—¿Por qué lo hiciste?
—Aún no lo entiendes, ¿verdad? Estas tan cegado por la rabia que te consume en este momento, que no piensas de manera racional, así no eres tú.
—No tienes idea de lo que hablas. Que tu no puedas amar a nadie más que a ti mismo, no significa que los demás actuemos igual.
—¡No me faltes al respeto! No sabes de lo que hablas —los ojos de la mujer estaba visiblemente cristalizados.
—Lo siento madre, pero no puedo vivir así, eso no soy yo.
—Si la amaras como dices que la amas, no importa que problema existiera entre los dos, tu última opción hubiese sido ir a meterte entre las piernas de una amiga de la infancia, Jarerth. No cometiste un pecado, pero entiende que cuando se ama, no se daña y ustedes se estaban dañando.
—¿Y por eso tenías que meterme a Sofía por los
