Este pueblo está resultando ser más divertido de lo que esperaba, y con mujeres más hermosas.
- ¿Esa cara de satisfacción? - me pregunta Guille, mi amigo en todas mis locuras.
- Pensaba que para ser el primer día en este pueblo la he pasado muy bien.
- Yo también; te vi bailando con las hermanitas Meser.
- Son distintas, pero amables, sociables y agradables.
- Vamos que te conozco, ¿quién de las dos te gustó?
- Es difícil decirlo - reímos - Liah es muy linda, con esos ojos azules, piel blanca como la nieve, cabello largo ondulado y pelirrojo. Es amable, se puede tener una conversación agradable y con sentido, tiene un sarcasmo muy sutil.
- Pero …
- Pero es muy seria, callada, es como si en un momento la pudieras ver y en el otro se te esconde. Es muy manipulable, por lo que vi.
- ¿Cómo son las mujeres que te gustan?
- Si, pero con pasión y Liah no la tiene, pude notar que va con la corriente, no parece una mujer que luché por lo que quiere, sino que hacen lo que los demás dicen. Mi abuelo dice que es la mujer perfecta que todos los hombres quieren de este pueblo, pero ella los espanta por ser muy poco comunicativa.
- Te vi muy compenetrado con ella en la fiesta.
- Como dije se puede tener una conversación agradable con ella, pero es muy cerrada, se sonroja por nada, eso es lindo y se ve que no le gusta la multitud.
- Eso no está mal, además es una muchacha de este pueblo ¿Que esperabas?
- Su hermana es muy distinta.
- Eso sí, se nota a distancia, se ve que sabe mantener a un hombre entretenido.
- Según supe y constaté; ha viajado a varios países, sabe cómo es la vida afuera de este pueblo. Se ve que tiene carácter y es un poco malcriada, le gustan las cosas como ella dice sin reclamos.
- Le gusta pelear, algo que también te gusta.
- No me aburriría con ella.
- En pocas palabras te gusta la pelirroja, pero te cautivo la pelinegra.
- Las dos me gustan, ya veremos en el transcurso de los días quién gana esté corazón.
Niega y me empuja, no es que sea un mujeriego, porque no me gusta estar de mujer en mujer, creo que se deben hacer respetar, pero si se atraviesa una dispuesta y con buenos atributos no lo voy a despreciar.
- Estos niños - escuchamos a mi abuelo - ¿De qué hablan? ¿Se divirtieron en la fiesta?
- Si abuelo, fue muy divertido
- Si señor Nelio, algo nuevo; la gente de aquí no es tan aburrida, aunque si es un poco atrasada.
- Un poco bastante - me burlo.
- Las personas en esté pueblo tienen una manera de pensar muy diferente, así que les aconsejo por su bien mantenerse lejos de las damas a menos que vayan con buenas intenciones porque si deshonran a una, o aparentan algo que no es, terminan casados o muertos. - Guille se sorprende.
- Es verdad - le reafirmó - esto no es la ciudad o los demás países de Europa que las mujeres son liberales, aquí son muy conservadores. Las mujeres son reservadas, tímidas e inocentes, pero si te metes con una de ellas con malas intenciones, dañas su reputación estás en graves problemas.
- Así que, para los dos, mantengan su distancia, porque no van a dañar mi nombre por no saber mantener su bragueta cerrada. - nos pega en la cabeza.
Guille me mira esperando que le diga que es mentira lo que dijo el abuelo, pero no; es verdad. En este pueblo, las damas son tan puras e inocentes, son tan niñas que cualquier estupidez que le digas se la creen y terminan envueltas por un canalla y si no te escapas a tiempo terminas fusilado o casado.
- Esté pueblo es extraño, y yo había puesto mis ojos en unas cuantas.
- No lo intentes, porque viniste conmigo y mi familia saldrá perjudicada, eso no está permitido. Te metes en problemas y te la verás conmigo y con Leandro.
