Los ojos de Luna se abrieron enormes, no podía creerlo, dio un traspié. —¡¿Qué?! ¿Cómo es posible? —Déjame contarte todo. —¿Siempre lo supiste? ¿Te has estado burlando de mì todo el tiempo? —¡No! Escúchame, Luna. Ella dio la vuelta, salió de ahí. Elio gritó su nombre y fue tras ella. Luna estaba ahí, solo detenida mirando al cielo. —¿Luna? —¿Tú eres ese hombre? Él dijo que sì, entonces, todo quedó claro para ella. Luna se preguntó todas las veces que deseó que Elio Francelli fuera el hombre de esa noche, incluso pudo imaginar su rostro esa noche, pero ahora, todo era nítido en su mente, era èl. «¡Por eso sus caricias eran tan únicas, por eso lo amé de inmediato! Desde el inicio supe que era èl, pero no pude verlo con toda claridad», pensó. —¿Por qué lo ocultaste? —Yo… tenìa