Capítulo 6 Estoy que quemo. Parte 3 Después de que Ana negara con la cabeza, sumamente frustrada con Raúl, por desconcentrarla de su tarea, decidió dejar de lado toda su pataleta y sus tontas actitudes de niña chiquita, para volver a su cometido. Sintiéndose más que lista para lo que iba a hacer, se inclinó y sacó la punta de su lengua para darle algunas pequeñas lamidas a la cabeza, ligeramente redondeada, del pene de Raúl, probando así su sabor tenuemente salado debido a la gota de semen que se escapaba por la delgada línea ubicada en la sima del glande. El simple toque de la lengua de Ana ya tenía a Raúl con los ojos en blanco y gimiendo audiblemente. Ella, al escucharlo, sonrió más que satisfecha con la reacción de él. Se sentía muy poderosa ahora, solo por tocarlo de esa manera y