CAPITULO 1
—Somos una jodida broma —suspiró Kelly lanzándose a mi lado en la cama, yo seguí mirando el techo con el mismo pesar.
—Eso es porque así lo hemos querido, pero tenemos que hacer algo para cambiar que seamos las monjitas de la empresa —comentó Gabriela mirándose en el espejo de cuerpo completo el vestido que llevaría esta noche para la cita a con nuestra jefa.
—A mí no me molesta que me digan que soy una monja, mojigata y mil cosas más —refute yo dándome vuelta en la cama y quedando con la panza contra el colchón.
—¿Eres consciente de que eres la única de nosotras qué se salva de esas mentiras? —me preguntó Kelly con una de sus cejas levantadas.
Fruncí los labios negando con mi cabeza moviéndola de un lado a otro.
—¿Y yo por qué? —me di una nueva vuelta en la cama y por poco me caigo, solté una risa medio tonta y me acomodé mejor para evitar romperme la cabeza contra el suelo, luego continue hablando—De nosotras tres, yo soy la que llevo más tiempo soltera y sin sexo.
Y era totalmente cierto, mi vida amorosa y s****l era prácticamente nula... Literalmente y no me avergonzaba decirlo a los cuatro vientos.
—Eso no es lo que dicen por ahí… —Kelly se miraba sus uñas como si fuera la cosa más interesante del mundo.
—¿Cómo? —me senté en la cama enfrentándolas a ambas, eso si me ofendía, acababa de pensar que mi vida era prácticamente aburrida y decían cosas de mi. La gente inventa tanta mierda que deberían dar un premio por tener que aguantar la basura de otros. —¿Y quién carajos dice eso? —pregunté bastante irritada con toda esta situación.
Sabía que mis amigas no tenían ni un poco de culpa en esto, pero que me lo hicieran saber era un pequeño golpe a mi pecho, aunque claro que seria peor si no me lo dijeran. Ahí si que me harían creer que no son mis amigas.
—Meredith —rodé los ojos con fastidio ante la mención de ese nombre. ¿Por qué no lo había pensado antes? Esa mujer me odia.
Meredith. Jefe de recursos humanos de la revista Magazine, para la que trabajamos, esa mujer no podía mantener nunca la boca cerraba y cualquier chisme que pasara en la empresa, primero había estado en la boca de esa mujer, es una arpía y de las peores.
—¿Y puedo saber por qué cojones esa tipa ahora cree que soy una puta? —me crucé de brazos enfadada, mi ceño estaba muy fruncido.
Gabriela y Kelly se miraron de reojo sin ganas de hablar.
—Solo necesito que una de las dos hable, no es muy difícil —comente con sarcasmo, ellas trataban de evitar por todos los medios decirme, pues vaya... A la final y tan buen amigas no serían.
—Ehh… Es algo muy tonto, no tiene mucha importancia —. Levanté una de mis cejas ante la respuesta de Kelly.
—Entonces si no tiene importancia, pueden decirme sin ningún problema —de nuevo ambas se miraron, Gaby carraspeó su garganta.
—Verás —soltó una risa nerviosa que me hizo sentarme mucho mas recta, cuando ella ponía esa actitud era porque diría cosas que no me iban a gustar para nada.
—Si, continua —comenté poniéndola mucho más nerviosa, ¿tan grave era el asunto? Yo esperaba con todas mis fuerzas de que no fuera así, de verdad esperaba que no.
—Meredith te vio salir del baño con el cabello muy despeinado —llevé mis manos a las puntas de mi cabello sintiéndome ofendida. llevé una mano a mi pecho con mis labios entreabiertos.
—Es otoño, —expliqué. El clima hace que mi cabello este lleno de friz y con más volumen de lo que me gustaría y eso no significa que haya estado de puta con cualquier hombre o mujer que se cruzara en mi camino. No me van las mujeres, pero conociendo a Meredith, esa vieja podía decir que me metía incluso con ancianos. —Ellas me miraron con un poco de pena y también diversión ante mi elección de palabras.
—Y lo sabemos, cariño —comentó Kelly con una sonrisa que pareció tranquilizadora, pero que no tuvo ese efecto en mi —, pero sabes que esa mujer dice y hace lo que se le dé la gana.
