Trauma

1349 Words
Pasé mi primer fin de semana sola, desempacando las pocas cosas que tenía y arreglando a mi gusto el lugar. Tal como lo prometí, el domingo fui a comer con mis padres, para lo que sería el comienzo de la costumbre de los domingos. El semestre comenzó, mi concentración en los estudios siguió intacta. La disciplina y responsabilidad, era algo que no perdería por mi independencia. Clases y grupos de estudio me permitieron conocer a todos mis compañeros, había detectado a los fiesteros, a los introvertidos, a los extrovertidos, a los estudiosos, a los sabelotodos; pero al final, terminé con una sola amiga: Cinthia. -Otra vez viene Leo para acá – a ella no le caía bien, así que su tono de fastidio fue notorio. Leo, era el típico popular mujeriego, lo que por un momento me hizo pensar en Eliot… ¿Hasta dónde había llegado con una chica? Y no me refiero al sexo, era lógico para mí que él ya no era virgen, más bien mi pregunta era, si había sentido algo por alguna de ellas. ¿Alguna de ellas había sido su novia y no lo supe? ¿Las había lastimado? ¿Les había roto el corazón? … -Andy, ¿tienes grupo de estudio para los exámenes finales? –Estaba interesado en mí. -¡Sí! ¡Lo siento! –Tomé de la mano a Cinthia y comencé a caminar hacia el salón. –Ahí viene el profesor – y gracias a Dios ambas frases eran verdad, porque estaba acostumbrada a decir siempre lo que sentía, yo era malísima mintiendo. Se los diré, en un instante el pánico me invadió, porque en mi mente pasaron las palabras de Eliot: “quién sabe qué tipo de hombre te encuentres más adelante, que te rompa el corazón.” Los exámenes pasaron, a toda costa evitaba a Leo, y en general a cualquier otro chico, por lo que estuve más que feliz cuando el mes de vacaciones llegó. Mi desempeño en el despacho jurídico fue satisfactorio para los abogados, por lo que cuando me ofrecieron un puesto como asistente, mi felicidad no cabía en mi cuerpo. Es que una chica de 1.58 con 50 kilos no es un buen recipiente. El segundo semestre comenzó, mis compañeros eran los mismos, así que ya sabía lo que cada uno de ellos pretendía cuando se acercaban a mí. Esa insulsa idea de perder la virginidad hasta que me casara, no formaba parte de mis pensamientos; pero tampoco quería que alguno de ellos anduviera divulgando que había sido el primero en mi vida. El pensar hacerlo con un chico del que me enamorara, tampoco me parecía lógico, y es que por la edad que tenía, seguramente terminaríamos por separarnos. ¿La virginidad era en realidad algo especial? Estaba haciendo demasiadas conjeturas, y el temor lo único que provocó, fue un genuino interés porque mi primera vez no fuera traumática. Sin perder más tiempo, esa misma noche le escribí a Eliot: A: ¡Maldito! ¡Me dejaste traumada! –Para mi sorpresa, me contestó enseguida. E: ¡Vaya! ¡No has muerto! A: ¡Estúpido! E: ¡Tú! ¡Ya no me hablaste desde que nos graduamos! ¡Ya van 7 meses de eso! A: ¡No seas dramático! ¿Cuándo estás libre? E: Cualquier día por la tarde, mi última clase se termina a las 12. A: ¿Alcanzas a llegar mañana a las 12.30 al VS Café? E: ¡Aw! Andas nostálgica... ¡Ahí te veo! A: ¡Estás insoportable! ¡Hasta mañana! El VS Café era nuestro confesionario, ahí platicábamos de chismes y cosas personales. Y para ser totalmente clara, él nunca utilizó el café para las salidas en pareja, era como nuestra ‘casa del árbol‘. Definitivamente lo había citado para confesarle algo, pero además quedaba cerca de mi trabajo. Él ya estaba ahí cuando llegué, se paró y nos dimos un abrazo muy fuerte, hasta me separó del suelo algunos centímetros. -¡Te extrañé demasiado! -Me dijo al oído, pero