Yo no puedo tener tan mala suerte, hermanos son hermanos. Estúpida, se veía que no era un simple pobre, pero trabajaba en ese café, era tan simple ¿cómo lo iba saber?
- Señorita ¿no se va a despedir de su familia?
- Que se larguen de una vez, ya me tienen fastidiada, si no es Liah, es mi tía o mi mamá. Estoy cansada, que se metan en mi vida.
- Es que usted tampoco se comporta, ya se casó con el señor Demetry, me dijo que lo considera guapo y que se enamoraría de él.
- Elías es el hombre de mi vida, si él me hubiera dicho quiere era, todo hubiera sido diferente.
- Pero no lo dijo, ya está casada, no busque más problema y trate de enamorarse del su esposo y que la perdone.
- ¡Cállate! No sabes nada. Necesito arreglar este desastre.
- ¿Cómo lo piensa arreglar? El señor Leandro no quiere saber de usted y el señor Demetry no quiere ni verla. Ya ve, ni duerme aquí.
- Algo debo hacer para que Leandro me perdone y vuelva conmigo. – tal vez si lo seduzco, vuelve a caer, pero también esta Demetry, puede darme el divorcio.
Tocan la puerta y entran sin avisar, al voltearme es mi madre, otra vez.
- Julia déjanos solas.
- Si señora, con permiso.
- Me estaba diciendo que se iban, no pensé que fuera tan pronto.
- Ayer le comentaste a tu padre cuando nos íbamos ¿te sorprende?
- Fue una simple pregunta, me voy a sentir sola aquí.
- Ya es tas casada y tienes ciertos deberes que cumplir, por ejemplo, hacer que este desastre que ocasionaste no pase a mayores – odio que me hable tan serio y arrogante, nunca fue así, solo cuando esta molesta y nunca fue conmigo si no por las locuras de Liah.
- ¿Sigues con eso? te dije que es mentira, Liah lo invento para perjudicarme, no me perdona que Demetry se halla casado conmigo y no con ella – por mí se lo devuelvo, me levanta la mano para bofetearme, pero no lo hace.
- Tu cinismo me enferma, si Liah miente ¿Por qué Demetry duerme en otra habitación desde el día de la boda? – se dio cuenta – creíste que no me había fijado, se enteró de lo que hiciste, deberias estar agradecida que ese hombre no le ha dicho a su hermano que eres una mujerzuela.
- ¡Madre!
- Me vuelves alzar la voz y te dejo sin dientes, me importa muy poco si estas o no casada. Para que lo sepas, tu padre se quedará unos días más; procura comportarte como la niña decente que aparentabas ser, no quiero problemas Kira.
- Soy decente – que estrés con su moralidad, en la ciudad seria otro cuento – ¿sabes que afuera de este pueblo perder la virginidad antes del matrimonio es algo muy normal? De hecho, hasta se ve raro cuando llegas a mi edad y aun eres virgen, y no te van catalogando como una cualquiera.
- Probablemente, pero seguro la mayoría de esas mujeres no juegan hacer puras, inocente mientras se revuelca con dos hermanos ¿o sí? Y tu no eres de esa ciudad, si no de este pueblo. En mala hora permití que tu padre te diera permiso de quedarte en esa ciudad, sabia que me darías dolores de cabeza, pero no a este nivel de vergüenza.
- Yo siempre soy la que causa problema, tu niña consentida no. Liah siempre es la perfecta.
- No es perfecta y tampoco es mi niña consentida, la gente diría que tu lo eres más al darte más libertad de la que se le dio a ella, y aun así no salió casquivana no como tú.
- Ya no me ofendas más, no lo permito.
- Tu a mí me permites lo que mede la gana y si no también, ese es mi derecho por haberte traído el mundo, debí darte unos buenos correazos cuando eras niña para que aprendieras a respetar y no me busques que aun te los puedo dar a si tengas la edad que sea. – nunca me imagine que me hablara de esa forma – se te dio todo y mira como lo pagas, con este comportamiento deshonroso, aun estaba aceptando que le quitaste el novio a tu hermana y porque según ambos estaban enamorados, ahora resulta que te metiste con su hermano.
- Eso es mentira, siempre le crees a Liah.
- ¡Cállate ya, Kira! Antes que pierda la poca paciencia que me queda. Vine a decirte que espero que te mantengas lejos de ese hombre y que no busques arruinar tu vida y lo que te queda de dignidad y vergüenza, si es que te queda o alguna vez tuviste.
- No sabes cuanto me duele lo que me dices – jamás pensé decir eso, pero si duele que mi propia madre me hable de esa manera.
- Lastima que ni eso te crea.
