POV Salvatore —¿Por qué me trajiste aquí? —le pregunto a Enzo—. Te di las llaves de mi auto para que me llevaras a la penitenciaría donde se encontraba encerrado ese malnacido hijo de perra. —¿De verdad crees que él va a seguir ahí? —me pregunta Enzo, mirando dónde estacionarse—. Ese tipo ya debe de estar a kilómetros de distancia de aquí. —¡Maldito infeliz! —gruñí, golpeando la puerta de mi auto con el puño. —Te entiendo perfectamente, Valentino. He trabajado contigo en este caso durante años, y es por eso que pienso que es momento de que conozcas a esta persona. Entonces lo miro, desconcertado. —¿De qué rayos hablas? —De una persona a la cual deberías darle las gracias de que estés libre. Luego de que Enzo se estacionara, bajamos juntos del auto, dirigiéndonos a un departamento e