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En el restaurante Le Gabriel, María queda anonadada al escuchar que el hombre que le quita los sueños. Le dijera que estaba enamorado de ella. Cuando la vio por primera vez en ese museo. En ese instante, María ve el plato de Crespe y luego le confiesa a Alexander: — Que puedo decirte… a mí me paso lo mismo, pienso en ti en cada momento. De inmediato, Alexander acerca más su asiento a María y le toma la mano izquierda, diciéndole: — No estaba equivocado, lo vi en tus ojos hace tiempo María, sientes lo mismo que yo. Y es por eso que quiero decirte lo mucho que me importas, nunca había sentido algo así por nadie. En ese instante, Alexander se acerca más a María al punto de besarla. María cierra sus ojos. Y siente como el amor llena todo su cuerpo. Dejándose llevar por los besos tan su