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1353 Words
  Lo mire perpleja, sin saber como evadirlo. ¿Cómo le decía que estuve stalkeandolos? Simplemente no podía, sí ellos son un misterio. Admitirlo en voz alta no era lo correcto, podía advertirlo de que los estaba investigando por mi cuenta. -—¿Acosarte?—-pregunte incrédula. —-,Pff tampoco es como qué lo hiciera. Sólo quería conocerte un poco más. —-¿Sabes? Puedes conocerme, en persona. -—dice con ironía. —-, En mis r************* sólo posteo lo que quiero que la gente sepa de mí. -—¿Ah, sí?-—contesto sonriente, ¿debería preguntarle por las fechas? No aún no, primero debo hablarlo con beck.-—, ¿Por qué eres tan frío y silencioso a veces? -—No sé, a veces simplemente no tengo nada interesante que decir y prefiero quedarme callado—-Responde encogiéndose de hombros. Seguimos moviéndonos al ritmo de la música, hasta que esta que suena una lenta y bajamos el ritmo. Coloco mis brazos al rededor de su cuello y el baja las suyas a mi cintura. -—Hueles muy bien, ¿acaso es coconut de Victoria secret? Repite nuevamente y quedo sorprendida, acertó. Es decir ¿cómo se sabe las fragancias? Ni yo las recuerdo tanto. —-Sí, ¿cómo lo supiste?—-inquiero con sorpresa. -—Cariño, yo lo sé todo.-—asegura guiñando su ojo derecho. Y siento un escalofrío recorrer todo mi cuerpo. Lo sentí más como una advertencia. Algo así como "te estoy vigilando". Le resto importancia y sigo moviendo mis caderas de lado a lado. Me siento algo cansada. Mejor dicho agotada, tomo un poco de aire. —-Sí no te molesta, necesito refrescarme.—-le digo al oído para que me escuche. El solo asiente y se encamina a una mesa del fondo donde hay bebidas. Yo sólo salgo al patio que vi al llegar, hay una fuente iluminada con esas luces de navidad. Me siento en ella y aspiro aire. Me relajo al ver tan estrellado el cielo y tan brillante la luna. —-Espero y esto te guste. -—Escucho decir a Harry, mientras me tiende un vaso rojo. -—Gracias.—-le sonrío y doy un sorbo. Se trata de refresco. -—, ¿linda noche no es así? —-Me encanta, mira ese par de estrellas de allá, son la osa mayor.—-dice con un tono interesante. Asiento, mientras siento el frío de la noche embriagarme. Que delicia. Entramos nuevamente al salón y llegamos al brindis. ****** Desperté escuchando una hermosa armonía, dos ruiseñor posaban en mi ventana y cantaban con gracia. Me gusto despertar con ese sonido. Me sentía en paz, terminé por levantarme, ducharme y asearme. Me vestí con un short color vino y una blusa blanca con vino, sandalias y estaba lista. Deje mi cabello reposar suelto y solo use labial trasparente. Al bajar encontré mi desayuno servido y una nota de mamá. "Buenos días bombonsito, me fui al trabajo, disfruta tú desayuno. Te quiere, Cassy." Agradecí para mi misma y me senté en la barra a disfrutar los hotcakes, con café y miel. Estaba delicioso, como todo lo que preparaba cass. Eran las ocho de la mañana y no sabía que hacer, creo que saldría a registrarme en la biblioteca del pueblo. Así podría prestar libros y tener algo que leer. Deje todo limpio y subí buscando un bolso, metí mi celular, dinero y llaves. Baje a la cochera y subí en mi auto, coloque el gps en mi celular y me guío hasta el centro del pueblo. Haberme ido a los ocho del pueblo, me robo la mayor parte de mis recuerdos de éste. Es decir recuerdo muy poco las calles. Al llegar me estacione y entre al antiguo e interesante edificio. Parecía una catedral, en el centro se extendía una cúpula. Muy bonito, al entrar sentí un éxtasis. Habían dos pisos, cada sector o sala se dividía por categorías. Es decir "Literatura" "ciencias" "ciencias aplicadas" "infantil" y así sucesivamente. Había incluso una sala de computadoras. Sencillamente espectacular. Me acerque a la blibliotecaria, una señora mayor de cabello casi blanco, arreglaba con furor los libros. -—Buenos días.-—salude y la señora me miro sorprendida pero sonrió. -—Buenos días señorita.-—dijo amablemente.—-, ¿En que te puedo ayudar? -—Me encantaría registrarme. -—Le respondo. -—, si no es mucha molestia. -—¡Pero que gusto!-—responde con alegría. -—, Ya los jóvenes no leen, solo vienen a usar esos aparatos del demonio. La tecnología les quemo las neuronas. Ríe de su propio chiste, la acompaño riendo. Rebusca en un escritorio y me tienden un lapicero y unas hojas. -—Tiene usted toda la razón. —-respondo, mientras lleno el formulario.