—Estúpida —me crucé de brazos enfadada —, pero se va a enterar esa zorra que de mí no tiene por qué estar hablando.
Gaby movió su mano restándole importancia a mis palabras.
—Ya lo hicieron por ti —Kelly la miró como si se hubiera vuelto loca y el rostro sonrojado de Gaby me hizo mirarla con curiosidad.
—¿Disculpa? —cerró sus ojos con fuerza como si la hubiera cagado en grande y estuvo a punto de salir de la habitación cuando lo impedí. —Oigan, ¿qué tipo de amigas son ustedes?
—Te amamos, bebé —respondió la pelirroja, miré con interés a Gaby.
—Es que tú crees que no nos importas, pero lo haces y mucho. Es solo que preferimos no contarte nada de esto porque sabemos lo sensible que eres y no nos gusta verte triste. —Respondió con calma, como si al decir cualquier cosa provocara que me rompiera en pedacitos.
—Para nada, nos duele el corazón cuando estas mal —le lancé un beso a mis amigas.
—Así que ustedes desmintieron a Meredith, son un amor —su silencio me dijo que algo no iba bien —Si fueron ustedes, ¿verdad?
—Es tu turno —se libró Kelly —Yo ya le dije lo anterior.
—Eres una maldita bruja —se quejó Gaby.
—¿Qué es lo que pasa y por qué no me lo pueden decir con facilidad? —pregunté bastante irritada con toda esta situación.
—Bah, esto sí que no tiene importancia —se volteó hacia el espejo de nuevo y continúo probándose vestidos, miré a Kelly.
—Por favor —rogué.
Ella bajó la cabeza soltando un profundo suspiró, subió la mirada y leí en sus ojos todo lo que me tenía que decir.
—¡¿QUÉ ESTA DICIENDO ESE MALNACIDO DE MI?! —pregunté envuelta en colera.
—Que nadie sobrio sería capaz de tocarte, nunca —abrí mi boca conmocionada ante las palabras de Gaby, Kelly hizo una mueca confirmándome que era cierto.
—¿Pero ese de que va? —me paseé por mi habitación —¡A él que le importa!
—Solo lo hace para joderte —comentó Kelly intentando calmarme, rodé mis ojos.
—Pues que vaya a joder a su madre —pasé las manos por mi cabello y me miré al espejo.
Mi cabello castaño claro se notaba muy esponjoso debido al clima, esa no era culpa mía, yo trataba de peinarlo y de usar todo tipo de productos que lo mantuvieran bonito, pero era tan rebelde que yo terminaba cediendo ante su rebeldía. Mi cabello hacia lo que se le daba la gana. Miré mis ojos, una rara mezcla de miel con verde, no eran brillantes, eran más bien opacos y yo no me sentía fea, me sentía como una persona común.
—No eres fea —Gaby me abrazó desde atrás confirmando mis pensamientos—, eres una chica muy hermosa y que te valga lo que ese imbécil diga, no tienes por qué escucharlo.
—No lo hago, de verdad que no —. Quizás mentí un poco porque sabía que en el fondo si me importaba su opinión—, es solo que no me gusta que se meta en mi vida. Yo puedo tener a cualquier hombre que quiera, no tengo que ser una puta como dice Meredith, pero tampoco tengo que ser una virgen mojigata como dice él, porque eso es lo que él dice, ¿Verdad?
—Eso es lo que él dice, amiga —me confirmaron ambas a la vez.
Volví a mirar mi reflejo en el espejo viendo como mis ojos brillaban por primera vez con ganas de hacer algo diferente.
—Pues hay que demostrarle que yo no soy nada de lo que él dice. No me conoce ni un poquito —Gaby rio.
—A veces me provoca meterlos en un cuarto y que se odien allí adentro con todas esas ganas que se tienen —la miré enarcando una ceja —ganas de matarse, obviamente —corrigió.
Kelly soltó una estruendosa carcajada.
—¡Eso sería increíble de ver!
—Dejen esas fantasías raras, nos odiamos por muchas razones, es imposible que pase algo entre nosotros —comenté.
—Nada es imposible —canturreó Gaby.
—Lo que ustedes se imaginan si es muy imposible, de verdad. —Prometí con seriedad, él y yo simplemente estabamos destinados a ser enemigos...
