— Después llegaremos a eso —susurre — pero ahora puedes hacerme el amor. —sus dientes asomaron brillantes y blancos. — Me acabas de dar el motivo para pelear cuando ya no me quieras cerca —arrugue mi nariz. — Te he querido cerca toda la vida. —sonrió. — Eso es mejor, mucho mejor. Sus labios bajaron hasta los míos para rozarlos, suspiré contra ellos y su mano derecha volvió acariciar mi mejilla antes de besarme, fue un toque suave, primero tomo mi labio superior, luego el inferior. Llevé las manos a su cuello y acarició la zona despacio mientras que nos besamos con extrema lentitud, cuando tiro de este, gemí, sus labios abandonaron mi boca y comenzaron a bajar directo a mi pecho. Sus labios se abrían paso despacio dejando pequeños besos en todo el transcurso. Gemí su nombre c