Elio vio a esos hombres, cerrando el camino, intentó retroceder, solo para encontrar a otra camioneta con hombres armados, justo detrás. Bajó el teléfono, envió su ubicación en tiempo real a su padrino. Y puso el móvil en silencio, lo puso por debajo de su calcetín y su tobillo, esperando que no fueran a descubrirlo. Sentía miedo, pero fingió que no, cuando los hombres se acercaron y apuntaron su arma a su vidrio. —¡Abre o disparamos! Elio pudo ver todas sus opciones en su mente, ir directo contra el auto de enfrente, no le saldría bien, había tres hombres frente a èl apuntándolo, seguro lo matarían antes. En cada lado tenìa hombres armados y detrás estaba otro auto. Cualquier movimiento seguro terminaría con su muerte. Abrió las puertas. Los hombres subieron al auto, para su sorpre