Fecha: 30 de diciembre del 2007. Andrew se había sentado en una posición que dejaba que nuestros ojos se encontraran fijamente, podía ver claramente a través de los rayos de luna que se filtraban en el cobertizo a sus ojos avellana mirarme, escrutarme, interrogarme. –Jane, ¿Por qué me trajiste aquí? –pregunto. Uy... Eso no te lo puedo decir. –Te lo dije –le recordé– yo tenía que… –Ya me hiciste una confesión, –asevero– eso era todo ¿No? –No, –mentí– no se trataba de eso. –Entonces…? –cuestiono. Mierda, mierda, mierda. Quede helada, no sabía que decir, ¿Qué le iba a inventar ahora? Podría haberlo dejado así, ya le había dicho muchas cosas, lo suficiente como para que fuese creíble para él, solo había sacado todas aquellas cosas con la intención de distraerle, y funcion
Download by scanning the QR code to get countless free stories and daily updated books