- Todo porque según Liah me acosté con otro antes que mi esposo, eso es estúpido.
- ¿Te parece poco? Y supongamos que somos modernos y avanzados como la ciudad y el resto del mundo. Ese hombre resulto ser tu cuñado, un hombre al cual también le mentiste y juraste casarte; no se como aun no le dice nada a tu padre o al mismo Demetry; ya me voy porque verte me da ganas de molerte a palos.
Sale de mi habitación furiosa. Todo es culpa de la idiota de Liah por abrir su boca y decirle, ahora no me cree y me ve como si fuera el peor error de su vida.
No llores por estupideces Kira, ya pasara, piensa que se fue y no te van a molestar más y podrás organizarte para arreglar este error y volver con Elias, convencerlo de irnos lejos; si me sigue amando no le importara dejar a Demetry y a su familia.
-*-
Decido salir a dar una vuelta, no hay nadie en esta hacienda con quien hablar, que aburrimiento, hasta con la pesada de Liah discutía, pero por lo menos no me aburria. Sin embargo, mejor que este lejos.
Llego a la cascada pequeña de la hacienda, veo las flores y recuerdo que en Florencia había una parecida.
- ¿Qué haces ahí? – escucho a mi amado esposo.
- Recordaba Florencia, había un jardín hermoso con muchas flores, pensaba que un día tendría uno.
- Mm, no pensé que te gustaran, las que te regalé cuando fui a tu casa hablar con tu madre las dejaste marchitar – demonios, no se le pasa nada por alto.
- No soy buena cuidando flores, al parecer la ahogué con tanta agua – y es cierto, las flores son las flores – Julia me dijo que no debí excederme – me mira sin creerme, esta vez ni me molesto en decirle que es verdad.
- No fuiste a despedir a tu familia, eso no fue cortes.
- Ya me había despedido de ellas, no me gusta decir adiós, me pongo como tonta a llorar, no es agradable. Lo bueno es que papá se quedó.
- Si, pero solo será por dos días mientras terminan una negociación con el abuelo y tu tío.
- ¿Por qué tu no estas en esas negociaciones? Llevas las empresas ¿no? o lo hace tu hermano.
- Ambos – este hombre no es ni la sombra con el que me case, ni me mira, ahora esta muy serio, odioso e irritante, pero sigue siendo guapo – pero con los Meser siempre ha sido papá o el abuelo quien los manejaba.
- ¿Por qué te ríes?
- Me acabo de dar cuenta que se te hacen dos hoyitos en los cachetes cuando fruñes la frente, es lindo – ¿yo acabo de decir eso?
- Vaya, nadie me lo había dicho desde que mi mamá murió.
- Mi tía decía que era una mujer muy hermosa, elegante y divertida.
- Lo era, por lo poco que recuerdo.
- ¿Cómo murió?
- Tuvo un accidente aquí en la hacienda, no se muy bien como fue el asunto, papá no le gustaba hablar de eso y creo que es la razón de porque Leandro odia este pueblo.
- Las razones de odiar este pueblo son muchas.
- Creí que no lo odiabas, otra mentira – cuida las cosas que dices Kira – que novedad.
- Novedad es mal interpretes todo lo que digo. Dije que hay muchas razones para odiar este pueblo, no que yo lo hiciera. Aquí por algo pequeño encienden la plaza, por un gesto de cariño o amabilidad, ya te están casando o si no ya eres amante de alguien; sin contar que las mujeres no somos seres pensantes para los hombres, solo un adornito que lucir.
- Tu padre me dijo que aun esta esperando el diseño que le ibas hacer, eso se llama responsabilidad, si no lo cumplirás podrías decirle – se me había olvidado ese dichoso logo.
- Me concentre en la boda y como papá tampoco es que crea en los dotes laborales de sus hijas, pensé que ya tenia a alguien haciéndolo. Es más, te aseguro que ya tiene a Liam encargándose de eso.
- ¿Liam? Me es familiar ese nombre, pero no sé de dónde ¿Quién es?
- Es la mano derecha de mi papá en la empresa, técnicamente es quien hace todo mientas papá se concentra en la hacienda. Es el hijo que nunca tuvo; o eso solía decir.
- No lo invito a la boda.
- No, dijo que estaba de viaje de negocios, por eso te digo que seguro ya contrato a alguien que le hiciera los diseños, papá no hace caso a lo que nosotras digamos en cuanto a negocios se trata.
- ¿Para qué las puso a estudiar? No creo que solo sea para que sus esposos no le roben su empresa.
- Lo hizo por eso y porque tiene unas hijas insistentes, Liah quiso estudiar algo hasta hizo huelga de ignorarlo durante días si no la dejaba, hasta que el cedió, pero lo que él quiso y conmigo, ya lo sabes, me mando a la ciudad y allá lo hice.