- Con tu hermano es mejor mantener la distancia, él es buena gente, pero por las malas es él mismo diablo.
- Ya dejemos el tema y mejor concentrémonos en los negocios.
- Pensé que estábamos de vacaciones. - dice malhumorado.
- Lo estamos, pero no significa que los negocios se detengan y necesitamos estar pendiente.
- Mañana Demetry porque hoy acabamos de llegar de una fiesta, estoy con un par de tragos y cansado. ¡Buenas noches! - se despide de nosotros.
- Este viejo también se despide, Demetry hablamos mañana sobre los asuntos de la hacienda y la empresa.
- Si abuelo, descansa.
- ¿Has hablado con tu hermano?
- Hoy no, debe estar ocupado con el lanzamiento del nuevo proyecto.
- Bueno, ya hablaré con ese niño.
Se retira y me deja con mi tía, me mira extraño.
- ¿Por qué me miras así tía?
- Te vi muy entretenido con Liah, es una niña muy bonita, elegante, educada y estudiada.
- ¿Estudiada? Creí que en este pueblo eso era un delito para las mujeres.
- No exageres; no es un delito - se sienta en el mueble y me lleva agarrado de la mano como cuando era un niño para sentarme con ella- simplemente no están acostumbrados a que las mujeres hagan lo mismo que los caballeros.
- Eso es absurdo tía, en pleno siglo XXI, las mujeres pueden hacer lo mismo que nosotros, incluso algunas son mejores en ciertas áreas y viceversa.
- Eso no lo intentes cambiar aquí, si pusieron el grito en el cielo cuando escucharon lo de internet y aún tienen restricciones y de eso han pasado años.
- Me parece absurdo, la familia Meser se ve muy tradicional ¿cómo es que dejaron que una de sus hijas estudie y la otra viajara?
- Porque alguien debe mantener los negocios de la familia y como Lois no pudo tener varones su hija mayor le toca.
- ¿Es decir que forma parte de la empresa?
- Lo apoya, interviene en ciertas decisiones, pero Lois aun no le da libertad en la empresa por el hecho de ser mujer.
- Que pena, si estudio quiere decir que es una chica inteligente.
- Más que inteligente. Liah el combo completo, más de un caballero ha estado detrás de ella, sin embargo, no tuvieron suerte; capaza tu si la tengas.
- Acabo de llegar y ya me buscas novia tía.
- Estas en la edad de casarte, ya no eres un niño; tienes veintinueve años y aunque Liah ya esta mayor para contraer matrimonio, es una niña que vale oro.
- ¿Pasada de edad? Pero sino creo que pase de las treinta, tía.
- Por supuesto que no, apenas tiene veinticinco, pero en este pueblo ya es tarde - que estupidez.
- Estas costumbres de ustedes son raras, no me malinterpretes algunas de ellas me gustan; pero otras son obsoletas.
- Tal vez, pero así son en este pueblo que le vamos a hacer. - me mira con picardía – no me has dicho ¿qué te pareció Liah? – empezó la casamentera.
- Es linda, agradable, ahora se que es más inteligente de lo que se ve, también es seria – recuerdo como hacia lo que decía su padre o su madre durante la fiesta – se ve que es obediente, hace caso. – se ríe.
- Creció en casa con tutores personales, las actividades extracurriculares las hizo en el convento, en el hospital o actividades de la comunidad.
- ¿Nunca ha salido de las fronteras de este pueblo?
- Si, varias veces, pero siempre acompañada por su tía y su amiga Emma; pero no más allá de la capital. No tuvo la suerte que tuvo Kira. – se nota en su manera de hablar y ver la vida.
- El señor Meser dejo viajar a varios países a Kira siendo la menor ¿Por qué a Liah no?
