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— ¿Estás segura? — Murmuré observando a Izzy. La cual asentía con una sonrisa, Joe entró a la habitación y solo nego.
— No le metas cosas a nuestro solecito, solo la perversas.
— Si no lo hago yo no sabrá como tener a ese Alpha domado. Tu crees que me gusta ver cómo se daña ella misma discriminando su mismo cuerpo.
Bufa mirándome seriamente, no fue buena idea haberle dicho que quería saber cómo tener el mismo cuerpo que ella.
— Todo a su tiempo.
— Tidi i si timpi... — Refunfuña tomando de su bebida.
— No le hagas caso, ya sabes está de malas por que su Alpha no le da lo que quiere. — Rió tímidamente aceptando el vaso que Joe me da. — No tiene nada de alcohol, no te preocupes.
— Me voy de aquí, iré a ver cómo va la fiesta. Cuídala. — Tome de la bebida sin darle importancia a Izzy, si estaba muy enojada por Matt.
— Te cuido mejor que ella, no se porque me dice eso.
Ríe yendo hacia el balcón, me incorporó caminando a su lado.
— Joe... — Balbuceo.
— Ahora que te metió a la cabeza esa niña, dime solecito que te a dado curiosidad. — Me sonroje tímidamente.
Pero que no me a metido, en ciertos temas resultó traumada y ya no veo nada igual. Antier uso un pan y una salchicha, ahora pienso en eso cuando miro un hotdog.
— B-bueno... tu tienes a tu chica y... — Me callo, oculto mi rostro con mi cabello avergonzada.
— ¿Y? Soy todo oídos. — Observó como alza una ceja, remueve un poco su cabello azabache y sus zafiros me miran con calma.
— Izzy dice... bueno... Miranda es un demonio, como tú. — Asiente. — En su primera vez le dolió, Izzy dice que no les duele a los demonios. A las lobas un poco dependiendo de la brusquedad ya que...
Me detiene cuando sabe que entró en nervios y meto más cosas al tema saliendome del principal. Termina su bebida y se acerca un poco a mi.
— Cada cuerpo es distinto, si a las demonio no les duele nada sobre la sexualidad. Pero tu eres diferente solecito, tu debes de auto conocerte para saber si esa primera vez te dolerá.
Asiento un poco, entonces si Daddy y yo tenemos eso no me dolerá.
— Estás pensando en dar ese paso con tu Alpha.
Lo miro con miedo y trató de negar con pena por ser tan fácil de leer.
— No caigas tanto en las palabras de Izzy, ella puede darte una increíble amistad y ser la mejor. Pero a veces piensa con lo que no tiene. Se tu misma y si estas lista para eso hazlo, es bueno que no te pongas tabúes y preguntes, pero no sientas la necesidad forzada en hacer eso rápidamente.
Lo abrazó para que no me siga viendo el rostro que ya por sí mis mejillas están rojas como las fresas en su mejor estado.
— Gracias.
— No hay de que. ¿Quieres algo de comer? Ross debería de llegar pronto con la comida. — Asiento un poco, trato de ver la hora en la pantalla de su celular. Pero no lo logró. — Falta una hora para irte a dejar a tu casa.
Le sonrió, entró de nuevo a la habitación antes de que Ross aparezca en medio de esta con su rostro fruncido.
— Me estafaron, ¡me robaron! — Rió por lo de siempre.
— Otra vez no te dieron el cambio completo. — Asiente con una mueca.— Ah, vamos. — Digo con una sonrisa. — Recuerda nadie es tan bueno dando el cambio como tu.
— Haré una queja.
— Otra vez, pobre del que no te dió el cambio bien. — Dice Joe burlonamente quitándole la pizza de sus manos.
— ¡Me han robado 70 centavos!¡me robaron!
Rió por su queja.
— Hay de ¿queso? — Digo ladeando mi rostro.
Asiente dándome un plato y sonrió contenta con eso, me siento en el sofá y miro como Izzy entra enojada al cuarto cerrando la puerta fuertemente.
— Odio a esa rubia, se cree tanto. — Doy a la idea de quien habla, y sonrió, me tiene miedo después de lo que le hice. — Zoe puedes darle otra lección creo no entendió bien.
Niego con la pizza en mi boca.
— Deja a solecito en paz, soluciona tus problemas por tu cuenta.
Le lanza una almohada que nunca impacto en Joe ya que la regresó a su lugar dándole una mala mirada a Izzy.
