—Mama, te quiero, pero esto no va a funcionar
—Déjate de estupideces. Bájate, ya llegamos
—¿Me estas echando?— lleve una mano a mi pecho con falsa indignación.
—Cariño, sé que es nuevo para ti, pero podrás hacer nuevos amigos— levante una ceja— Aquí podrás hacer amigo— se corrijo mi madre.
Asentí sin quejarme, a pesar de que quería tomar el auto y dejar a mi madre aquí. Mire el enorme edificio al frente mí. Baje del auto y mi mama hizo lo mismo, camine al maletero y lo abrí, saque mi dos bolsas. No puedo creer que mi madre se quiera deshacer de mí.
—Sé que quieres estar a solas con papa, pero ¿Por qué un internado?
—Cariño, pronto acabaras el instituto, este es tu último año, y no tienes ningún amigo
—¿Quién te asegura eso?
—No sales de casa, nadie de tu escuela te visita, ni para hacer un trabajo
Me encogí de hombros.
—¿Eso qué?
Mama se acercó a mí, me abrazo y beso mi mejilla.
—Pórtate bien – Asentí. Eso sonó más como una advertencia que cualquier otra cosa.
Se subió al coche y se fue, dejándome sola en este mundo desconocido. Tome mis bolsas y camine entre los alumnos que recién llegaban, la próxima semana empiezan la clases y mama quería que llegara antes para hacer amigos. Sí, claro.
Suspire entrando en el edificio y camine hasta donde sea que debo caminar. Cuando al fin vi a una mujer en un escritorio camine hasta ella.
—Buenos días
La mujer levanto la mirada y me sonrió
—Hola, cariño. ¿Cuál es tu nombre?
—Cosmic Johnson
—Cosmic –Repitio, tomando unas cosas— Es un nombre muy raro
Me encogí de hombros tomando las cosas que me tendía la mujer
—Mi papa es astrologo, y le toco poner mi nombre
—Ya veo. La llave azul es de tu casillero y la morada de tu cuarto, y el papel es tu horario. Tu edificio en el B, habitación 26 piso 3.
Asentí despidiéndome de la mujer. Camine hasta el edifico B, el color de la llave es del mismo color del edifico, sin mirar alrededor entre. Subí por las escaleras hasta el piso 3 y busque mi cuarto, como me indico la mujer.
Cuando al fin lo encontré, use la llave para abrirlo, al entrar mire alrededor, habían dos camas una a cada lado, ambas vacías. Mi compañera aun no llega, rápidamente tome la que estaba más cerca de la ventana.
Luego de ordenar mi ropa en el closet que me corresponde, decidí tomar una ducha.
Ya cuando termine Salí del baño, mire la cama vacía que ahora tenía unas cosas encima. Bolsas rosadas y unos peluches.
Genial, me toco una chica fresita. Por suerte ella no estaba. Me vesti y Salí de la habitación.
(…)
Entre en la cafetería, habían algunos alumnos, rápidamente recorrí las mesas, algunas estaban vacías y otras estaban siendo ocupadas con una o dos personas, excepto la del centro, habían unas tres chicas rubias hay y unos 5 hombres, populares, de seguro ya marcan su terreno.
Camine hasta la parte donde se encuentra la comida, no había nada bueno, sin más tome un manzana. Camine hasta una mesa y me senté sola. Como siempre.
Volví a recorrer la cafetería con la mirada, esta vez mirando el lugar y no los alumnos. Estaba aburrida. Mire a la mesa del centro, por un momento pensé que la manzana me provoco alucinaciones, pero al final lo comprobé. Eloy y Selin están sentados en la mesa de los populares, como los bastardos que son.
Aparte la mirada al ver que una de las chicas se paraba. Me centre en mis pensamientos, mi madre tenía razón debía hacer amigos, ¿Cuál será mi grupo social? Los populares definitivamente no lo son, los nerds son muy aburridos, los malos siempre fuman y se matan en carreras. Maldición, esto será más difícil de lo que pensé, tal vez debería ser la chica solitaria que da miedo, pero ese siempre es mi papel
Algo frio recorrió mi espalda sacándome de mis pensamientos. Me pare de la silla y voltee encontrándome la rubia que se había parado, a mis espaldas escuche las risas
Apreté los dientes, ¿Qué te puedo decir mama? Ellos sacan lo peor de mí
Tome a la chica del cuello de su camisa y en rápido movimiento hice que su espalda chocara contra la mesa, ella me miro con los ojos asustados
—Jamás, vuelvas a hacer eso, ¿Entiendes? –Le amenace
Ella asintió sin parar, la solté y camina hasta la salida, no sin antes mirar la mesa del centro
—Y pensar que hace unos años, ustedes me caían bien— Les dije mirando a Selin y Eloy— Al final, son como todos.
Salí de cafetería al ver que ambos se paraban para decir algo, no quería escuchar sus idioteces.
Lo había decidido seria la chica solitaria que todos temen.