la arritmia cardiaca. — joder, dije al darme cuenta de cómo estoy.
—Hola, preciosa, dije después de soltar el aire que tenía retenido en mis pulmones, ocultando mi voz de preocupación. —Podemos vernos en casa - le pregunté.
Si quiero cuidar y proteger nuestra relación que apenas comienza, debo ser sincero, solo espero que Mónica pueda entender la situación. Si el niño resulta ser mío, aunque lo dudo, nada va a cambiar entre los dos, que me haré responsable de él.
—Hola, precioso —respondió ella con voz dulce. —¡Si allá estaré a las seis! ¿Todo está bien, Marcos?—pregunta y siento que lo intuye.
— Es un tema delicado - le hago saber. —No te lo puedo decir por teléfono.
Ella no dice nada, por un segundo que me pareció una eternidad.
— Está bien, dijo finalmente —, nos vemos más tarde.
— Gracias, hermosa, te quiero.
—Y yo a ti. Expreso de cortar la llamada.
Marcos pasó el resto de la tarde preocupado, sin poder concentrarse bien en el trabajo, pensar cómo abordar el tema, también su reacción. Lo que a él más le preocupaba es perderla.
— Eso no, lucharé hasta el final. Expresó al levantarse de la silla, dirigiéndose a la ventana de cristal.
HORAS MÁS TARDES…
No pude quedarme un minuto más en la oficina, tuve que salir de ahí. El encierro me asfixia, ahora estoy aquí más ansioso mirando la hora de que ella entre por esa puerta.
Me dirijo a la cocina, buscando distracción. Saqué el pan, jamón y queso, tomate y lechuga, procedo y armo hasta tener el sandwich listo, coloco los platos y copas para una sencilla cena.
— Ya estoy aquí ansiosa por saber qué es tan importante que no podías decir por teléfono
casi el corazón casi se me paraliza al escucharla.