fue tan efusivo. -¡Yo también! –Admití. Me bajó y nos sentamos, uno frente al otro. -Ya ordené, en cualquier momento nos traen la comida – la arbitrariedad era una de sus características. -¡Siempre tan considerado! -Levanté una ceja e incliné un poco la cabeza con cinismo. -Ya sé lo que ibas a pedir, eres demasiado predecible – su expresión de fastidio se hizo notoria. -Mejor dime, ¿cómo te ha ido? –Y vi cómo se acomodó mejor en su asiento. -Las clases van bien, trabajo de medio tiempo en Dawson & Asociados y estoy viviendo sola – estaba orgullosa de esos pequeños logros. -Tal como lo planeaste, ¿qué dijeron tus padres? –No había sorpresa en su voz. -¿Qué podían decir? Ya estaba en la puerta con las maletas hechas - mis manos comenzaron a sudar por el repentino nerviosismo que se apoderó de mí. -Tengo que decirte algo...- Justo en ese momento, llegó la mesera con la comida y las bebidas. Nos quedamos en silencio hasta que la mesera desapareció. -Siempre tan directa, ni siquiera me preguntas cómo estoy ni cómo me ha ido - sentí sus palabras con resentimiento. -Eliot, como que andas muy sensible – algo poco común en él. -¡No me hablas en meses, me pides vernos para desahogarte conmigo y no muestras el más mínimo interés por mí! -¡Dios mío! Estaba actuando tan despechado. -¡Está bien! ¡Lo siento! Tienes razón, debería ser más considerada contigo. Cuéntame, ¿cómo te ha ido? –Y aunque me pareciera extraño su comportamiento, tenía que aceptar que tenía razón. -¿Qué te costaba? - Me dijo en un tono más dulce. -Pero la verdad, me muero de curiosidad, ¿qué me quieres decir? ¿Estás embarazada? –Ahí estaba, de nuevo él. -¡Eliot, cállate!!! – -Tienes razón, discúlpame, el dejar de verte provocó que no pudiera leerte al instante, sigues siendo virgen – su sonrisa sarcástica se dibujó al decir la última palabra, y yo me mostré seria. -De eso quiero hablarte - pude ver cómo su expresión cambió al instante, y sus ojos se abrieron de sorpresa. -¿De verdad? ¿Te quiere? ¿Estás enamorada de él? O... ¿Fue un cretino? -Sentí genuina preocupación en sus palabras. -Quiero suponer que me quiere, a su manera por supuesto; y yo también lo quiero, tal vez no de una manera romántica, pero quiero pedirle que sea él – le dije mirándolo a los ojos. -¡Ah! Todavía no lo haces, creí que mi instinto me había fallado, ¿necesitas de mi bendición o algo así? –Él solía ser un estúpido-sincero, más de lo primero que de lo segundo; pero en definitiva, la distancia y el tiempo lo habían hecho más descarado. -Necesito que vayas a esta dirección - coloqué un papel sobre la mesa con cierta molestia, - a las 8pm, traigas condones y ropa de cambio para mañana – cuando finalicé, agaché mi cabeza hacia el plato de comida, aunque podía ver de reojo sus expresiones. Primero como que no entendió, porque frunció el ceño, unos segundos después sacudió un poco la cabeza en negación, acto seguido abrió mucho los ojos, por último sonrió y suspiró en señal de comprensión. -¿Me estás diciendo que aceptas mi propuesta de hace casi un año? - No le respondí, comencé a comer y hasta me estaba atragantando. -¿Te tomó un año tomar una decisión? –Seguía insistiendo. Levanté la vista, fijándola en sus ojos café claro. -¡Ay! ¡Ya Eliot! -Dije súbitamente. -¿Puedes? ¿Quieres? ¿Estás disponible? – -Sí, a todas las preguntas - finalmente respondió con una sonrisa de satisfacción. Por el resto de la comida permanecimos en silencio, al final, sólo me despedí y aunque se ofreció a llevarme al trabajo, lo rechacé. -¡Te veo en la noche! –Fue lo último que le dije antes de alejarme de la mesa.
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