El hotel era lujoso por donde se lo mirara, pero eso no parecía impactar a los Daract que se mostraban acostumbrados a los empleados que los rodeaban apenas se presentaban en un lugar. Los cuartos eran dos, uno para los niños con Anette y otro para la pareja. Por cuestiones obvias estaban en el mismo piso e iban a ser custodiados por un par de empleados del rubio. Al llegar a las habitaciones los pequeños desaparecieron rápidamente en la suya mientras que Didier abría con lentitud la de él. Anna se había mantenido callada todo el viaje, solo le dirigía algunas palabras a los pequeños, pero al rubio no más que algunas miradas sin nada de sentimientos. La habitación era muy amplia, contaba con un salón con sillones claros, televisión, equipo de sonido y una barra con frigobar. A la izquierd