-No huyas cobarde. - Dice entre risas. - ¡Cobarde!, púes de eso no tengo duda, pero tú eres un imbécil. - Digo sin detenerme para salir, sé que viene atrás eso me desespera, me atrapa y caemos tan duro que mi pecho traspaso el de él, hizo que cayera encima. -Sí, pero esté imbécil es el que te hace sentir el cielo y el infierno. - Se acordó, no puede ser, solo se lo dije una sola vez y él estaba casi dormido, lo beso. -No pensé que me hubieras escuchado esa noche. - Dejo sus labios, él entrecierra sus ojos no sé, que se le vino a la mente. -Recuerdo cada instante en lo que he estado contigo. - Dice muy serio. -Haaa, que mentiroso. - Me separo de él, me pongo de rodilla, el agua pasa por mis piernas están muy bajita. -Me han dicho de todo menos mentiroso. - Me Gruñe sentándose, e