—Nada, pero en vista de que no tengo nombre tampoco importa, ¿no? Pone cara de pillo y dice: —¿Estás enfadada porque no te los he presentado? —Qué va. —Me cruzo de brazos y vuelvo a mirar por la ventanilla. Anda que no. Menudo cara llevas. —Tengo mis motivos —susurra. —Obviamente —digo con una sonrisa afectuosa—. Me encanta bailar al son de tus caprichos y motivos. Christian se ríe entre dientes, apoya la cabeza en el respaldo y me mira. —¿Qué pasa? —pregunto en tono seco. —Me preguntaba cuánto tardaría Megan en aparecer. Alzo el mentón a más no poder mientras miro por la ventanilla y digo: —Pues Megan no aguanta tus tonterías, Christian . —No, pero me la chupa que da gusto, así que la perdono. —Shhh —susurro con rabia mientras miro si la azafata está por ahí—. ¿Quieres calla