Capitulo 47- Liah

4310 Words
No entiendo para que tenía que traer a todo el comité de hombres cavernícolas, ya le había dicho que iba a solventar este problema, insensato, para provocar a mi papá y humillarme; ahora me mira como si me quisiera cortar en pedacitos, ¡Ya le dije que le diré a mi papá y a todos al culminar la cena! Debo ponerme en huelga de todo para no casarme porque ni que me lleve arrastra al altar me caso, primero muerta. - Liah ¿qué dices? - sobre que... Miró a papá. - No importa, ignórenla, saben cómo es ella de prudente – responde mi papá. - Debes ser más comunicativa Liah – si lo soy más de uno me odiaría, miro a Leandro y parece que sonreía - El caso es que Demetry puede venir de vez en cuando y Kira quedarse en la ciudad. - dice el señor Nelio, de eso hablaban por eso se reía, le conviene, el hermanito aquí y la amante allá. - Yo creo que eso lo deben decidir ellos, por algo están casados - digo y papá me quiere matar, si lo va a hacer de todas maneras, mejor le doy unas buenas razones. - Somos los mayores y decidimos por nuestros hijos. Ustedes aún son jóvenes y cometen errores, son muy impulsivos e insensatos. - Según tú, mamá se casó contigo a los dieciocho y nadie la obligo, fue decisión de ambos ¿O no fue así? - ambos me miran con ganas de matarme y Don Juan tiene una sonrisa - lo que digo es que, si ustedes tuvieron la madurez para decidir por sus vidas porque nosotros no, después de todos tenemos más edad que ustedes, y si es verdad que algunos son impulsivos y lamentan sus decisiones, pero al final son suyas. - Yo opino lo mismo que la señorita, además los tiempos han cambiado, ya existen hasta leyes que prohíben que un padre decida por su hijo si es un abuso su orden - ahora le da por hablar, el muy sinvergüenza, claro para defender a Kira. - Los jóvenes de ahora no tiene la madurez de antes - opina papá - cometen errores fácilmente. - A veces los padres son los que comenten los errores y quieren arreglar con los hijos lo que no pueden - dice Leandro – en la ciudad cada uno es libre de hacer, pensar y decir lo que desee. - Esta no es la ciudad que la perdición, muchacho, aquí nos regimos por reglas y valores. - Se equivoca señor Meser, la ciudad es un mundo abierto como todos los países, no es una perdición; en cambio este pueblo es una cárcel, aquí nadie vive, ni hace lo que desea por lo menos las mujeres, por eso cuando la conocen no regresan, sin embargo, su hija mayor regreso y significa que tiene muy bien implantado los valores que le han inculcado su familia. - ¿Qué hace? papá se limita a toser. - Cada uno tiene una manera de pensar muy diferente, tal vez los hombres de este pueblo tenemos una manera muy cerrada de ver la vida en comparación con los jóvenes de ahora que viajan y conocen el mundo, no por eso los podemos categorizar que han perdido sus valores. Muchos que han salido de este pueblo son exitosos incluyendo las damas, pueden decirse que son mucho más inteligente de lo que aparentan – Don Juan me guiña un ojo al culminar su opinión. - Lo importante aquí es que Demetry y Kira, están casados, están formando un nuevo camino y la decisión de vivir aquí o en la ciudad deben ser de ellos – dice tía. - Su sobrina va a querer vivir en la ciudad, se nota por encima que a viajado, que tienen mundo y conoce muy bien la vida fuera de este pueblo; no creo que quiera refugiarse aquí – eso lo que le interesa que Kira este en la ciudad para que nadie los moleste – Demetry tiene obligaciones en la ciudad, le gusta, pero siempre ha sido de una vida tranquila, sin el ajetreo de la ciudad; probablemente quiera vivir aquí – se ríe – quiero ver la cara de mi cuñadita cuando Demetry decida quedarse aquí. - ¿Demetry se queda? – pregunto inconscientemente ahora es Leandro quien me mira furioso en vez de mi papá. – gruñón – digo y todos se ríen, rayos lo dije en voz alta. - Pasemos mejor al recibidor mientras recogen la mesa – no madre, al recibidor no. Todos se levantan, Leandro es el último junto con mi padre. - Adelante Leandro – nos ve y se retira cuando voy detrás de él papá me detiene. - No se te ocurra volver hablar de esa forma - Me preguntaron, solo di mi opinión ¿Por qué te molesta tanto? Antes no te molestaba que hablara. - Es diferente, antes no sabia que eras