— Tampoco te gustaría saber lo que a hecho, manchó con el guacamole a tu novia por verse mejor que ella. — Aparte la pizza de mis labios mirando rápidamente a Joe quien tenía los ojos negros y sus manos estaban apretadas.
Oh, no.
Intento decir algo, pero se desvanece y solo escucho la risa incómoda de Ross.
— ¿Quién más quiere pizza?
— Necesito algo con lo que quitar mi estrés, gracias. — Dice antes de quitarle la caja de sus manos y se sentó.
Seguí comiendo en silencio escuchando los chistes e historias que Ross contaba para hacernos pasar el rato. Cuando Joe llegó tenía a Miranda en sus brazos sosteniendola con fuerza y la dejó sentada.
— ¿Todo bien?
— Todo está bien, solo ya sabes sus enojos porque alguien quiera sobrepasarse conmigo. — Le doy un pulgar arriba asintiendo.
Agarro mi quinta porción de pizza y miro como Joe limpia algunos restos de guacamole del vestido de Miranda. Observó detenidamente como ella le da caricias y le susurra cosas para que vuelva a la normalidad.
Eso es algo que Daddy hace conmigo, y por fin puedo ser testigo de lo que me sucede.
— No quieren pizza, es buena para liberar estrés ¿cierto Izzy?
Ella asiente con una sonrisa terminando por completo la caja que contenía ocho porciones. Un récord nuevo para Izzy.
— Gracias Zoe. — Dice mirando revolviendo un poco mi cabello antes de agarrar de mi pizza de queso.
Solo la comparto con ella, me cae bien y es alguien buena.
— En un momento vuelvo cariño necesito dejar a Zoe enfrente del Alpha. — Trate de negar, quería aún más pizza. — Solecito otro día te invito una porción de pizza.
— Si es así mejor tres. — Digo con una sonrisa agarrando mi bolso.
— Esta bien. — Le da un beso en la frente a Miranda antes de desaparecernos.
Sonrió un poco al por fin haber controlado eso. Ya que es algo difícil el no entender por completo lo que puedo hacer por mi parte endemoniada.
Miro las grandes puertas de la casa y le doy un fuerte abrazo a Joe.
— También me puedes enseñar a hacer eso de controlar cosas. Así como le hiciste con la almohada.
— Si el Alpha te deja vengo para enseñarte.
Asiento con una gran sonrisa despidiéndome de él.
Entró a la casa y corro a los brazos de Daddy quien está viendo la tele en la sala.
— Daddy, no crees que es algo tarde.
Niega con una sonrisa dejándome sobre su regazo. Miró lentamente sus ojos y me sonrojo por su profunda mirada.
— Te estaba esperando, ese tal Joe te trajo bien a casa. — Asentí.— Y si te dio algo de comer como exigi.
— Comí pizza. — Acarició mi rostro.
— Eso es bueno, princesa. Te compraron tu favorita.
— Si. — Dije recargandome en su pecho dejando mi rostro reposando en su hombro. — Daddy, ¿hoy podemos ver películas hasta más tarde?
Lo estaba pensando, y rápidamente es un no de su parte. Me encanta recibir mimos mientras estamos viendo una película.
— Qué te parece si mañana hacemos eso, hoy es tarde para los dos.
— Mañana no estarás entonces. — Beso mi mejilla logrando que diera por el picor de su barba apenas creciente.
— Tendré que salir por un momento.
Me cargó en sus brazos, subió las escaleras y yo solo me disponía a mirar su rostro. Tenía una perfecta vista desde donde estaba.
— Daddy, ¿mañana podré faltar a la escuela? — Entrecerró sus ojos, reí por lo gracioso que se miraba desde el ángulo en el que lo veía.
— Lo pensaré.
Hago un puchero cuando me mira, observó cómo sonríe sin ningún disimulo. Me deja sobre la cama y trata de irse rápidamente. Lo detengo, observó sus ojos y me incorporó.
Me pongo de puntitas y ruborizada por mis recuerdos lo beso, sus manos bajan a mi cintura y me pega a su cuerpo mientras lidera nuestro beso.
Agarro su mano guiandola hacia mi centro de nervios, pero me detiene. Me quedo inmóvil al saber lo que estaba haciendo y solo miro su sonrisa mientras que con su otra mano acaricia mi mejilla.
— No crees que es tiempo de que Daddy reciba algo.
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