Los ojos de Elio se abrieron con el primer rayo de sol, miró alrededor. Tocó al otro lado de la cama, y se asustó horrible. Luna no estaba ahí —¿Luna? —exclamó El hombre salió de la cama, corrió al cuarto de baño, luego por toda la cabaña, ella no estaba. Elio salió de ahí y corrió por el bosque, hasta que por fin la vio. Ella estaba ahí, sentada en el prado verde, frente al agua, con los pies hundidos en ella. Sonriò al verla, pero su corazón se sintió pesado, ¿y si ella aún no le perdonaba por todo? Se acercò lento, pero ella rápidamente lo observó, sonriò. —Buen día. —Buen día, me asusté al no verte, creí que… —¿Qué había escapado? Elio asintió. —¿Creíste que escaparía como lo hice de Marcos? Elio hundió la mirada. —Luna, sé que… —Sé que por eso ocultaste la verdad, Elio,