-—, es una pena, que no sepan valorar un buen libro. Es decir, nada como el olor de las hojas. Deleitarse leyendo y tomando café. -—Concuerdo contigo totalmente.-—sonrío feliz. Le entregué las hojas-—, será un placer tenerte por aquí. Le sonrió—-Igual un gusto señora...? —-Mi nombre es Rosa, señorita.-—me extendió su mano. -—El mío es Samantha.-le respondo. -—Un placer compartir la pasión de la lectura con una señorita tan amable y bonita.-—me dice amablemente. -—El gusto es mío, señora Rosa. -—le digo. Ella me extiende un carnet y me explica que con el código que esta allí puedo prestar los libros que guste. Le agradezco e indico que voy a buscar uno para leer. Me repaso todos los estantes en busca de alguno que llame mi atención. Y finalmente lo encuentro. "El retrato de Dorian Grey". Lo tomo y llevo hasta donde Rosa, ella lo registra y apunta a mi nombre. -—Excelente elección, niña Sam.-—Me felicita y sigue escribiendo.—-, Es tuyo por quince días. Sé que lo cuidarás como si fuera tuyo. Me guiña un ojo. -—Muchas gracias, que tengas un lindo día.-—lo tomo despidiéndome. Subo a mi auto nuevamente, mientras busco mi celular para llamar a mi rubia favorita. Al segundo pitido responde. -—¿Aló?—-la escucho responder. —-¿Que hubo rubia?-contesto saludandola. -—¿Te acordaste que existo?-—dice con fingida tristeza. —-¡Tú que no me llamas!-—le sigo el juego. —-¿Dónde estás? Fui a buscarte en tú casa y no estabas.-—reprocha. -—Vine a la biblioteca, me registré y ya voy de regreso.—- le respondo. —-Ven a mi casa, te espero. —-Vale, justo te llamaba para eso.-—digo y ella ríe. Cuelgo. Arranco con dirección al vecindario. Ya memorice un poco las calles, gracias al cielo es un pueblo pequeño. Aparcó frente a la casa de la rubia. Y camino con dirección al pórtico. Toco el timbre y a la tercera timbrada me abre. —-¡Hola coca cola!-—me saluda. -—¿Que hay rubia?—-saludo y paso al interior de su casa. Subimos a su habitación y me echo en su cama como si fuera la mía. Ella se sienta en su escritorio. —-Súeltalo-—me incita hablar luego de estar pensándolo bastante. Le dije que tenía una bomba que contarle. —-¿Que...?—-medito. —-¡Ya dímelo!—-insiste. Suelto una risita y meneo mi cabeza. —-Descubrí algo interesante de los hermanos...-—susurro como si alguien pudiese escucharnos. Pero uno nunca sabe, ese dicho de las paredes tienen oído no es solo porque sí. -—¡Cuéntamelo todo!—-insiste nuevamente y sus ojos brillan de curiosidad. —-Bueno la cosa es que, estuve divagando en sus f*******:'s. Y encontré un dato misterioso... 》Todos cumplen años el mismo día, es decir que nacieron la misma fecha pero en diferentes años. El ocho de agosto para ser especifica. —-¿Y qué mierda signfica eso?-—pregunta pensativa. -—Quizás solo se una casualidad y estoy sacando una historia de ello.-—me excuso.—-, O quizá si signifique algo importante acerca del misterio que rodea a esos hermanos. Ella asiente satisfecha, como si le hubiese dicho algo muy importante. —-Y sí eso tiene que ver, ¿Cómo sabremos que significa? —-Sencillo, debemos reunir más pistas.-—lo medito.—-, necesitamos un punto de partida para poder resolver el enigma. —-Bien, trataré de sacarle información a Harvey..—-alarga y la miro con sorpresa. —-, Es que...me invito a salir. Pego un gritito y ella me sigue se tumba a lado de mí y la miro aún mas con sorpresa. Es decir ¿donde quedo la tímida chiquilla que no le hablaba sin atragantarse con su propia saliva? Igual estaba feliz por ella. —-¡¿Por qué no me habias contado!?—-le reprocho.—-, ¿Acaso no confías en mi?-me hago la dolida. —-¡Para eso quería verte! Para contarte y tú vienes y me sueltas esa bomba—-se queja. Río porque al final era lo que ella deseaba, salir con ese castaño que le arrebata el sueño. Pasamos el resto de la mañana y tarde conversando. Me dijo que irían al teatro del pueblo. Estrenaban una versión nueva del clásico romeo y julieta. Interesante, ya me agrada ese chico. Luego de un rato salí nuevamente a mi casa. Lleve mi auto hasta la cochera y subí a ver si ya había llegado a cada Cass. Pero estaba vacía. Cuándo entre a mi habitación me encontre una escena desagradable. Había una rata muerta y en ella una nota. "Mi querida Sam, ¿por qué metes tus narices donde no te han llamado?"
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