Un espectáculo de ópera se presentaría en el carnaval ese año. Edward reservó dos boletos para que juntos fueran a verla. Emily esperaba ansiosa, pues nunca antes había asistido a una función de opera. De pronto un pensamiento preocupó a Emily. Ella no sabía nada de opera ni como debía vestirse. Afortunadamente, Edward consiguió una tienda de ropa formal para damas dónde la niña pudo comprar un elegante vestido de noche. Ambos caminaban de la mano entre las calles del pueblo. Los dos admiraban las artesanías, las fachadas de los edificios, los adornos, los diferentes restaurantes y galerías que mostraban lo mejor de ellas. Sentados en el malecón de un bello restaurante, el teléfono de Emily vibró. Maggie le mandó un mensaje preguntándole si todo iba bien y si ella estaba bien. E