Elio recibió un dulce beso de su esposa, quien le pidió que desayunara. Él solo bebió un café y tuvo que irse a trabajar. —Papito, no quiero ir a la escuela —dijo Aly vestida con su uniforme y abrazando a su muñeca. —¿No quieres, cariño? Pero, tienes que estudiar. —Quiero ir a mi guardería, papito. —Mira, este colegio es el favorito de papi, y tendrás muchos amiguitos. —¿En serio? Elio la cargó, y asintió. Aly se emocionó. —Pero, ¿no me llevarás? —No, pero mami, sì, y yo iré por ti más tarde, y comeremos un gran helado. —¡Sì! Se giraron a mirar a Marcos y Mayte que iban bajando la escalera. Marianela se levantó, sonriò al verlos. —Debo contarles una buena nueva: Mayte y Marcos están en una relación de novios. Elio se quedó perplejo, luego sonriò, pero no le gustó la idea. «Ma