- Kira siempre ha sido más voluntariosa, altanera y algo arrogante; era de esa clase de niña que con una rabieta conseguía lo que quería, y los Meser la complacían. Así que cuando tuvo la edad quise viajar con sus tíos que están la ciudad.
- Los conozco, he tratado con ellos, pero a ella nunca la había visto.
- Una vez que la enviaron de viaje a la ciudad ya su tío persuadía a Lois para que viajar con Yudia; su prima, a varios países.
- ¿Ella no estudio nada?
- Que yo sepa, no.
- ¿Su papá no la dejo?, digo por ser la tradición de aquí.
- No, Kira siempre ha tenido más libertad en comparación con Liah, para hacer a su gusto y si no quiso es porque, aunque conoció el mundo tiene la mentalidad de las chicas de este pueblo.
- ¿Qué seria?
- Conocer a un caballero decente, guapo, de buena posición para casarse y ser una ama de hogar.
- Es decir que es una chica de mundo, pero con los valores y la moral de las mujeres de ese pueblo. – El paquete completo - ¿Liah no es así?
- Son hermanas, pero son como agua y aceite. También te vi con Kira, casi toda la noche – sonríe.
- Es una niña muy simpática y graciosa, conoce varios países, tiene tema de conversiones muy diversas.
- Estas impresionado. – ya quiere aparentar.
- Estoy llegando tía, aun no me puedo hacer un juicio de ellas; eso es todo. Mejor descansemos y veremos que sucede. – le doy un eso en la frente y me retiro a mi habitación.
Al rato reviso mi celular y veo llamadas perdidas de Nio; seguro Leandro los debe estar volviendo loco, pero no pienso amargarme la vida mucho menos ahora que tengo que pensar en las hermanitas Meser. Liah y Kira, si que son diferentes para compartir la misma sangre.
-*-
Me despierto con el sonido de las campanas de la iglesia, no las escuchaba desde que era un niño; decido levantarme y poner en marcha los asuntos de la empresa.
- Hola Demetry ¿cómo te va en el pueblo fantasma? – se burla Aaron.
- Aunque no me lo creas muy bien, es entretenido y de bellas damas.
- ¿Ya viste a la futura señora Koller?
- Tengo candidatas, pero no tengo planes de casarme por ahora ¿por allá como está la situación?
- De la misma manera que la dejaste.
- ¿Leandro sigue sin escoger una agencia de publicidad?
- Quien sabe que pasa por la mente de tu hermano, sabes que su genio es muy volátil. Tal vez llegue diciendo que ya encontró alguien que lo haga o gritando que todos carecen de imaginación y son mediocres.
- Sonaría mucho a él.
- Él abuelo Nelio ¿Cómo esta?
- Muy bien, pregunto por ti. Espera verte a fin de mes con Leandro en este pueblo fantasma.
- ¿Yo ir para allá? No, claro que no. Es más, la idea es que ustedes regresen con el abuelo.
- Seremos más convenciéndolo, aunque alguien me dijo que llevárselo de aquí seria una comodidad para nosotros más para él seria una tortura porque su vida está aquí.
- Vaya, vaya; usamos el tono melodioso. Creo que una dama te tiene cautivado.
- Dos para ser exactos, pero nada del otro mundo. Más bien dime para que Nio me llamaba tengo demasiadas llamadas perdidas.
- Seguro para convencer a Leandro de que escoge una publicidad de una vez, pero no lo sé; sabes como es el de controlador. Además, que ya el escogió dos empresas de publicidad, no me parecen malas, pero creo que pueden dar más.
- Se te esta pegando la exigencia de mi hermanito.
- La verdad, no es que se me este pegando; le doy la razón porque la tiene. Estos trabajos son buenos, pero carecen de imaginación, creatividad y emoción, son aburridos y si no lo digo es porque estamos contra el reloj.
- Yo no los he visto, esta vez es él quien esta encargado yo me ocupe de la campaña pasada. Ahora que me acuerdo podríamos llamar a esa agencia sus diseños eran muy buenos, aunque no trabajamos dos veces con la misma.
