Elio estaba pensativo, se levantó como un resorte, ella no pudo detenerlo.
Luna sintió rabia.
«¡Es tan engreído!», pensó.
Elio salió del avión, bajó la escalera, caminó por la pista.
«¡Es mentira! ¿Por qué no lo dijo antes? Porque es mentira y lo acaba de inventar, lo hace por celos, por rabia, porque me casé con Luna y le dejé. ¿Qué quieres, Lydia? Presiento que será difícil deshacerme de ti», pensó con rabia
Mirò atrás y vio a Luna bajar la escalera.
Se acercò a ella. Le dio la mano, pero ella lo ignoró.
—¿Ahora qué hice? —murmuró
Elio la siguió hasta llegar al auto donde el chofer ya los esperaba.
Ella subió y no se dignó a hablarle.
—¿Qué te pasa? —susurró al subir al auto.
—Nada, si quieres ve y habla con tu amante, puedo esperar aquí.
Elio la mirò de reojo.
—¿Estás celo
