NARRADOR — ¡Darian! —Los gritos de la cortesana fueron desgarradores, intentaba escabullirse entre las cientos de personas que se habían hecho cita desde todos los rincones que ocupaba el dominio Persa, no se celebraba cualquier cosa, era la boda del próximo heredero y el próximo líder del imperio más poderoso del Oriente medio. La gente estaba demasiado ocupada intentando observar a la próxima reina como para darse cuenta que una mujer gritaba el nombre del príncipe con pesar, de cualquier manera era una cortesana cualquiera. — ¡Darian, no lo hagas! —Esa mujer intentaba con todas fuerzas llegar hasta los pies de las escaleras donde permanecía el príncipe sosteniendo la mano de su futura esposa. —Te tengo maldita—Los pasos largos de la cortesana fueron detenidos por una manos firmes, u