- Ya a Leandro se le ocurrió, pero nos dijeron que no.
- ¿Eso es posible? ¿alguien nos puede decir que no?
- No somos dioses y la dueña fue clara, no va trabajar con nosotros si no le damos prioridad y además la presentación seria online.
- Algo que odia Leandro, me imagino que dijo que no.
- Le deje el teléfono para que la llame; pero no creo que lo haya hecho – veo el abuelo llegar de la calle.
- Te dejo, que tengo cosas que hacer, en el trascurso del día te mando el contrato de Holanda que me llego anoche para que lo revises, así como los ingresos.
- Perfecto, de vacaciones, pero trabajando eso me agrada.
- Cuando me has visto que sea un irresponsable.
- Te fuiste sin avisar y dijiste que eran vacaciones.
- Vacaciones de la empresa, Leandro y ustedes, pero no de los negocios.
- Idiota – reímos.
- Nos vemos. – cuelgo y recibo al abuelo – buen día abuelo, pensé que aun dormías.
- No. La cama me molesta despues de las cinco de la mañana, estaba en los campos revisando la cosecha y luego cuando llegue fui a ver el jardín para ver mis cosechas de uva.
- ¿Fuiste hasta la hacienda? Pero son casi dos horas de camino abuelo y recuerda tu presión.
- No exageres muchacho son como media hora de camino, y si no los superviso ¿quién lo hará? También fui a ver a don Juan, se sorprendió cuando le dije que Leandro viene a fin de mes; dice que hasta que no lo vea aquí no me cree.
- Yo también lo creeré cuando este aquí, ya lo conoces. Y a Don Juan lo visitare al rato, hace tiempo que no lo veo, cuando fue a la capital yo estaba de viaje, pero Leandro me dio los pormenores.
- Se alegro cuando le dije que estabas aquí.
- Ahora que estoy ¿Qué te parece si te ayudo en la hacienda? – me mira sonriendo.
- Me gusta esa idea, pero debes levantarte más temprano.
- Me levanto temprano abuelo, solo que me quede en la habitación revisando algunos contratos y finanzas.
- Pensé que venias de vacaciones – otro más.
- Que yo este de vacaciones no significa que los demás lo estén; tenemos un lanzamiento en puerta y Leandro está enfocado en eso así que debo encargarme de lo demás.
- Hablando de tu hermano ¿Cómo esta ese toro rabioso?
- Rabioso – reímos – ese no cambia.
- ¿Ya tienen novia, candidata o alguien con quien quiera establecerse? Ya es hora de que se case.
- Abuelo somos jóvenes; se lo que piensan en este pueblo, pero la ciudad es diferente antes de casarse conviven, pasean, se van de viaje, pasan años antes de que uno se case y no tienen chaperones o necesitan permiso de sus padres para cortejar a una joven.
- Si yo se que este siglo a cambiado, que ahora viven en pecado antes del matrimonio, y no me voy a meter en la manera que llevan sus vidas, pero no le conozco ni una joven. ¿Le gusta las chicas? – esa pregunta me hizo toser despues de derramar el café. - ¿estas bien?
- Si, abuelo. Solo que esa pregunta me desconcertó, por supuesto que le gustan las chicas, no hay duda de eso, créeme; tengo una gran lista que te lo puede garantizar.
- No me hables de la vida promiscua de tu hermano, con ese genio no se como le va tan bien con las mujeres y aun así no se enseria.
- No ha llegado la correcta o tal vez sí, pero la perdió y no la consigue.
- ¿A ver cómo es eso?
- El te lo explicara cuando venga, ahora termínate el desayuno – vemos a mi tía llegar. Extrañaba esto de estar en familia, cariño de hogar.
A veces es solitario y aburrido vivir solo, encargarte de todo tu solo y el silencio aturde; lo odio. No se cómo Leandro le encanta.
