CHARLENE ¡Carajo!, al parecer estoy maldita, cada que estoy con Daniel tiene que suceder alguna situación un tanto vergonzosa, pero esto, raya en lo desagradable, ¡me vieron el culo!, además también vieron lo que estábamos haciendo, no puedo creer que me sucedan estas cosas a mi, necesito hacerme una limpia urgente, ni siquiera tengo mi maldita ropa para poder vestirme y largarme en cuanto antes de aquí. Sabía que no era buena idea quedarme, pero como siempre cedes a tus bajos instintos y mira lo que pasó, estaba hablando conmigo misma cuando tocaron la puerta, no debía ser Daniel, ya que el solo hubiera entrado sin tocar. —Adelante. —Hola —Lexi me sonrió con una disculpa en la cara y entro, se quedó a la mitad de la habitación. —Hola Lexi —sentí el sonrojo subir por mi cara.