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Luna estaba en el cuarto de baño. Se mirò al espejo. —No voy a llorar por ese imbécil, si decidió creer en esa mujer, que se quede con ella. Lavó su rostro, se envolvió en la sábana y salió de ahí para su peor sorpresa, ese hombre estaba ante ella. —¿Qué haces aquí? —Perdóname por lo que dije, Luna, no quise lastimarte. Ella sintió rabia. —Pero, me has ofendido —dijo retrocediendo—. Ahora aléjate de mí, Elio Francelli. Intentó alejarse, pero èl tomó su brazo con fuerza. —Mírame, por favor, ¿no ves que estoy arrepentido? Perdóname si dije algo ofensivo o si te lastimé, desde que te conocí, siempre quise una cosa. —¿Una cosa? Elio se acercò a su rostro, ella sintió su respiración sobre su rostro. —Amarte… —dijo con voz débil —¿Amarme? Mentiroso, sí, quieres una cosa, ¿me crees un