- Listo para el almuerzo, recuerden que vienen los Meser, así que Demetry espero que contemos contigo – me comenta mi tía.
- Claro que va a estar, vienen por él no por nosotros – comenta con gracia el abuelo.
- No dígase esas cosas abuelo y por supuesto que si tia aquí estaré. Ahora si me permiten voy a dar una vuelta en el pueblo, cuando Guille se despierte le dicen que sali a dar una vuelta.
- Tu amigo despertó hace rato, se fue conmigo a la hacienda y le gusto tanto que dijo que se quedaba y venia más tarde con Mateo – ¿mateo? A ya el capataz de la hacienda.
- Está bien, no te olvides de tomarte tus medicamentos abuelo.
En minutos estoy caminando las calles del pueblo mientras las personas me saludan como si nos conociéramos de toda la vida, extrañaba esto, en la ciudad ni los buenos días te dan en el elevador. Las mujeres también saludan, pero con timidez y vergüenza, se ven tiernas y delicadas. Cuando doblo en la esquina me tropiezo con una joven, es muy linda; no recuerdo a verla visto anoche.
- ¡Por Dios, que desastre! Me van a matar.
- Hola – ni me ve, solo esta pendiente de recoger los papeles que están en la calle – tranquila solo son papeles.
- Para usted de seguro, para mi es el motivo de porque mi jefa me cortara la cabeza.
- Le decimos que fue mi culpa.
- ¡No! – le entrego los últimos papeles – yo me encargo, la próxima solo fíjese por dónde camina.
- ¿Yo? – me mira y se queda muda - ¿qué sucedió? ¿tu jefe apareció?
- Es un Koller, lo siento. Yo…hable sin…- empieza a tartamudear – debo irme, adiós.
Se va sin decirme su nombre, nada. Que niña más extraña. Camino por la plaza, recordando cuando Leandro y yo jugábamos con los demás chicos del pueblo, aunque el se juntaba con los más grandes obviamente siempre fue más osado, pero me llevaba a sus aventuras. Como cuando se le ocurrió interrumpir la misa del padre Lázaro con el sonido de las campanas por casi media hora aturdiendo a todo el pueblo; porque era muy aburridas y quería irse. Terminamos siendo monaguillos por un mes, y nos teníamos que levantar a misa de seis de la mañana, era una tortura.
Llego a mi destino, la casa no ha cambiado en nada.
- Buenas tardes – me abre una joven.
- Buenas tardes, ¿está el señor Don Juan Vélez?
- ¿De parte de quién?
- De Demetry Koller.
- Por supuesto, pase adelante – me acompaña hasta el recibidor – tome asiento ya le aviso que está aquí.
Va a buscar a Don Juan mientras admiro su casa, no ha cambiado nada, es tal como la recuerdo, incluso los muebles, los libros, el olor.
- ¡Muchacho! – lo escucho al salir de una de sus habitaciones con los brazos abiertos – que gusto tenerte de nuevo por aquí – nos abrazamos con mucho cariño, el es como un padre para nosotros despues del abuelo.
- Don Juan, que placer verlo, veo que se conserva.
- Estoy viejo, pero gracias por eso, a ver siéntate – llama a la joven y nos pide un café – cuéntame ¿Qué te trae por aquí? No podía creer cuando Nelio me dijo que estabas aquí.
- Ya ve, para mí también fue una sorpresa. Esperábamos venir a fin de mes, pero mi tía llamo diciendo que el abuelo se sentía mal así que adelante el viaje y me vine.
- Me alegra porque ese viejo terco no se cuida bien, ahora que estas aquí capaz se tranquiliza un poco.
- Ya me di cuenta, esta mañana se fue bien temprano a la hacienda y ni me aviso.
- Así es él, a veces se va con Lois y conmigo, pero otras veces se va solo, no se mide en sus actividades y después no puede con las piernas y la presión. ¿tu hermano?