una mentirosa desvergonzada. - ¡Que no lo soy! – le digo con un tono alto pero que solo el me escuche – yo no tengo la culpa que le creas más a tu hija perfecta que lleva seis años afuera sin saber lo que haces y no a mi que me vigilas hasta para respirar. - No me contestes, mejor ve pensando como vas a darle unas disculpas a Nelio por hacerme pasar vergüenzas enredando a Leandro en este problema. - ¿Qué te hace pensar que lo enrede y que no es verdad que nos vamos a casar? - ¿Qué diablos? Liah cállate, si lo vas a desmentir en un minuto ¿para qué desafías a tu papá? - No me… Liah, Nelio dijo que venia a solventar el malentendido de anoche, tu madre dijo a todos que es mentira tu compromiso y vamos hija – me hace que mire a Leandro – es un hombre de la ciudad, con un mundo recorrido, ¿sabes cuantas mujeres experimentadas tiene? – como tu hijita menor - ¿Cómo se va a fijar en ti? Eres mi hija te amo, pero eres callada, miedosa, te falta sangre en las venas, eres simple y rara. - ¿De verdad me acabas de decir eso? - Ahora le agregas que eres una desvergonzada. Quizás deba meterte al convento. - Eso es mejor que casarme con Liam, aunque pobre las monjitas porque les revolucionare su hogar. - Te encanta hacerme enojar. Igual no sé cómo pensé que ese tipo con tantas mujeres a su disposición podría enredarse contigo que eres una chica de pueblo, que apenas habla cuando se le dice, aunque en los últimos días estas muy contestona. - Según tu ¿no es que soy una cualquiera? Puede conocer mis dotes femeninos y estar encantado – demonios Liah cállate. - ¿Qué quieres decir con eso? – se queda pensativo y su cara se va transformando de rabia – Liah Meser no se te ocurra decirme que el hombre con el que te enredaste en la ciudad como una cualquiera es ese hombre. – es él, pero no fue conmigo. - ¿Te esta afectando el trago de whisky o te falta café? Tus neuronas no estan conectándose debidamente. Mira las cosas que dices papá, acabas de decir que un hombre como él no se fijaría en mí, ahora me reclamas pensando que es él quien me deshonro. Una honra que esta intacta para tu información. - Ya quiero que se largue de aquí, vas a salir y en cuanto me siente pedirás la palabra, dirás que mentiste y te disculparas por hacerme pasar una vergüenza con Nelio al ir a reclamarle. - ¿Quién te mando a ir hacerle un espectáculo? eso te pasa por seguir tomando decisiones que no te corresponde, ve a controlar a tu hijita menor en vez de meterte en la mía – papá me va a matar. Lo ultimo que siento es un picor en mi mejilla, estoy en shock, me acaba de pegar, ¿en serio lo acaba de hacer? Lo miro y parece que esta en shock al igual que yo. - Yo no quise… - se va a acercar y me aparto. No es de miedo si no del coraje que en estos momentos se está apoderando de mí. - No me vuelvas a tocar. – cuando nos damos cuenta Yuli nos está mirando. - Lo siento, no quise interrumpir. - Ponle algo de hielo y luego vas a la sala; arreglar este malentendido – lo veo, puedo interpretar desconcierto, tristeza y rabia por haberme pegado. - Señorita ¿esta bien? Póngase esto – es un vaso de hielo con agua que había pedido mi tia. Miro a Yuli, no sabe que decir; siempre ha estado conmigo desde que tengo memoria y es la primera vez que se atreve a pegarme, también es la primera vez que le respondo. - Esta enojado no lo tome a mal. - Quiero ver si es capaz de golpear a su princesita menor así – me mira con lastima – no me mires así, ya vamos a salir de esto para que pueda irme a dormir y pensar que rayos voy a hacer para no casarme. - Pero su padre dijo que se pusiera hielo, tiene la mejilla enrojecida. Se ve que el señor pega duro. - ¿Se nota mucho? - No parece un golpe, pero si esta roja en comparación con las otra, si no la ven mucho capaz no se dan cuenta. Podría soltarse el cabello y disimular. - ¡No! mi cabello no se suelta, llama más la atención y no es bonito suelto. - Siempre he querido saber quién le dijo eso. - No vamos a hablar de mi cabello, vamos a lo importante, arreglar este desastre y no saber nada de ellos; y no me hables de mi papá. Salgo del comedor y todos están distraídos excepto Leandro que me mira y su expresión cambia, ¿tan mal le caigo? apenas me vio sus manos se empuñaron y su expresión era de un asesino capaz de cortarme en