Llegué temprano al bar. Después de hablar con Katt le dije que tenía que irme, me fui y ya estaba - media hora antes - sentada en el bar. Era triste que un bar se hubiera convertido en mi retiro, pero me sentía cómoda aquí. Cuando Zack llegó, yo ya había pedido y miraba fijamente al frente, perdida en mis pensamientos. Se dejó caer en el taburete a mi lado. —¿Qué se te ha metido en la cabeza?— fueron sus primeras palabras. Lo miré. —¿Por qué piensas eso? —Después de todo, soy un agente del FBI— Levanté una ceja. Él sonrió levemente— La caipirinha te delató— Señaló mi vaso, que estaba solo medio lleno— ¿Tu segundo vaso? —Tercero— lo corregí y tomé otro sorbo. Él negó con la cabeza. —¿Entonces? ¿Qué pasa? Exhalé durante mucho tiempo y consideré si debería decirle esto. Pero cuan