Luego pensó que, a pesar de lo dicho a su valet antes de marcharse, era natural que sus sirvientes estuvieran ansiosos y lo correcto era comunicarles que se encontraba en buenas manos. —Supongo que habrá oído hablar de la Casa Roc— dijo. Ella lo miró rápidamente. —¿De allí viene?— exclamó y siguió diciendo—. ¡Pero desde luego! ¡Qué tonta soy! De haber adivinado que usted era el nuevo Conde. —Pensé que lo sospecharía. —Oí decir que un primo había heredado al viejo Conde y a su hijo, quienes murieron en un accidente de tren, pero nunca esperé verlo por aquí. —Pues aquí estoy. —Entonces debe estar preocupado por su casa. La voz de ella era grave mientras proseguía: —Nanny revisó los bolsillos de su abrigo para ver si encontraba algo que lo identificara, en caso de que su salud empeor