—¿Por qué nunca nos has dicho porque odias tanto a Daniel? —hice una mueca al recordar su nombre, para mí siempre era un don nadie, alguien que yo siempre fingía que no existía, pero que terminaba siendo el dueño de mis...
Nada, no existe para mi.
—Por favor no hablemos de él en este lindo día, tenemos que hacer algo para dejar atrás las malas vibras y conocer hombres para demostrar que…
—¿Por qué le tendrías que demostrar algo a él? —preguntó Gaby bastante interesada, carraspeé mi garganta y miré hacia otro lado.
—No es por él —respondí luego de unos segundos en completo silencio —, no sé ustedes, pero yo ya estoy cansada de esta sequía. Quiero conocer chicos, pasar una noche agradable, salir a bailar y no tener que recordarlo al día siguiente. Cero compromisos, pero mucha diversión, pasión y mucho pero mucho sexo.
—Conozco un lugar —Kelly comenzó a buscar algo en su iPhone —. De hecho, es un lugar muy nuevo, los dueños lo crearon con el objetivo de pasar una noche inolvidable, pero olvidando a la persona con la que pasaste la noche.
—Eso es un poco confuso —dijo Gaby, yo me acerqué a Kelly con interés.
—Es el boom del momento en la ciudad. Es un bar a ciegas —mi boca se abrió con un poco de curiosidad, lamí mi labio inferior.
—¿Bar a ciegas? —pregunté.
—Les explico, mi hermana me comentó un poco, me dijo que ella había ido la semana pasada a aquel lugar y que había quedado encantada. —Nos mostró una foto de la fachada tras unos segundos pegada a la pantalla de su celular, el lugar se veía iluminado por unas letras en neón donde se podía leer «EXTASIS - Blindradise»
—¿Qué significa Blindradise? —Preguntó Gaby.
—Es como una mezcla entre ciego y paraíso, algo raro si, pero bastante ingenioso —respondió Kelly.
—Vaya, suena muy interesante —comenté mientras lo pensaba, de verdad me sonaba bastante bueno.
—Mi hermana dice que es un lujo ese lugar, la entrada cuesta veinte dólares y tienes derecho a cinco cocteles diferentes que quieras durante la noche, más una ronda de cervezas y una ronda de chupitos, cubre también la entrada a Blindradise, ya que a este lugar solo entran los que se quieran arriesgar a una noche inolvidable, es decir, digamos que tu viste a un chico guapo en la discoteca, pues si ves que entró a la parte oscura, también lo puedes hacer tú, el problema está en que en este lugar entra cualquier persona, no es en orden y ya no sabes si encontrarás al chico que te gusto o a otro mejor o peor.
—¿Y qué hay allí adentro? —volví a preguntar. Me moría de intriga.
—Es un lugar vacío, solo hay personas y música —respondió pensándolo—. Si encuentras a alguien con quien quieras pasar la noche, ambos deben levantar la mano y uno de los guías que tienen cámaras para ver en la oscuridad, los guiara a una habitación y allí pasa lo bueno. En ese lugar está prohibido mantener una relación con la persona elegida, no se pueden dar el nombre verdadero o si quiera el número, eso va en contra de las reglas.
—¿Y cuáles son las reglas?
—Solo hay una —, la miramos a la espera de conocer la única regla —No enamorarse.
—Eso es lógico, ¿cómo enamorarse en una noche? —bufé —Eso es ilógico y menos de alguien a quien no viste nunca —. Me ignoraron.
Aunque debí saber en ese momento que el amor a veces no se tiene que ver, se tiene que sentir. Se debe sentir y es la sensación mas maravillosa del mundo entero.
—¿Y si solo quieres salir de allí? —preguntó esta vez Gaby.
—Solamente sales y vuelves a la discoteca —se encogió de hombros Kelly al responder.
—Quiero ir —comenté decidida, ambas me miraron como si fuera una loca.
—¿Tú quieres ir? —asentí moviendo mi cabeza de arriba hacia abajo en repetidas ocasiones a la pregunta de Gaby.
—Quiero tener sexo con cualquier desconocido, disfrutar la noche y luego olvidarlo. —Kelly me miró entrecerrando sus ojos —¿Qué?
