Me encuentro nuevamente de madrugada sin poder conciliar el sueño, la única diferencia es que está vez no estoy sola en la habitación, sino recostada sobre el pecho de Rocco, ambos estamos despiertos, en un silencio que por extraño que parezca, no es incómodo, ambos envueltos en una sábana sin decir una palabra y esperando que por fin salga el sol para que pueda terminar con esto. Rocco acaricia mi brazo con su mano y yo cierro los ojos sintiendo una calma al sentir el roce de sus dedos. —¿Pensaras en mí? — pregunto levantándome ligeramente para ver su rostro —Lo haré— responde seguro —Siento que tengas que hacer esto, ya sabes ayudarme— exclamo —Como dije, después de todo fui yo quien te trajo aquí— responde —Pues entonces siento que hayas decidido traerme aquí—replico —Soy como un i