LLEGO EL GRAN DIA

1049 Words
CAPÍTULO 4. MARCOS VACILLE. LLEGO EL GRAN DIA. Deje a Evelyn en la habitación, la verdad es que siento pena por ella, no debió ilusionarse conmigo, no pensé que su interés por mí lo estuviera desde hace tiempo atrás, nunca lo noté en todo este tiempo que contamos en algunas clases. No soy un hombre cruel que me gusta tratar mal a las mujeres, soy sincero con ellas, me dan lo que quiero y ella obtiene lo que quieren de mí, no las obligo, no soy una basura de hombre. Ella llegó a mí pidiendo ayuda con la tesis a cambio de pasar un rato con ella y, aunque al principio me negué, ella insistió y me dejó llevar por el placer. Manejo por las calles de Roma la tarde que está cayendo dando paso a la noche, me apresuró a llegar a mi casa. Salgo del coche a pasos apresurados, debo cambiarme, miré la hora son las siete una hora es suficiente llegó a mi habitación con movimiento rápido despojo mi cuerpo debía ropa, tomo un baño ligero salgo envuelto con la bata de palo me dirijo al armario busco que ponerme, elijo un pantalón de vestir n***o, elijo una camisa color azul celeste manga larga, procedo a vestirme, me paro frente al espejo ajustando mi cinturón, me soy el último vistazo y digo — perfecto. Rocío perfume en tomo mi cuerpo, me gusta oler bien. Busco mi teléfono y llaves, salgo de la habitación buscando la salida de casa. Le envié, un mensaje a mi mamá anunciando mi salida y que llegaré a media noche. Que no se preocupe por mí, culmino el mensaje con un te amo. Llegó al club y la música retumba el lugar, las luces parpadean cambiando de un color a otro. En la pista hay un pequeño grupo bailando, otro en las mesas con parejas sonriendo y otros llevando su copa a la boca. Terminó de adentrarme, paso a un lado de la barra, visualizo chicas preciosas moviéndose entre la silla, doy un recorrido con la vista buscándole, una mano me hace señas y me dirijo a él. —Hombre, digo, he estrechado la mano en forma de saludo— lleva rato aquí. Preguntó alzando la voz. —No, menos de cinco minutos. Tomo asiento. —¿Qué te parece el lugar? Desde ya me agrada. Dije. — A mí también, tomo asiento a su lado. Ordenamos una botella de vino y nos relajamos en la mesa, nos entablamos para conversar de todo y nada a la vez. Me encuentro distraído mirando las piernas de una hermosa mujer y recibí un fuerte golpe que me saca un gruñido producto del dolor. —Ey, ¿te volviste loco? Expresé con molestia. — Me la debía, recuerda el golpe que diste, te dije que me la cobraría. Dijo riendo el muy maldito: —Nada de ligues, por lo menos no mientras yo esté. —Si ya lo sé, dije fastidiado.— la verdad no te gustaría pasar una noche con una de ellas, le pregunté mientras movía mis manos dirigiéndose al lugar. —No, dijo con determinación—, es que no siento interés por alguna, tal vez solo espero que llegue la indicada y sienta la señal que es ella. — Qué complicado resultaste. Le hice saber lo que pienso de él. —Al contrario, así estoy bien, te lo aseguro. —Tú eres el que debe controlarte, te puedes meter en problemas con alguna de ellas, se puede estacionar contigo o, mejor dicho, contraer una enfermedad. Llevo mi copa a la boca mientras lo escucho hablar. —Soy precavido, Emiliano, a ella le hablo con sinceridad, es solo placer, nada más. No hay amor, cada una de ellas lo saben, me buscan y yo no las busco a ella. —No sé cómo le hace para acostarte con tantas cosas sin sentir nada por ellas. —Como que no siento, claro que sí siento, son bellas, atractivas, sexy, provocativas. Ella causa ese efecto en mí y entrepierna. —Si tú lo dices, dijo no muy convencido de lo que acabo de decir. — Va a llegar una que te atrapé y no la quieras soltar, dice alzando la copa para brindar. —Salud. —Cuando eso, pase, pasarán décadas. Lo digo riendo a carcajadas. «No pienso enamorarme todavía», eso lo pienso. Brindo con mi amigo y hago sonar la copa. Así pasaron las horas tomando, más relajado y tranquilo. De rato disfrutábamos del silencio entre nosotros, pero no de la música a fondo. Y otro conversó de lo que nos espera en la tesis y le terminó comentando lo que me pasó con Evelin. — Pienso que con los sentimientos de por medio de ella hacia mí, no debo tener más encuentros íntimos con ella, es como alimentar algo que no va a pasar. — Estoy de acuerdo contigo, es mejor que no pase más de ahí, que solo sean compañeros de clases, nada más. — Es justo lo que pienso hacer. Tomo el resto del vino que quedaba en mi copa. UN MES DESPUÉS... Llegó el día que tanto hemos esperado, me encuentro junto a mis compañeros en el auditorio donde se realizará el acto donde nos otorgan el título como nuevos profesionales, una mezcla de sentimientos me embarga, orgulloso me siento de estar aquí, nervioso y ansioso porque se va a presenciar, satisfecho por contar con el apoyo de mis padres que siempre están presente conmigo. Busco con la mirada, dentro del espacio a mi amigo, mi compañero Emiliano, y no doy con él. Siento una mano en mi hombro y es el que estaba buscando hace rato. — ¿Se te perdió a alguien? —pregunta sonriendo. — Justamente te estaba buscando con la mirada. Lo veo con su traje de toga y birrete. — Al fin llegó el día. Expresó con orgullo. —Sí, al fin. Segundo, él suelta un suspiro, al parecer está igual que yo. Anuncian que tomemos asiento para dar inicio al acto, nos dirigimos a nuestro puesto correspondiente, estamos divididos por grupo, el de administración, por un lado, derechos en otros y así sucesivamente. Emiliano y yo tomamos una vía diferente, pero vamos a compartir con cada uno de ellos que reciben su reconocimiento.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD