Sebástian
Me preguntaba si estaría bien, que llevara a mis hijos al funeral de la abuela. Mi duda no se refería a ella, sino a la madre de los niños. No quiero que mis hijos tengan contacto con Soraya. No soy de retroceder en mis palabras, y no será diferente esta vez. Siento mucho que esta tragedia haya ocurrido, y todo parece estar derrumbándose en la cabeza de Soraya, pero las amarguras de su vida, son simplemente el resultado que plantó.
El abandono de los niños y su renuncia a nuestro matrimonio, jamás saldrán de mi cabeza. Es como una enfermedad incurable, la cual ni siquiera mis hijos me hacen olvidar. Balanceo la cabeza. Luego su aparición será olvidada. Mi matrimonio con Diana está llegando y nada como una noticia para encubrir la otra. Ella, sí, es la mujer adecuada. Su amor incondicional por mí, me hizo descubrir que jamás Soraya vendría a amarme.
Las dos son completamente diferentes. Mi novia tiene el alma más pura que he conocido. La sonrisa que trae en el rostro, indica los rastros de su personalidad dulce y gentil, eso sin contar con su belleza. Mi rubia parece un ángel caído del suyo. Ya la fallecida, es lo opuesto. Incluso con toda su belleza aparente, ella es podrida por dentro. No me convencí con tu teatro de madre arrepentida. No puedo creer que en seis años ella haya podido reconsiderar sus elecciones, y concluir que se equivocó. Estoy seguro de que Soraya esconde algún deseo oscuro detrás de la cara "bondadosa" construida. Voy a averiguar por qué regresó.
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— Despídanse de su abuela, niños.
Arrojan las flores blancas que han recogido. Me di cuenta de que sería un error no permitir que se despidieran la última vez de su abuela. Sonrío sin voluntad. Ellos la amaban. Cuando Soraya huyó, yo no quería permitir que los abuelos conocieran a mis hijos. Delante de la hija que tuvieron, tal vez eso era un error, sin embargo, ellos parecían avergonzados por la actitud de ella, y prácticamente se humillaron para conocer a los nietos. Yo lo permití.
Primero fue el abuelo, y en pocos años la abuela también se va. ¿Sabes qué? Eso parece una plaga o maldición impregnada en la vida de Soraya. Por estas y otras razones no permitiré que mis hijos entren en contacto con esta mujer. Se convierte en una plaga para quien esté a su lado.
Junto a las cejas cuando oigo el llanto de una mujer. Miro en todas direcciones, sin embargo, no veo a nadie. El llanto es cesado. Entiendo que es mejor irse. Este lugar no es bueno para los niños quedarse mucho tiempo.
— Vamos, hijos míos. - Hago la señal de la cruz, un tanto asustado con lo ocurrido. — ¡Quizás tengan fantasmas aquí!
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Dejo que el agua caliente baje por mi cuerpo. Hoy fue un día estresante, de hecho, hace tiempo que no sé lo que no es un día estresante. Cuando se adquiere más poder, las responsabilidades te persiguen. Es el precio que se paga a quien quiere vencer en la vida. Mis pensamientos son pausados cuando vislumbro el cuerpo curvilíneo de Diana entrando al baño. Dejo que mis ojos recorran su carne. Ella retira la lencería blanca y la deja deslizarse por su cuerpo.
— Extrañaba a mi vaquero. - Envuelve sus brazos en mi cuello. — ¿Lo que hizo tantas horas en la calle, con los niños?
— Las llevé para despedirse de la abuela. - Diana rueda los ojos. — Oye, calma. Sé que estabas en contra de que se involucraran, pero necesitaban despedirse. Ella era su abuela, y eso nunca cambiará.
— Está bien, mi amor. No quiero que conozcan a esa mujer. Ahora que Soraya ha vuelto, todo puede cambiar...
— Quieta. - Pongo un dedo sobre tus labios. — Nada va a cambiar. Tú eres la que se va a casar conmigo. La mujer cuidó de mis hijos con todo el amor del mundo. ¿Para qué iba a dirigir mis pensamientos a alguien que me hizo tanto daño? Te amo, Diana, y eso nunca cambiará.
Ella sonríe de costado.
— Ahora ven aquí.
Nuestros labios se tocan. El dulce sabor de su boca invade mi ser. La araño con mi piel seca, ella dice que le gusta mucho, especialmente cuando llego a lugares distintos. Dejo que mis manos descansen un poco debajo de su espalda y la traigo para mí. Sonríe cuando siente el cuerpo mojarse. Seguimos besándonos, pero ahora se ponen más calientes.
Aprieto su cintura y de una manera un tanto cruda, presiono su espalda contra la pared. Ella suspira en mi boca. Dejo pequeños besos por su cuello, y voy dejando huellas por el cuerpo. Ella deja que los dedos se le metan en el pelo, forzándome a bajar más y luego estoy inundado en su desnudez. No satisfecho, empujo su cuerpo, colgando la pared.
Pierdo buenos minutos explorando, y casi en su ápice decido terminar. Ella se queja, pero no doy mucho espacio para críticas. Coloco sus piernas, cada una a un lado de mi cuerpo, y sin esperar demasiado adentro en su carne. Ella grita. Rápidamente cubro su boca. Es la primera vez que no uso condones con ella. Esa es la prueba de que la amo, y que quiero tener más hijos, pero esta vez, con la mujer cierta.
No sé si es el agua caliente que corre por nuestros cuerpos, pero la sensación aumenta cada vez más. Con movimientos repetitivos, me hundo con todo lo que puedo. Ella adentra sus uñas en mis hombros, dejando escapar su reacción. Con respiraciones jadeantes, y sensaciones turbias, dejo que mi cuerpo explote, y ella viene enseguida. Extasiado, le doy un suave beso en la frente. Ese es mi lugar.
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Al día siguiente, con las manos unidas, bajamos las escaleras para desayunar. Ella me sonríe, y yo se la devuelvo. Espero que después de anoche, no tenga dudas de cuánto la amo.
— Buenos días, niños. - Les doy un beso a cada una. — ¿Cómo están?
— Yo estoy bien, papá, pero el Suel está quieto desde ayer. - Selene responde. Junto a las cejas, intrigado. — El problema es que quiere preguntarte algo, pero no sabe cómo hacer.
— No tengas miedo de hablar mi hijo, yo estoy aquí para ayudarte. Pregunta lo que quieras. - Me enderezo en la silla, esperando por su misteriosa pregunta. No me extraña su timidez, él siempre ha sido así, sin embargo, soy su padre, y quiero ayudarlo.
— Ayer vi a una mujer en el funeral de mi abuela. - humedezco los labios con una suave idea de lo que va a hablar. — Es la misma mujer que apareció en nuestro aniversario. ¿Quién es ella papá?