—Elio, sé que quieres mucho a Aly, y sì ahora eres su padre, pero, necesitaba saber quién era èl. Elio quiso decir algo màs, cuando Luna abrió su cartera y le mostró el arma. Los ojos de Elio se abrieron enormes. —¡Luna! Pero… ¿Qué hacías con eso? —No lo sé, tuve miedo de que quisiera robarme a Aly. Elio se levantó, estaba consternado. —¿Tanto odias a ese hombre que ibas a matarlo? Luna bajó la mirada. —No me mires como si fuera una loca. No sabes todo lo que he padecido por esto, Elio. Estaba tan ebria ese dìa, que no puedo recordar bien su rostro, a veces parece ser cualquiera, pero, sea quien sea, ese dìa arruinó muchas cosas en mì. No quiero hablar de eso —dijo con desesperación, tomó su mano—. Lo único que debes saber, es que no te engañé, jamás haría lo que a mì me destrozó.