NARRADOR —La cortesana debió haberte pagado mucho dinero—Narsés le propino un buen golpe en el rostro haciendo que el mensajero cayera de rodillas delante de él. ¿Cómo se atrevía a cuestionarlo? La madre de la cortesana no se había dado por vencida, mando a un nuevo mensajero, esta vez con la instrucción de no abandonar Platea hasta haber dado el mensaje al príncipe en persona. Con lo que el mensajero no contaba era con que su labor era casi un suicidio pues Narsés estaba dispuesto a degollarlo de ser necesario. —Lo siento mi señor, no me pagaran si no lo hago—Dijo el chico con la voz entrecortada, era ingenuo o debía de estar muy necesitado como para aceptar traer el mensaje que él estaba seguro ningún mensajero de Persépolis estaba dispuesto a entregar. El guerrero se inclinó un poco