- Aun así, me parece tonto que no las deje participar en la empresa, después de todo son de ustedes.
- El hace que nos participa, nos da para leer, nos dice que sucede, pero siempre de forma muy básica, si queremos indagar más o dar ideas simplemente dice “no saben de eso” o “lo pensare” ahí queda.
Se queda pensativo, es la primera conversación que tenemos después de nuestra boda que no termina en discusión o reproche.
- Te voy a preguntar algo y se honesta.
- Claro, pregunta.
- ¿Has vuelto a ver a ese hombre del que te enamoraste cuando eras adolescente?
- ¿Por qué me preguntas eso?
- Solo responde, es simple la respuesta. - ¿Qué le digo? Si lo confirmo no descansara hasta que le diga quien es y si lo sabe, Carlos por resentido le contara todo y si lo niego no me va a creer. – ¿por qué lo piensas tanto?
- Pensaba en porque me lo preguntas y he llegado a la conclusión que crees que pudo ser él quién tomo mi virginidad, por eso quieres saber.
- ¿Lo fue? ¿aun lo amas?
- No, a las dos preguntas. Ya te dije lo que sucedió y mis sentimientos por él quedaron atrás hace mucho, si lo he visto, pero a lo lejos cuando llegue al pueblo, creo que solo nos dijimos buenas tardes. Lo que paso entre nosotros quedo en algo de niños.
- ¿Quién es?
- No te diré y no por que esconda algo, sino porque ya se que eres un hombre celoso y puedes ir a darle una paliza y arruinar sus planes.
- ¿Es un hombre casado, comprometido o algo? – esta celoso - ¿Por qué te ríes?
- Quiero pensar que estas celoso y si es así, es porque te importo.
- No quiero que me veas la cara de idiota, ya lo hiciste una vez – que genio el de este hombre.
- No eres un idiota, si lo fueras no me hubiera casado contigo, pero eres un machista – lo miro tan cerca que se voltea inclinándose hacia atrás – eso no me lo habías dicho y mucho menos mostrado, eres como los de este pueblo – regreso a mi lugar – termine casada con alguien que no se crio aquí, pero piensa como los de aquí – lo que no buscaba y ahora no encuentro como zafarme de este embrollo.
- Lamentas haberte casado conmigo.
- Tu lamentas haberte casado conmigo, mis sentimientos por ti no han cambiado, solo que me mostraste a un Demetry que no conocía – vaya, me sorprendo de mi sinceridad.
- Mejor vamos a dar una vuelta, no quiero que digan que soy un mal esposo que no paso tiempo con mi amada, bella y elegante esposa.
- Me sacaras a pasear por el qué dirán, eso es nuevo.
- Kira…
- Aceptare porque estoy aburrida porque no hay nadie con quien hablar y prefiero pelear contigo, aunque sea. -se ríe, un paso ya extrañaba esa sonrisa.
Dimos una vuelta por la hacienda mientras me mostraba algunas tareas que hacían los trabajadores, me contaba de algunas aventuras que me hacían reír; se siente como éramos antes de que nos casáramos.
- ¿Regresaremos a la ciudad?
- Por ahora no esta en los planes – no me quiero quedar aquí, yo quiero viajar – aun ni sé que haré contigo.
- No tienes que hacer nada, no soy un objeto Demetry, puedo tomar mis decisiones; ahora que no sabes que hacer con nuestro matrimonio; solo hay dos opciones: seguimos juntos o nos divorciamos. No hay más.
- ¿No te importa cuál tome?
- Claro que me importa, pero es tu decisión, eres el que tiene el conflicto.
- Kira, me mentiste, no fuiste honesta, no confió en ti ¿sabes lo difícil que es eso? yo no quería esto para mi matrimonio.
- Nuestro matrimonio. Esto es de dos Demetry, tuyo y mío, yo tampoco quiero esto; pero eres tú quién insiste en no hablarme, ignorarme y no creerme, no puedo hacer nada por eso; tu debes decidir no yo.
- Si es de dos, la decisión también es tuya – y yo me iría corriendo con tu hermano a conocer el mundo, como una vez me lo ofreció.
- Yo estoy aquí – le doy un beso en la mejilla – el paseo fue agradable, como cuando éramos novios. Te dejo con Guille.
Entro a la casa y creo que di un paso gigante con Demetry. El pobre no es malo simplemente, es un romántico, tierno, pero machista.
- Hija ¿Qué haces ahí con esa sonrisa tonta? - ¿tengo sonrisa de tonta? Eso no es bueno.