pedazos. Pues si no soy bonita, coqueta, ni tengo ojos ámbar y cabello castaño como las que te gustan; salí pelirroja con ojos verde como las mujeres que odias ¿Por qué estoy pensando en eso? Respiro profundo veo a Leandro y mira como un toro salvaje hacia mi papá y el señor Nelio, mejor aclaro esto de una vez antes de que termine diciendo lo que tuvo con Liah, papá le dé un infarto por su niña perfecta, el señor Nelio le cuente a Demetry y termine matándolo a los dos. - Con permiso – empiezo y papá me mira no pude evitar ve a mamá, y no se que pasa por su cabeza, pero inmediatamente mira a papá y no con una mirada agradable. – quisiera decir algo. - Claro hija, habla – dice papá - Bueno, se que todos están aquí porque ayer se dijo que me iba a casar con Liam y yo le aclare a mi papá que no era de ese modo, que tenía novio, que habíamos hecho planes de boda y nos habíamos comprometido y luego salió hablar con usted señor Nelio, se enteró lo que sucedía de una manera nada agradable. - Es normal que un padre vaya arreclamarle al mayor de la familia por un error. - Si bueno…- ay, Dios, ya suéltalo, de todos modos, todos aquí saben que es mentira que estas con Leandro – yo no debí decir las cosas de esa manera y mucho menos… Siento que me toman de la cintura y al minuto tengo a Leandro dándome un beso frente a todos. Ahora si estoy muerta. - ¡Pero qué demonios! – escucho a mi papá mientras sigo desconcertada con lo que está haciendo Leandro. - ¡Leandro! – escucho al señor Nelio. Leandro separa sus labios y me mira con esos ojos verdes ¿Qué haces? - Liah quiere decir que la manera apropiada de decir las cosas era que yo hablara primero contigo abuelo y después con el señor Meser para expresar nuestra relación. - ¡Entre ustedes no hay nada! – grita papá - Señor Meser, usted mismo fue hoy a reclamarle a mi abuelo porque tuve la osadía de comprometerme con Liah sin avisarle, estamos aquí es justo para hablar de eso ¿Ahora dice que no es así? En todo este momento Leandro no me ha soltado y puedo ver que esta molesto no solo en su expresión sino porque cada vez que menciona una palabra más me aprieta. - Leandro en la casa me dijiste… - Lo se abuelo, se lo que dije; mentí. Liah y yo estamos juntos, nos vamos a casar y si no habíamos dicho nada antes es porque como dijeron en la cena; no podemos ser tan impulsivos, nuestros hermanitos se acaban de casar, yo tengo algunos pendientes en la ciudad y Liah, ya sabemos que apenas puede salir de aquí. – papá me mira con ganas de matarme o a él, la verdad no se a quién, pero de que esta que mata a alguien lo está. - ¡No! no apruebo esta relación; no conoces a mi hija. - No se ofenda señor Meser, pero en estos momentos conozco mejor a sus hijas que usted mismo – pero ¿quiere morir? Le pellizco una nalga porque es lo único a lo que mi mano tiene acceso para que se calle, me mira y se rie – espera a la boda, presumida – me susurra y malinterpreto mi pellizco ¿Cómo le pellizco una nalga? Yo también que tarada ¿que estará pensando de mí? - ¿Cómo te atreves? - Señor Meser, un día entre por esa puerta y le pedí la mano de Liah ¿recuerda lo que me dijo? – rayo, si es él no estaba soñando, son recuerdos Leandro es el niño con quien me casé cuando tenía seis años. - ¡Eran niños! - Ahora no lo somos, pero como bien pidió en ese entonces, son un hombre trabajador, honesto y con buena reputación, soy lo que dirían muchos “un hombre de bien” lo que pidió para darme a su hija en matrimonio. - Juegas con mis palabras – papá esta furioso – sabes que esta relación no puede ser. - ¿Por qué? – los interrumpo – dime ¿Por qué Leandro y yo no podemos estar juntos? - Mi dios, que enredo es este – dice mi mamá para sí misma, pero terminamos escuchando todos en la sala. - Yo digo que de niños eran decididos y determinados al punto de casarse a esa edad – papa mira a mi tía – no me mires así, la boda obviamente no tiene validez porque no fue una ceremonia como Dios manda y tampoco tenían la edad, sin embargo, crecieron y aquí están, en las mismas. - Mujer si no vas a decir nada coherente mejor no digas nada. – le dice mi padre. - Leandro, de todas las mujeres que existen ¿por qué Liah? – mira al señor Nelio y luego a mí, y sonríe. - Porque ella es una rareza inigualable y yo cumplo mis