—¿Esto lo haces por ti o para demostrarle a Daniel que puedes estar con cualquiera? —preguntó ella, rodé mis ojos ante su tonta pregunta
—¡No tengo que demostrarle nada a nadie! —exclamé un poco molesta, mis amigas, lejos de enojarse ante mi brusca respuesta, sonrieron.
—Entonces no se diga más, iremos a Éxtasis.
Aplaudí emocionada y corrí a mi habitación para darme una buena ducha, lo bueno de ser romíes era que podíamos estar mucho más tiempo juntas, así que cada una se metió en su habitación y comenzamos a alistarnos para esta noche. Gaby llegaría un poco más tarde pues primero tenía una cena de negocios, pero Kelly y yo, estábamos libres.
Lo primero que hice fue bañarme y quitarme cualquier rastro de vello indeseable para que mi piel quedara mucho mas suave y tersa, luego, comencé a maquillarme de una manera muy sutil, igual iba para la parte oscura, ¿De qué me servía tener mucho maquillaje?
Sin embargo, me esmeré en que mi suave maquillaje se viera muy lindo, mis ojos verdes lo hice más sobresalientes con una sombra dorada con un poco de glitter, junto con un delineado alargado, más iluminador de lo normal en las partes altas de mi rostro y mis labios pintados de un color rojo pasión.
Cuando estuve satisfecha con mi maquillaje, pasé a mi cabello; decidí que lo podía alisar para no tenerlo como un león y sabía que guardaba unos aceites especiales para evitar que el clima lo esponjara. No me gustó cuando me vi el cabello completamente liso, parecía muerto y sin gracia, así que decidí hacer unas suaves ondas y amé el resultado.
Salí del baño rumbo a mi armario con una toalla alrededor de mi cuerpo, comencé a ver vestido por vestido buscando que era mejor usar hoy y me quise pegar contra una pared cuando no encontré nada que combinara con mi maquillaje, ¿Por qué no me maquillé después de buscar lo que usaría?
Es que seré tonta…
Entré a la habitación de Kelly abriendo sin tocar siquiera y con cara de que había ocurrido la peor tragedia del mundo, ella estaba sentada en su tocador con uno de sus ojos maquillados y el otro en proceso.
—Tu cabello quedó hermoso —me dijo, le sonreí.
—Gracias, pero no podré lucirlo porque no tengo ropa para salir —ella se levantó de su asiento y caminó hacia su armario.
—Seguramente algo de mi hermana te sirva, tienen la misma talla —comentó.
—¿Y no le importará que yo use su ropa? —pregunté con un poco de incomodidad.
—Para nada, el único problema es que ella viste muy escotada y tú eres muy conservadora —recordé todos los vestidos largos y las camisas con botones que tenía en mi armario.
—Hoy es el día de hacer todo lo que nunca hago —Kelly sonrió feliz con mi respuesta y comenzó a sacar prendas y prendas del armario.
Karen, la hermana de Kelly, no solía venir mucho a nuestro departamento, pero cuando lo hacía, se traía un montón de ropa que dejaba y nunca se llevaba, hasta hoy, nunca había agradecido tanto la obsesión de ella por comprar tanta ropa.
—Este vestido —me mostro un vestido n***o medio transparente, negué de inmediato.
—¡Se me vería todo! —ella se encogió de hombros restándole importancia, pero yo no sería capaz de ponerme algo tan revelador.
No podía pasar del extremo conservador al extremo revelador en un segundo, debía hacer una transición para que no me fuera tan duro el cambio, ¿verdad? Al menos yo aun no me sentía muy segura con hacer aquello.
—¿Y qué tal este conjunto? —me mostró una camisa que solo tapaba la parte de adelante, dejando la espalda al descubierto y una falda corta con uno de los lados abiertos, podía ver de esta forma la mayor parte de mi pierna, evalué la ropa durante unos minutos y asentí.
—Esa es. —confirmé.
Kelly me pasó las prendas y mientras más las veía, más em gustaban.
—Te quedarán genial con estos botines —tomé los zapatos que ella me pasaba y los puse debajo de la falda en el aire.
—Están preciosos.
