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Cuando terminé de vomitar, mientras estaba de rodillas frente al baño, me levanté, fui al lavamanos, abrí los grifos, me enjuagué la boca y miré a Alfred, viendo la preocupación en su rostro. —No te preocupes, para entonces estaré bien—, dije sonriendo. —Eres muy amable—, terminé de decirle. —Pero me gustaría que me dijera señor Kendall, por qué se hace esta recepción, llevando un vestido de gala tan caro a una fiesta, es porque va a estar gente muy importante—, le dije. —Bueno, es una recepción, como dijiste, para gente rica y empresarios que donan a varias ONG. Además, podré presentarte a algunos de mis socios y podré presumir de mi bella esposa, —Me dijo, sonrojándome de nuevo. Noté cuando salimos del baño que Alfred mantuvo su mirada fija en mí, mirándome con cierta preocupación, p