Luna Rebelde

Capítulo 6. No

Las entrañas de Selene se contraen y sus manos empiezan a sudar. El señor Zanahoria se levanta y la mira fijamente a los ojos, haciendo que ella se sienta extremadamente atraída por su mirada, por su aroma y con ganas de sentir de nuevo ese calor que emanaba de su cuerpo cuando él la cargó el otro día. ¿Qué sentirá cuando la cargue de nuevo? Es probable que cuando eso pase, ellos estén solos y esa idea la asusta un poco, aunque no le desagrada del todo.

Como si algo la jalara, ella da un paso hacia él y Connor sonríe un poco. Puede verlo en sus ojos, ella está sintiendo el vínculo tan fuerte como él lo siente. Lástima que estén frente a tantas personas, o ya la hubiese tomado entre sus brazos, igual que en la clínica.

Selene da otro paso y otro más, y para sorpresa de Connor, cuando llega a él, pasa a su lado y camina hasta Ragnar, su padre.

—Padre, no sabía que ya habías vuelto —dice ella mientras se acerca y le da un beso alargado en la mejilla.

—Llegué a la madrugada, princesa —Connor puede notar que Ragnar consiente mucho a su hija—. Ahora dime, ¿por qué tardaste tanto en bajar? Te mandé llamar hace más de una hora. El alfa Connor está esperando por ti todo este tiempo.

—Ya estoy aquí, papá —Selene resopla y pone en blanco los ojos. Tanto Katrina como Ragnar se avergüenzan de su actuar infantil y rebelde. Esa es una de las razones principales por la que están dispuestos a ceder a su hija al alfa Connor.

—Por lo menos debiste peinarte, prima, así pareces una joven de la calle —El comentario de Morelia hace fruncir el ceño a Selene. A Connor tampoco le gusta la forma en que ella se expresó, pero al observar a su mate está de acuerdo con Morelia. El cabello largo y ondulado de Selene está alborotado como si se hubiese peleado toda la noche con la almohada, lleva solamente una camisa holgada que le llega hasta debajo de las rodillas y… chancletas. Jackson intercambia miradas con su alfa y Connor sabe que muy en el fondo, él está riendo a carcajadas de él. Tal vez buscando ser castigado por ello una vez que pisen de nuevo su territorio.

—Hija, por favor, mide tus palabras. ¿Qué pensará el alfa Blazeheart de nosotros? —Rubí reprende a su hija, pero Morelia solo se encoge de hombros desestimando todas las miradas sobre ella.

Katrina mira a su hija con desilusión y pena, porque sabe que Selene está haciendo todo esto adrede para repeler a Connor. Lo que no sabe ella es que el alfa está decidido a reclamarla ahora mismo y llevarla a su manada esta misma noche.

—Para mí está perfecta —La profunda voz de Connor ejerce una presión directa en el vientre de Selene, quien evita mirarlo a los ojos ahora mismo.

—Hija, él es el alfa Connor Blazeheart de la manada Redwood Wolves y está aquí con nosotros esta mañana para reclamarte como su compañera destinada y su futura Luna —Ragnar pronuncia las palabras que Selene no quería oír—. ¿Qué dices al respecto?

—No.

—¿No? —pregunta Connor con el rostro contraído, pero Katrina se levanta y camina hasta su hija.

—¿No qué, Selene? ¿Acaso estás rechazando a tu compañero destinado? —Katrina pregunta con la voz rota. Le cuesta creer que su hija no esté dispuesta a aceptar por sí misma esta nueva oportunidad que la Luna le ha dado y que tengan que recurrir a otros métodos.

Selene abre la boca para contestar, pero Connor la interrumpe.

—No voy a aceptar ningún rechazo de tu parte. Como alfa tengo el derecho de reclamar lo que me pertenece y tú eres mi compañera. Tus padres y yo ya hemos llegado a un acuerdo, así que prepara tus cosas, iremos a nuestra manada esta misma noche.

Selene mira a sus padres, incrédula, pero el asentimiento de Ragnar le confirma lo peor.

—Claro de Luna es la manada de mi padre, dónde nací, me crie y dónde conocí a mi compañero. ¡No iré contigo a ninguna parte! ¡Tu manada no es ni será mi manada!

Selene sale corriendo de allí y Connor queda sorprendido y confundido por sus palabras. ¿Su compañero? ¿Acaso ella ya tuvo otra pareja antes que él? Ni Ragnar ni Katrina han mencionado nada de eso, tampoco vio ninguna marca en su hombro.

Morelia por poco se carcajea al ver la actitud tan infantil de su prima. Aunque ya ha visto de todo por parte suya, siempre consigue sorprenderla un poco más.

—Iré a hablar con ella —dice Katrina, pero Connor sale a su paso.

—¿Me permite hacerlo? —pregunta, Ragnar asiente igual que Katrina. Connor sale del despacho y siguiendo su aroma, sube las escaleras.

Ya en el amplio pasillo, Sorem agudiza su oído y logra escuchar sus sollozos en una de las habitaciones. Connor toma la perilla y para su suerte, la puerta se abre suavemente y puede verla tirada en la cama con una almohada cubriendo su cabeza.

—¡Quién quiera que seas, vete, no quiero hablar con nadie! —Connor oye su queja, pero cierra la puerta con seguro antes de caminar hasta ella.

—¿No me oíste? Dije que… —La voz de Selene se apaga cuando Connor la toma de la cama como si ella no pesara nada, la lleva hasta uno de los sillones y se sienta allí con ella sentada en sus piernas.

Connor acomoda la cabeza de Selena en su pecho y seca con sus dedos algunas de las lágrimas de su rostro. Aprovecha el momento para colocar sus largos mechones detrás de su oreja mientras la observa más detalladamente.

A Selene le parece sumamente odioso que él consiga a los pocos segundos ese efecto relajante en su cuerpo. Odia sentirse tan bien en sus brazos a pesar de que lo que quiere es levantarse y darle algunas bofetadas. ¿Cómo lo hace? ¿Es algún tipo de embrujo?

Por más de que intenta resistirse, cierra los ojos y acomoda su cara en el cuello de Connor.

«¿Por qué tiene que oler tan malditamente bien?» Se pregunta mentalmente mientras inhala de manera disimulada su aroma y siente ese delicioso cosquilleo recorrer su cuerpo bajo su toque.

«Porque es nuestro compañero» Saya responde y Selene puede ver que ella sonríe de felicidad.

—Prepara tus cosas, mi pequeña —dice Connor en un susurro luego de un largo rato de silencio entre ellos dos. Selene levanta la vista hacia él y a pesar de que anteriormente dijo que no, asiente.