Didier volvió muy tarde en esa noche, no lo sabía o no lo recordaba, pero Anna dormía muy pocas horas y cuando él se presentó en la habitación ella aún estaba despierta. Al verla sentada en el sillón detuvo su tambaleante marcha para mirarla un poco. Ella lo estudiaba desde su posición, tratando de ignorar la mancha de labial que aparecía en el costado del cuello de su camisa.
—Anna, yo no esperaba verte — susurró mientras arrastraba un poco sus palabras.
—Lo veo — respondió ella tratando de mantener a raya sus deseos de golpearlo.
—Yo…Emm… Iré a bañarme y luego a dormir — dijo él tratando de sonar seguro. Anna solo asintió y continuó leyendo aquel libro que tenía en sus manos.
Didier caminó a paso lento por la habitación hasta llegar al baño, una vez que se observó frente al espejo no
