ALINA Me quedé quieta y sin poder respirar a medida que sentí los labios de Mauricio sobre mí. Había un efecto que él me causaba y odiaba porque temía que no fuera controlado. Esa sensación que desataba sobre mí con sus labios, esas cosquillas que recorrían mi cuerpo, esa ansiedad por sentir sus labios y que ese momento fuera eterno. No podía caer en eso. No quería volver a sentir el dolor de un desamor o una desilusión. Me negaba. Muchos de ustedes me podían llamar cobarde, pero no quería repetir una mala experiencia. Quería a un hombre que solo tuviera ojos para mí, si es que en algún momento existía alguien así. Sentí su manos deslizarse por mi cuerpo. Mis pensamientos se nublaron por el tacto de su piel con las intenciones de arrancarme la ropa en ese momento. Comenzó a bajar sus