MAURICIO Llevé a Lina a una de las tiendas más exclusivas de la ciudad cuando me topé con Casandra, la que había sido mi “peor es nada". Lina y yo habíamos estado buscando por un vestido para “la gran noche" como yo le estaba llamando a la fiesta donde la presentaría como a mi esposa. La verdad era que yo no sabía nada de compras, pero estaba admirando cada prenda que ella se probaba y como su cuerpo se lucía en cada una de ellas. Lina estaba en el probador poniéndose el vestido número siete de aquella tienda. Yo estaba sentado en un sillón con un café en mano, cortesía de la tienda, como esposo resignado a acompañar a su mujer a hacer las compras. — ¡Mauricio! —escuché la voz chillona de mi ex que me estaba taladrando los tímpanos. Antes de que pudiera decir algo o hacerme el idiot