PARTE 1

1435 Words
El tumulto de personas entran y salen de las alcobas mientras Marlon Clerefth se mantiene estoico frente al pasillo que da a la alcoba real del palacio. Llevaba dos años estudiando y trabajando para el príncipe de Ghosteares, era su médico personal y al mismo tiempo alguien a quien llamar “amigo” Supongo que amistad era soportar su terquedad, los arranques de ira y muchas su posesividad hacia todos los que él creía suyos. Marlon nació en una familia adinera, con poder y privilegio, nunca tuvo la necesidad de esforzarse por nada, Pero amaba su profesión y quería seguir intentando ser el mejor en el campus. El tiempo que gastaba en sus estudios eran los suficientes para tener una vida ajetreada y llena de soledad. Solo él y los libros. Excepto por cierto príncipe que jodió sus tiempos libres. Era molesto, interrumpía en horas libres y muchas veces le robaba su tiempo íntimo con omegas. Marlon no era el tipo de alfa que disfrutaba de la compañía, para él sus amantes era solo eso, una persona con la cual saciar sus necesidades. La puerta de la alcoba real se abre y el consejero real aparece negando con la cabeza. Ya lo suponía, la Omega estuvo muy débil para dar a luz sin complicaciones. —¿Me dejas entrar? Talvez pueda hacer algo. —No, la princesa ha perdido a su segundo hijo —habla el consejero desanimado —Creo que tendremos que reemplazarla. Ghosteares tiene sus tradiciones. El puesto de reina consorte es solo un título más, el harem es otra cosa. Tantas omegas y el príncipe se niega a escoger una consorte real. Este es el año donde asume el trono y se necesita una persona que reine junto a él. Marlon hecha un vistazo en la habitación y como médico queda aterrado. Para un Omega, ya sea mujer u hombre debe de ser aterrador dar a luz. Se alegró de ser alfa. No sé, imagina así mismo pariendo con el hilo de la muerte jugando a tirar de él. Niega saliendo de la alcoba, en Ghosteares está prohibido que un alfa asista a un Omega en su parto, y lo único en lo que podía pensar es en el tiempo que se perdió y que se hubieran ahorrado si solamente él hubiera podido encargarse. Cruza los pasillos entrando a una de las alcobas donde el futuro rey bebe su trago mientras el Omega a sus pies se traga el falo erecto. —¿Y? —cuestiona el príncipe al verlo entrar —¿Sigue viva? Marlon se deja caer sobre el sillón sintiendo sus músculos pesados. Los últimos días habían sido frustrantes. —Murió —afirma —Si solo me hubieras dejado asistir el parto. —Son tradiciones —niega el príncipe apartando al Omega. Se acomoda la bata mientras vuelve a servir otro trago. Mira cada parte del cuerpo de Marlon. Está desalineado, no tiene corbata, la camisa remangada y el aspecto nada pulcro. Marlon, al igual que todos los Clerefth tiene ese aspecto perfecto que hace que a cualquiera persona se le seque la boca al admirarlo. Se inclina el vaso mientras sus ojos divagan recordando a Juno Clerefth. Era el Omega perfecto para él. Todo hubiera Sido más fácil si solamente lo tuviera aquí. Su mente de repente le afirma que tiene a un Clerefth viviendo bajo su techo. Más no era el que él deseaba. Con Marlon no era así. Ese alfa lo ponía de una manera sutilmente relajado. Con Juno era un sentimiento posesivo. Marlon inclina la cabeza hacia un lado, notando la mirada oscura del príncipe. —No te ves enojado—se levanta caminando hacia el príncipe —Es el segundo hijo que pierdes. Deberías tomarte más en serio tu descendencia. —Lo hago —afirma Zyran —Cambiaré a un Omega que sirva. Marlon alza una ceja nada contento. Sabe cuál es el estándar de este demente y sabía más que nadie que era absurdo buscar, pues, como Juno, ninguno. Los Clerefth son únicos y la única competencia es otro Clerefth y para la mala suerte del príncipe, Noa ya está casado y con un hijo. —¿Debo preocuparme por Juno? —cuestiona divertido —Te advierto, deja