promesas. - ¿promesas? – dije que cuando volviera me casaría con ella – toma mi relicario. *Flashback* “Te traje un regalo para que nunca me olvides” “De verdad te vas de la ciudad?” – afirma – “No te doy permiso, tú te quedas aquí” “No puedo niña rara, papá dice que debemos irnos por mi mamá” “Entonce que se vaya ella, a ti te gusta estar aquí” “Vendré en vacaciones, no me olvidare de ti. Además, todavía faltan días para que eso ocurra” – me mira – “No llores” “Yo no estoy llorando, soy alérgica” – se ríe “Mira mi regalo” – lo abre y es una llave. “Una llave, ¿Por qué me regalas una llave” “No tontica, ese es para mi tu te quedas con mi corazón” “No puedo quedarme con tu corazón ¿Cómo vivirás?” “Yo regresare y me lo devolverás el día que me case contigo” *Flashback* - ¡No se casan! – el grito de mi papá me trajo de nuevo a la sala, Leandro lo mira con mucha más rabia. - Prefiere casarla con alguien que no quiere simplemente porque su orgullo y una equivocación no lo deja admitir su error – le dice con un tono amenazante – ella no se casa con nadie que no sea conmigo ¿le quedo claro? - Leandro, cálmate – me mira – no empeores las cosas ¿Qué haces? - Mi vida, diciendo la verdad ¿o es que no te quieres casar conmigo? ¿Llamo a un amigo? – me dice con burla, pero puedo sentir su molesta - ¿Hablas de Nio? En serio, justo ahora – le susurro. - Dejen de secretearse – se sienta mi papá enojado en el asiento al igual que el señor Nelio, aunque no se interpretar su expresión. – no lo voy a permitir. - Hace unos días usted dijo que le daba libertad a sus hijas de escoger con quien se casaban, que nunca las obligaba. Con su hija menor lo hizo, de hecho, permitió que se casaran con solo dos semanas de conocerse ¿Por qué Liah y yo somos diferentes? - ¿No lo somos? – digo sin querer en voz alta. - Claro que lo somos, nos conocemos desde que éramos niños, somos amigos y confidentes, algo que Demetry y Kira no tuvieron, ahora es que se están conociendo. - Me quieres matar de un infarto – papá se toma un vaso de whisky y el señor Nelio le sigue. - ¿Pero en qué momento nació esta locura? – que pregunta. - Nos volvimos a ver en la ciudad – no, eso no lo menciones; papá me mira furioso se lo que está pensando. - Leandro cuida lo que dices – le digo sin que nadie me esuche. - ¿La ciudad? Claro lo sabia. - Usted no sabe nada señor Meser, mejor guarde la compostura le dije que soy un caballero pero tengo mis límites. Liah y yo nos vimos el día que Aaron fue hablar con usted para resolver el problema de la distribución del whisky. - Y tu me hablaste de eso – rayos, porque todo lo toma a mal – es por que ya sabias, estaban juntos. - No – le responde Leandro – la volví a ver en ese momento cuando ella iba saliendo de su casa, fue cuando me enteré de que era la prometida de mi hermano. Sin embargo, conversamos unos días después, como cuñados pocas veces, nada del otro mundo. Nos volvimos a ver aquí, el día de la boda. Para nadie fue un secreto que no las pasábamos juntos. - Eso si es verdad, salía el sol y ahí estaban pegados como chicle – comenta mi tia y mamá le pega en la pierna. - Nos dimos el tiempo para conocernos, recordar el pasado – menciona viendo a mi papá – y renació todo otra vez. - Te dije que nos estábamos conociendo, paso a paso porque Leandro vive en la ciudad tiene muchos compromisos y Kira y Demetry se acaban de casar, seria muy raro después de las habladurías de lo que sucedió antes de la boda que saliéramos con esta sorpresa. - Además, la ciudad se maneja diferente las cosas. Mi relación es con ella, después de un tiempo es que se decide si congeniamos, nos llevamos bien y somos uno para el otro; cosa que es evidente que nosotros si hacemos. Si usted no se le hubiera ocurrido la idea de casarla con Liam sin hablar primero con ella, no se hubieran enterado de esta manera. - ¡Largo de mi casa! Nelio habla con tu nieto. - Esta boda va porque si, señor Meser. Soy un hombre que se gana lo que desea, pide lo que quiere y si alguien se opone lo tomo. – eso sonó amenaza. - ¿Me estas amenazando? - No me atrevería – mentiroso, claro que lo haría – pero le estoy diciendo como hago las cosas, a los doce años me dijo que no podía y termine llevándola a la iglesia para que nos casaran ¿Qué le hace pensar que no lo hare esta vez? Y