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Prefacio…
En el juego del amor, yo he perdido.
Desde pequeña me considere una niña feliz, nunca me faltó nada, tenía una familia feliz, unos padres que se amaban con locura y me hacían creer tanto en el amor que yo flotaba entre mis nubes de ilusión creyendo que así siempre era el amor, yo sin duda me sentía bien conmigo misma y con la vida que me había tocado, pero sabía que me faltaba algo para hacerla más interesante, creí que debía destacarme y ser la mejor de mi graduación para conseguir una beca en Yale, lo logré.
Había pasado a Yale para estudiar arquitectura, mi sueño hecho realidad y, según yo, todo parecía maravilloso en mi vida, pero cuando lo conocí supe que me faltaba un poco de emoción, fue su misteriosa forma de ser, su seriedad tan abrumadora y su semblante tan poco expresivo los que me cautivaron.
Logan, aquel chico de la mochila, como solía llamarlo gran parte de la universidad, era tan … tan, nunca encontré las palabras para describirlo pero él tuvo algo que me atrapó como un imán y desde el primer día supe que sería ese pequeño corrientazo de emoción que le faltaba a mi vida y no me equivoqué, él fue incluso más de lo que yo pude querer y caí tan enamorada que no fui consciente de muchas cosas que siempre estuvieron allí, tan presentes que no entiendo cómo malditamente nunca las vi.