a mi hermano en paz. El príncipe hace una mueca de molestia, como si realmente contemplará la idea de secuestrar al Omega. El teléfono de Marlon empieza a sonar y una sonrisa coqueta aparece en los labios de Marlon. Rápidamente, el príncipe recuerda que día es hoy y algo dentro de él, se mueve con disgusto. —¿Estás en tu Rut? Marlon alza la cabeza mirando crédulo al príncipe. Joder es alto, demasiado. Marlon no era pequeño, era lo suficientemente alto, Pero el príncipe era una vara con metros de altura. —No te involucren en problemas —palmea el hombro del príncipe, ignora la anterior pregunta —Descansa y deja de pensar con sadismo, escoge a un Omega que sea digno y cógetelo hasta preñarlo. —¿Es lo que estás pensando hacer hoy? Por el amor de Meera. Marlon deja escapar el aire en sus pulmones. No le gustaba que indaguen en su vida. Y sentía feo que realmente esas palabras de Zyran sonarán como un reclamo o algo que no entendía. —No estoy en mi Rut —y aun así, hay estaba dando respuestas —Soy un alfa que odia perder la cordura, tomo supresores. Marlon observa al Omega que se mantiene a los pies del príncipe. Está en celo y causa lastima el ver a un ser humanoide actuar como un animal. —Dale supresores o inhibidores al chico. —¿Quieres cogértelo? —¿Qué? Por supuesto que no. —Por qué te preocupa ¿Entonces? Zyran da pasos hacia Marlon desprendiendo feromonas alfa, cosa que pone a funcionar todos los sentidos de Marlon. —Joder —se queja Marlon cubriendo el rastro de feromonas con las suyas —Eres como un radiador de feromonas. —¿Te sientes cohibido? ¿Te molesta mi presencia? ¿Sientes que invadió tu espacio? ¿Qué le pasa? Suele ser así la mayor parte del tiempo, Pero el día de hoy se comportaba de manera… No. Talvez solo eran cosas suyas. Es imposible que el alfa arrogante que no soporta que ningún otro alfa desprenda feromonas, en su presencia se sienta… Posesivo con él. —Solo digo que si no le das inhibidores, pronto empezará a… La mano de Zyran atrapa la mandíbula de Marlon haciéndolo retroceder con la impresión. —No estamos hablando de esa escoria. —pone parte de su peso contra el cuerpo de Marlon —Pregunte ¿Te molesta que invada tu espacio? —Soy un alfa —el príncipe se mantiene expectante a la respuesta —No, no me molesta, solo es incómodo. Suelta la risa como si esa fuese la respuesta que esperaba escuchar. —Bien —lo suelta —Llévate al Omega y ponte el inhibidor. Marlon empieza a dudar de la capacidad de entendimiento de este otro alfa. Se pasa la mano por el rostro frustrado. —Zyran, dije que estoy ocupado, encárgate tú. Intento regresar a la puerta cuando el omega se arrastró a sus pies tocando su pretina. —Mierda —ruge molesto —Contrólate Omega. El pequeño Omega empieza a bajar la pretina del pantalón hundiendo sus labios en el medio bulto que empieza a erguirse. Marlon se inclina para ayudarlo, más todo intento acaba con la patada que obliga al Omega a caer al suelo entre quejas. —Basura. —¡¿Estás demente?, deja de jugar con la vida de los demás! —Marlon socorre al Omega mientras el príncipe se mantiene en su lugar. —Me enfureces —termina de decir —Fuera y llévate a la basura contigo. —Carajo Zyran, deja de ser posesivo, el chico está en celo, y soy un alfa dominante, no es como si pudiera controlar abalanzarse sobre mí. —Ese es el problema —espeta Zyran complicando más a Marlon —Fuera de aquí antes de que lo mandé a una celda. —Si sigue así, ningún Omega se casará contigo. Cuál era su problema. Marlon entendía que los alfas son muy territoriales con sus omegas y tenía lógica que Zyran se enojara por qué el Omega en cuestión se lanzará a otro alfa, Pero… ¿Es para tanto? Algo empezó a palpitar en su cabeza, talvez una señal o una alerta que le dijo. “Te equivocas” Pero decidió ignorarlo por qué la idea le parecía ridícula. CONTINUARÁ…
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