Eran unos botines color n***o con un tacón muy alto, al menos crecería unos ocho centímetros esta noche, o quizás llegaban un poco más alto, la parte del tobillo quedaba al descubierto con unas finas tiras de cadena plateada y dejaba ver mis uñas, lo demás estaba cubierto y me parecían simplemente hermosos.
—Ve a vestirte mientras yo termino de maquillarme, yo sí elegí la ropa antes —se burló de mí.
—Lo siento, estaba tan emocionada que olvidé por completo que debía usar ropa.
—Claro y seguramente ya querías ir a que cualquier hombre te cogiera contra la pared, le ahorrabas el trabajo de quitarte la ropa —solté una fuerte carcajada y salí de su habitación sin decirle nada más.
Al pasar por la habitación de Gaby, vi que ya no estaba allí. Aproveché para ir a la cocina y tomar una botella de Whisky, para esta noche, yo debía tener valentía y eso solo me lo daría una buena dosis de alcohol. Me empiné la botella directamente a la boca y tomé un largo trago sintiendo como el líquido quemaba mi garganta, hice una mueca y comencé a vestirme.
La blusa tenía un gran escote en v, muy pronunciado, y las tiras de la espalda no era que ayudaran mucho a mantener la blusa en su lugar, pues si me movía mucho, se podían ver mis pechos por los costados y al tener la espalda descubierta, no podía usar ningún tipo de brasier.
Me las arreglé para que al menos pudiera bailar un par de canciones sin que alguna de ms niñas quisiera mostrarse al público y, cuando me miré al espejo no reconocí a la hermosa mujer que había allí. Yo debía de usar más este tipo de ropa, el tatuaje en mi costado era muy notorio y las palabras en n***o hacían un buen contraste con mi pálida piel.
I refuse to sink decía en cursiva, junto con un ancla de barco, repasé con mis dedos el tatuaje ignorando los recuerdos del porque y del por quien lo había hecho, no me había hundido, yo seguía a flote y lo haría hasta el fin de mis días.
La falda corta y dejando ver más parte de mi pierna derecha, me alargaba mucho más las piernas y los tacones eran ese toque de sensualidad que agregaba a mi cuerpo. Di varias vueltas en el espejo hasta que fui consciente de que aquella chica era yo, joven, hermosa y llena de ganas por salir esta noche y comerse al mundo… O a cualquier hombre, lo que ocurriera primero.
O ambos al tiempo.
—¿Estas lista? —preguntó Kelly llegando a mi habitación y haciéndome salir de mis pensamientos.
La miré y solté una exclamación.
—¡Estas hermosa! —ella giró sobre su eje mostrándome que aquel vestido color azul le hacía ver un culo increíble.
—Tú no te quedas atrás, te ves espectacular, esta noche la rompemos. —Le pasé la botella de Whisky.
—Sé que tu no lo necesitas, pero dale un trago, por mi —ella se rio un poco antes de beber un trago de Whisky, ni siquiera hizo una mueca al tragar.
—Bien, eso estuvo bueno, pero vamos que la noche es larga y hay que hacer bastante fila para entrar al bar.
Tomé una cartera de mano y metí unos cuantos dólares, mi tarjeta de crédito, mi labial rojo y mi iPhone, Kelly me metió un par de condones y una pastilla de emergencia.
—Por si acaso, siempre debemos estar prevenidas —me guiñó un ojo caminando hasta la salida de nuestro departamento, la seguí mientras tomaba otro trago más grande de la botella y la dejaba en la mesita que había al lado de la puerta.
Ambas teníamos carro, pero decidimos pedir un Uber, porque esta noche no estaríamos en nuestros cinco sentidos. El carro no tardó mucho en llegar y mientras íbamos de camino, comenzamos a cantar gritando por las ventanas del auto, el chico que conducía se reía mientras miraba a Kelly y ponía mucho más volumen a la música.
—Hoy es noche de sexo —gritó a todo pulmón Kelly cuando la canción llegó a esa parte, la grabé con la cámara de mi iPhone.
—Voy a devorarte, nena linda —cantó el conductor, ellos se miraron por el retrovisor de una manera tan intensa que me sentí incomoda, Kelly estaba a nada de brincarle encima y estaba segura de que él podría parar a un lado de la carretera solamente para follarla allí mismo.
Pero, cuando miré por la ventana, vi el gran letrero neón: EXTASIS.