Capítulo XVII Cuando salió Drew, McKintock se quedó solo en su despacho. La puesta al día que acababa de recibir sobre el proyecto, con esas noticias tan positivas sobre el potencial de la máquina le había afectado enormemente. No conseguía concentrarse en las prácticas que estaba preparando; seguía pensando en los usos del nuevo dispositivo revolucionario. Curar las enfermedades actuando directamente en el interior del cuerpo, desplazar objetos a distancias inimaginables..., ¡transportar gente! Le parecía ser una lombriz que acabara de sacar la cabeza de la tierra por primera vez, y se estuviera dando cuenta de lo ilimitado y atractivo que era el mundo exterior. Una sensación de inmensidad se había apoderado de él, dejándolo sin aliento en el umbral del infinito. Se esforzó para definir