ya no somos niños para que no sea válida la unión. - Si me amenazas – sonríe, abrazándome con los dos brazos. - No creo que Liah se oponga ¿o sí? – como me pregunta eso - Creo que estamos exaltados, que es una noticia que tiene que procesar ambas familias por lo sorpesivo del asunto. – digo mirándolos a todos. - Palabras sensatas, sabia que eres una niña muy inteligente – interfiere Don Juan que ha estado callado en todo momento – los muchachos ya tomaron una decisión y como bien nos han dicho tampoco es que se casan mañana, simplemente… - Estamos comprometidos, de eso no hay duda, ella será mi esposa – dice con un tono que hasta yo dudo que no sea así. - Ya veo – comenta Don Juan – igualmente debemos dejar que Lois lo procese y hacen todo como debe ser según las reglas de este pueblo. - Creo que es una gran idea, no vamos a decidir todo ahora; lo importante Lois es que la niña, trajo a su novio, lo presento y se quiere casar, dijiste que la querías casar ¿no? mejor que su novio ¿quién más? – mi tía siempre apoyando mis locuras. - Juan tiene razón, mejor nos vamos hablamos bien esto. Lois habla con calma con Liah para que ella pueda entender las razones de porque no quieres este matrimonio y yo hablare con Leandro. - Saben que estamos parados aquí ¿cierto? No hay nada de que hablar, estamos juntos, ella es mi prometida y no hay discusión ¿o no eres mi prometida? – me pregunta. No lo soy, no me caso con nadie. - Liah – escucho a mi papá - ¡Lo soy! – miro a Leandro - soy la prometida de Leandro Koller. - ¿Qué más debemos hablar? – Nelio le pega con el bastón en la pierna - Cállate ya, tu y yo vamos a hablar seriamente. Niña que gusto verte, siempre tan bella y que sorpresa. - Será tu futura nieta – dice con burla Lenadro. - Ya veremos eso. – se despide de mi mamá y mi tia para luego salir de la casa. Don Juan hace lo mismo, se despide de todos dejándome de última. - Hablamos después, espero que sepas en que lio te has metido. - Buenas noches, Don Juan. – se retira y queda mi padre viendo de muy mala manera a Leandro y viceversa. - Leandro, ya me puedes soltar, debes irte y necesito respirar – termina de escucharme y me suelta viéndome con ¿ternura? Se despide de mi tía y luego de mi madre susurrándole algo luego mira a mi padre. - Señor Meser, entiendo su desconcierto, pero ya enterado de que Liah es mi prometida, quiero que sepa que lo mío no se toca, ni se trata mal. – ay, Dios, papá lo mira desafiándolo – le vuelve a pegar y la próxima vez no tendrá tanta suerte de conservar su mano, y si tiene una ofensa más hacia ella ni la lengua la va a conservar y eso porque es su padre, porque si no lo mando al mundo de los difuntos. - Muchacho insolente. - No diga que no se lo advertí, no quiero enterarme de que la ha vuelto a tocar o insultar porque ya sabe su futuro. Se voltea hacia mi madre y mi tía – bellas damas que masen buenas noches – me mira, meda un beso en la boca – dulces sueño mi pelirroja – me guiña un ojo. – voy a darme una larga ducha por ti el día de hoy. ¿Qué? ¿Qué me importa su ducha? – recuerda lo que hablamos. Sale de la casa, papá me mira – te dije que no mentía, pero no me querías creer. - Liah como pudiste. - ¡¿Como pudiste tu pegarle? ¿Quieres que te mate?! – le dice mi mamá. - Mira cómo me hablas Bailey - ¡Te atreviste a ponerle una mano encima y te dije que no lo hicieras! - Mira mujer… - ¡Me vas a escuchar! Querías ver el diablo, pues bien, agradece que no te partí la bajilla en la cabeza cuando salió del comedor. - ¿Se noto mucho? – le pregunto a mi tía. - No, pero una mejilla roja y la otra no, no es mucho lo que se pueda imaginar uno que paso. - ¡Miriam y Liah a sus habitaciones déjenos solos, ahora! – grita mi madre y es la primera vez que veo a mi padre callado, sin decir ni una palabra. Creo que mamá tenía razón cuando decía que ella si sabe domar a mi papá y no se deja de él como yo pensaba, tal vez si me parezco a ella después de todo, sonrió y le doy un beso en la mejilla. - Gracias, buenas noches. Voy a mi habitación y me encierro al voltear me llevo un susto de muerte. - ¿Por qué te dejaste pegar y que te tratara de esa manera? – se mete a mi habitación como un ladrón otra vez y me dice es eso. ¿Por qué no lo mato?
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