- Vengo de dar una vuelta con Demetry, se quedó con Guille afuera.
- Qué bueno, ya me estaba empezando a preocupar.
- ¿Por qué?
- Tu esposo lleva días con una cara de que feliz hombre casado no refleja, y apenas lo he visto contigo.
- Tiene cosas que hacer en la hacienda, papá.
- Lo sé – me abraza – ¿mi pequeña está feliz? – no, nada feliz.
- Adaptándome a lo nuevo, no es tan fácil.
- No lo es, pero lo harás bien.
- Demetry me comento sobre el diseño que no te he terminado, pero me ocupe con la boda y si he de ser sincera; creí que Liam ya estaba en esos trámites, no confías mucho en el criterio de tus hijas o por lo menos en el mío. – se ríe.
- Me conoces bien – como no tienes una idea.
- Solo es un plan B, las cosas pueden salir mal y es bueno tener siempre un respaldo – lo sabía.
- Está bien – igual me quita un peso de encima – no hay problema, yo tengo nuevos deberes y derechos, ¿igual aceptaras el otro diseño?
- Debemos analizarlo, es muy bueno – eso es un no.
- Papá deja las excusas, no soy Liah que se enojara porque la ignoras en los negocios, yo te conozco y por eso no hago tanto esfuerzo contigo, para eso hay otras empresas.
- ¿Has trabajado para otras empresas? – sí, pero nada especial.
- Unas que otra, me gusta dibujar y el internet, ya lo sabes; pero en esta hacienda apenas y llega la señal.
- Me alegra por ti, pero puedes hacerme ese diseño.
- ¿Liam ya llego de su viaje? No me dijiste donde estaba.
- En muchos lugares, debo sentarme hablar con el sobre algunos asuntos y resolver otros.
Escuchamos voces y es Leandro con Aaron saliendo del despacho con el señor Nelio ¿Qué tiene este hombre que hace que me tiemble las piernas nada más al verlo?
- Kira, no te había visto hoy. – dice el señor Nelio.
- Estaba dando un paseo con Demetry, llegamos hace un minuto.
- Yo los dejo, debo arreglar mis cosas; con permiso– se retira Leandro y Aaron.
- ¿Arreglar? ¿Problemas en la empresa? – comenta papá.
- No, es que Leandro debe resolver algunos asuntos con Demetry, pero como esta recién casado lo quiere hacer en la ciudad, la hacienda no es de su agrado y lo sabes - ¿se va? No, no puede irse. Demonios.
- Yo los dejo, voy hacer cosas de chica y ver si puede hacer lo que me pediste papá
Voy directo a la habitación de Leandro.
- No puedes irte.
- Esa mala manía de entrar sin avisar ¿tu capacidad de entendimiento esta nula?
- Leandro, no puedes irte.
- Claro que puedo y lo puedo hacer, sal de aquí.
- Llévame contigo – se voltea y se ve su enojo – se que aun me amas, retomemos nuestros planes donde lo dejamos, olvidemos estoy y vámonos hacer felices.
- ¿Tú quieres que yo te mate? En mi vida volveré a estar contigo, eres la mujer de mi hermano así que respétalo si no quieres que se me olvide ese detalle y te queme viva.
- Se que estas molesto, pero Demetry me va a pedir el divorcio, se lo dare y tú y yo…
- ¡Nada! Tu y yo, nada. Mete eso en tu cabecita, yo con zorras y casadas no me meto y tu eres ambas así que guarda la prudencia y compórtate – me agarra por el cuello – si me entero de que le haces un desaire a Demetry te juro por mi vida que ni tu hermana te va a salvar de lo que te espera. – me suelta y vuelvo a respirar.
- Liah otra vez, dicen que te la pasaste con ella para arriba y para bajo ¿Por qué? ¿te gusta?
- Eso no es tu problema ocúpate de tus asuntos.
- Tú eres mi asunto, ella esta enamorada de Demetry, para que lo sepas y mi hermana es fiel a su palabra, jamás se fijara en ti – me ve y parece un todo rabioso
- ¡Lar-go! No estoy de humor, tu presencia no me agrada.
- Estas molesto y buscas a Liah para molestarme y darme celos, pero estas cayendo en lo ridículo.
- Piensa lo que quieres.
- Ella da la vida por Demetry, lo adoro, le obedece, lo respeta, ve por sus ojos desde que lo conoció y lo va hacer siempre.
- ¡Lo sé! Y no me importa – me toma del brazo y me saca a empujones de su habitación – aléjate de mí.
Me cierra la puerta en la cara y la golpeo.
- Niña. – escucho a Julia.
- Esto no puede estar peor. Mi vida se a convertido en un infierno por culpa de esos tres, los odio.