-Por lo menos nos consiguió un partido de práctica. - dijo sonriente Adrián.
-Aún no la perdono. - murmuró Susumu mientras hacía pucheros.
-¡YO SOY LA QUE AÚN NO TE PERDONA!- la joven chica sintió una mano en su hombro y sonrío para sus adentros.
Al parecer todo su equipo estaba emocionado porque iban a tener un partido de práctica. Podía ver a su capitán un poco emocionado, ya que el entrenador le dijo que iba a poder jugar hoy.
-¡Hola desconocidos! -se escuchó un saludo que llamó la atención de todos los que estaban dentro del gimnasio.
El equipo de Oliver hizo presencia en unos segundos, todos detrás de él.
Se veían poderosos y saludaron con normalidad, ambos equipos se veían emocionados y los entrenadores platicaban alegremente.
-Saluda bien, ¿Quién te crees que eres? - habló un chico golpeando a su amigo de la infancia.
-¡Oliver! - dijo la chica acercándose alegremente.- Gracias por venir, todos estamos muy emocionados.
-Por ti iría a marte. - dijo de una forma muy coqueta mientras que la tomaba por el mentón y acercaba sus caras.
La quería besar y eso era demasiado obvio para todos.
-¿Qué eres?- se acercó molesto Susumu sacando de las garras de ese chico a su pequeña hermanita.
Pero más bien... Había investigado al chico que tenía enfrenté y sentía que era una amenaza hacia su persona.
Todas las citas que él ideo para su hermanita eran de chicos con diferentes posiciones a la suya.
No quería que hubiera otro armador en la familia.
No quería que alguien más le robara la atención de su familia por estar en la misma posición.
Por eso no le agradaba la idea que su hermanita saliera con Samuel, Kent o Alejandro.
Y una parte de él (que no quería aceptar) sabía que la idea de conseguirle novio a su hermana significaba que la iba a verla besándose con alguno de ellos y eso le incomodaba ¿celos de hermano? Imposible, él tenía la idea que no se tenía que meter en la vida amorosa de sus hermanos.
Aunque todos sabemos que ya se había metido lo suficiente en la de Ayumu y eso no significaba que iba a dejar de hacerlo.
-Es lo mismo que me preguntó. – murmuro Isaac detrás de Oliver. –Creo que solo tuvimos la mala suerte de tenerlo a nuestro lado, aunque es muy útil.
-¡Isaac! - se quejó el capitán de la Instituto Victoriano Josep del Este a pesar de saber que su mejor amigo bromeaba no quería que lo hiciera enfrente de la chica que le interesaba.- no seas malo, creí que éramos amigos.
-Es igual de dramático que tú. -Se acercó el otro hermano de Ayumu. - Rimu, hermano de este par de idiotas.
- Isaac. - se presentó. - Y no tengo ni idea de quién es este idiota.
-¡Isaac! - se quejó Oliver, quien no dejaba de abrazar a la pequeña Tsutsumi y lanzarse miradas de odio con el mayor de sus hermanos.
-Los tres, basta. - gruñó Darel acercándose. - Y disculpen las molestias que les dieron.
-Ustedes disculpen a Oliver. -habló Isaac y apenas dijo eso Oliver se empezó a quejar. -Ya intentamos mandarlo a Washizato pero logró escapar. -escuchar el nombre de esa escuela causo escalofríos de parte de los 3 chicos que eran acosados por el capitán de dicha escuela.
Los chicos calentaban y un aura pesada se sentía, pero no podía descubrir exactamente de quién venía.
Darel se veía tenso y más serio de lo normal, mientras tanto Susumu tenía cara de querer humillar al colocador del otro equipo, quien lo provocaba mandándole besos y guiños a la femenina.
-No puede ser. - murmuró Ayumu al escuchar pasos acelerados acercándose al gimnasio seguido de gritos. - ¡Saúl, ayuda! -gritó la castaña dispuesta a cerrar las puertas del gimnasio.
Pero la fuerza de las femeninas era demasiada.
-Ya les dijimos que no pueden venir a los partidos de practica ni a los entrenamientos.
-Pero no venimos a ver a tus hermanos.
-¿no?- la pequeña manager las vio confundida.
-Queremos ver a Oliver.
-¿A Oliver?- las chicas asintieron.- Entonces pasen... pero a la primera que grité por mis hermanos la...
-Ya entendimos.