Demetrio se acerca a donde está su esposa y la coge del brazo fuertemente, y le dice:
— ¿Qué haces?
— Nada.
Alexander mira como Demetrio tiene sostenida a María, y le dice:
— Disculpe, la está lastimando.
— Ella es mi esposa, ¿algún problema?, espere… ¡yo a usted lo conozco!
De inmediato, Alexander lo reconoce y le dice a Demetrio:
— Sí, usted es el tipo que casi me hace estrellar.
— Sí, usted me dijo unas cosas que yo no entendí, a ver sea hombre y dígame, ¿que fue eso que me dijo?
Alexander comienza a perder la paciencia con lo dicho de Demetrio, y le dice:
— ¿Quiere que se lo diga en francés o en español?
María se enoja con Demetrio, y le dice:
— Me has traído a este lujoso museo, solo para pelearte con el primer aparecido que se te atraviesa. Deja tus celos.
En ese instante, Janier le dice a Daniela:
— Parece que tu esposo ya hizo amigos aquí.
De inmediato, Daniela se acerca y le dice a Alexander muy discretamente:
— ¿Qué sucede aquí?
En ese instante, Demetrio vuelve a coger a María del brazo derecho y a la fuerza la saca de Louvre.
Alexander le dice a Daniela:
— Vámonos a casa, estoy aburrido aquí.
Daniela no le cree a su esposo, y le dices:
— Ese sujeto reacciono muy extraño, ¿el té estaba celando con esa mujer o es mi impresión?
— Es tu impresión, solo me estaba reclamando por lo que le dije en la auto pista.
— ¿Cómo así?
— Sí, él era el tipo que casi nos accidenta.
— Ya veo.
En ese momento, Janier le dice a Daniela y a Alexander:
— ¿Qué sucede muchachos, ¿ya se van tan pronto?
Daniela le da un abrazo a Janier, y le dice:
— Sí, estoy cansada y ya quiero ir a casa.
Alexander le dice a Janier:
— Fue un gusto en conocerla.
De inmediato, Janier no se aguantó las ganas de mirarlo con deseos a Alexander, y le dice:
— Créeme que el gusto fue mío.
En ese momento, Daniela se despide de Janier. Y coge del brazo a su esposo, y piensa:
“Estúpida e infeliz, como se atreve a coquetearle a mi esposo en mi propia cara… voy a hacerme a la idea de no presentárselo a nadie”.
Minutos después, barrio Quartier Latín, Demetrio y María llegan a casa. Y antes de bajarse del vehículo, María le dice a su esposo:
— Me hiciste pasar mucha vergüenza con tu mal comportamiento.
— ¿Yo te hice pasar vergüenza?, ja,ja,ja,ja, no me hagas reír, la vergüenza me la hiciste pasar tú, ahora no me vengas a negar que te estaba gustando como ese tipo te coqueteaba. Comportándote como si fueras una cualquiera.
María se baja del auto muy enojada y le dice a Demetrio:
— Si me tienes como una cualquiera, ¿entonces porque te casaste conmigo?
María pierde el control y azota la puerta del vehículo. Y corre hacia la mansión.
De inmediato, María entra en la mansión y rápidamente sube las escaleras, hasta el segundo piso. Y se encierra en una habitación de huésped.
Demetrio logra calmarse dentro del vehículo, y dice en voz baja:
— Cálmate, no puedo dejar que mis celos dañen mi matrimonio.
En ese momento, Demetrio se baja del vehículo y entra a la mansión.
Amelie le dice a Demetrio:
— Señor, ¿perdone que me entrometa, pero… ¿qué está sucediendo con la señora María?
— ¿No tienes oficio para hacer?
— Sí señor.
— ¿Dónde está María?
— Está arriba señor, en la primera habitación para los huéspedes.
— Bueno, ve y prepara algo para mi mujer, ¡pero ya!
En ese instante, Demetrio sube al segundo piso y toca la puerta de la habitación. Diciéndole a María:
— Perdóname, me deje llevar por mis celos, María abre la puerta para que hablemos.
Montmartre, Alexander y Daniela llegan a casa. Y cuando se deciden a bajar, Daniela observa una pequeña sonrisa a su esposo, y de inmediato le dice:
— ¿Qué piensas?, parece que le caíste muy bien a Janier y a esa otra mujer.
— No veas cosas donde no lo hay.
— No mientas Alexander, yo sé que algo paso con esa mujer que estaba de ese francés.
Alexander se baja del auto y le dice a Daniela:
— Los celos no se te dan bien…