- En la capital, esta con un lanzamiento nuevo y esta amargado.
- Pero si ese es el temperamento normal de ese muchacho, si tuviera, aunque sea una cuarta parte de tu alegría y de ver la vida, sonreiría más.
- ¿El sonríe? – nos reímos
- Me alegra mucho que estes aquí ¿Cuánto tiempo te piensas quedar?
- Por ahora el mes, ya veremos más adelante. Ayer no lo vi en la fiesta de la familia Meser.
- Si, es que mi hija no se sentía bien, no quiso ir a la fiesta y me quede aquí. Y si soy sincero pensé que era una fiesta más de Beily Meser, le encanta hacer fiestas por todo con la ayuda de tú tía; si no es porque esta mañana me enteré de que era para darle la bienvenida a la hija menor de Lois y a ti.
- En realidad, la fiesta era de ella yo solo era un invitado más.
- Bueno eres la sensación del pueblo, las chicas estarán haciendo filas por ti; pero ya conoces las reglas del pueblo.
- No se preocupe por eso, sabe que esa tradición no me molesta, es lo único bueno que aún conserva este pueblo de los siglos antiguos. La decencia, valores y la moral de las damas y la caballerosidad de los hombres.
- Cierto, que tu si apoyas ciertas “reglas” de este pueblo prehistórico; eres un caballero que vive en la ciudad, pero con mentalidad de los que viven aquí.
- Son antiguo, no soy santo, pero me gusta la idea de que la mujer debe ser únicamente de su esposo, que este en casa pendiente de atenderme y a los niños, aunque de vez en cuando se divierta, pasee, viaje sin el libertinaje que rodea las mujeres de ahora.
- No muchos en la ciudad piensan de esa manera, pero llegaste al pueblo correcto en cada esquina encontraras una mujer así.
- Hoy tendremos un almuerzo en la casa, acompáñenos.
- Por supuesto, ahí voy a estar; no me lo perdería por nada.
- Otra cosa, Don Juan, se que administra la hacienda y mientras este aquí quiero ayudar al abuelo ¿Qué posibilidad hay para que me acompañe a la hacienda y me ponga al día?
- Claro que si muchacho, yo te ayudo. Alguien debe echarle la mano a ese viejo testarudo porque Lois va varias veces ayudarlo con la cosecha, pero el también tiene su propia hacienda y se le complica.
- Me gustaría llevarme al abuelo a la capital
- ¿Crees que sea buena ideas?
- Pensaba que si, hasta que Liah me dijo que pensaba en mi comodidad y no en la de el, que aquí lo tiene todo, además de que tiene su independencia y amigos, en la ciudad se deprimiría aun cuando nos tienen a nosotros. – lo veo sonreír
- ¿Liah? – afirmo – ya conociste a la chica sabia del pueblo – sonrió – ella siempre sabe que decir en el momento justo.
- Se ve que es bastante directa en decir las cosas.
- No tanto, recuerda que no es bien visto en este pueblo que las mujeres den sus ideas con respectos asuntos importantes o familiares mucho menos de extraños.
- Algo que, si es realmente estúpido, son seres pensantes como todos.
- Esta difícil cambiar las costumbres de un pueblo a estas alturas: pero Liah es una niña muy inteligente, le gusta ayudar a todo el mundo y es una ternura.
- Lo es. Ya le quité mucho tiempo, recuerde que lo esperamos en casa para el almuerzo.
- Ahí voy a estar, debo hacer algunos tramites y papeleos sobre el trabajo, puede que llegue un poco tarde pero no te dejare mal.
- Gracias Don Juan; me dio gusto verlo.
- A mí también, has crecido y madurado bastante desde la ultima vez que te vi.
- Los años pasan don Juan y con el uno madura.
Nos despedimos y seguí conociendo el pueblo hasta llegar a casa, donde mi tía tenia un caos para el almuerzo, parece una fiesta en vez de un almuerzo.
- ¿Todo esto por un simple almuerzo tía?
- No es un simple almuerzo, ustedes no entienden de estas cosas.
- No, no lo entiendo. Invite a Don Juan almorzar con nosotros.
- Menos mal, a mi se me paso esta mañana porque no sabía que teníamos un almuerzo con los Meser; pero me agrada la idea.
- ¿Está bien tía?
- Claro si ese viejo sabio es parte de la familia, ¿invitaste también a su hija?
- No, se me paso, pero me imagino vendrá con él.
- Además, no la puede invitar sin nosotros despues piensa que la esta cortejando. – comenta mi abuelo.
- Nada de cortejo, aquí nadie esta cortejando a nadie, que quede eso claro – digo para que no anden de cupidos – y eso también abarca a las hermanas Meser, les pido mantener la prudencia. – se ven como cómplices, mi dios.
Subo a mi habitación y veo a Guille, parece que le sentó muy bien el paseo por la hacienda.
- ¿La pasases bien?
- Muy bien, don Nelio sigue siendo divertido, me puse hacer vino con el papá de tus hermanitas, ahí duramos un buen rato, recordé las veces que veníamos de vacaciones, me gusta.
- Me alegra porque mañana también vamos.
- ¿Y eso?
- Ayudare al abuelo y debo ponerme al día de los asuntos así que ya que te gusto también vas a ayudarme.
- Vengo de vacaciones y me quieres poner a trabajar, eso es abuso, eso es explotación y violación a los derechos de amistad.
- No se que es eso, pero si hablamos de abuso y explotación a esta amistad te puedo demandar y ganar.
- No tenemos que caer en esos temas del pasado – me rio – mejor ve a prepárate para la fiesta que tienes en puerta.
- Ese almuerzo parece una invitación a la casa real.
- Que no se diga que los Koller no son buenos anfitriones.
Me voy a mi habitación y me arreglo para la comida despues de mandarles los detalles a Aaron sobre los diferentes temas pendientes, escucho la puerta y es mi aviso a que los invitados han llegado.
- Bueno, aquí vamos a ver que me sale mi abuelo y mi tía.
Al bajar saludo a doña Baily, el señor Lois y a Kira.
- ¿Como están? – les digo.
- Muy bien gracias Demetry – responde la señora Baily
- Me alegra, señor Meser.
- Muchacho ¿Cómo estás?
- Muy bien, llegando de la empresa cuando me enteré de que teníamos un almuerzo y aquí estamos.
- Bienvenidos – le dice mi abuelo.
- Señorita Kira, esta muy linda el día de hoy – la saludo y es cierto, esta muy bella con un vestido rosa con un breve escote, que resalta su piel y sus ojos.
- ¿Dónde está Miriam y Liah? – pregunta mi tía.
- En la tienda, le recordamos lo del almuerzo así que espero que estén por llegar.
No sentamos a conversar un poco de todos los acontecimientos de la fiesta y algo sobre los problemas del país, donde las mujeres no opinaron en lo absoluto hasta que suena la puerta y es Don Juan, que se une a la conversación.
- No está mal la charla – escucho que me dice Kira.
- Algo aburrida para la dama, me imagino.
- Un poco, la política no es mi fuerte, y no esta bien visto comentar sobre temas de hombres.
- Algo absurdo porque viven en el país ¿no cree?
- Totalmente, pero si llego a decir algo no saldré de mi casa en días – reímos.
- ¿Pasamos al comedor? – dice mi tía. - ¿o esperamos un rato más a Miriam y a Liah?
- Creo que debemos pasar, mi tía y mi hermana cuando están en la tienda se olvidan del mundo.
- Es cierto, mejor no las esperemos – menciona Don Lois.
El almuerzo no va tan mal como pensé, lastima que no ha llegado Liah.