Una luz a través del tunel
Hay personas que nacen con suerte, tienen una vida sencilla y un futuro resuelto.
Mi vida, no estaba lejos de ser perfecta, recuerdo aquellos momentos llenos de alegría.
¿Cuándo fue la última vez que me sentí de esa manera? ahora solo quedan recuerdos vagos de lo que fui alguna vez. ¿En qué momento todo se fue a la mierda?
Con ese sujeto apuntando a mi frente con un arma y mirándome como si fuese la peor de las escorias, me doy el tiempo de pensar;
Si se me otorgara un deseo, desearía que el Diablo nunca hubiese entrado en mi vida, tal vez ahora estaría ejerciendo mi carrera, con preocupaciones tan banales, cómo el que ropa usaré para la siguiente fiesta, o si me acordé de sacar la basura, o si alimenté al gato que solía colarse en el patio trasero, esbozo una sonrisa amarga, por qué no debería de pensar cosas tan absurdas, no en este momento.
Además, si eso fuera real, implicaría no haberlo conocido a él...
Es increíble que sea tan egoísta en un momento como este, para si quiera pensar en que no quisiera cambiar esa parte de mi vida, mientras el hombre al que amo se está desangrando junto a aquel contenedor de basura.
¿En qué momento llegamos a este punto?
Tal vez fue cuando él, decidió no acabar con mi vida. No, tal vez cuando el Diablo decidió cobrarse con mi vida aquella deuda, o quizá fue antes, cuando conocí a Leonel Black...
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3 años atrás
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—¡Anya!— grita mi mamá para que despierte.
Miro el reloj y no son ni las 7am — ¡Ya voy!— respondo con una voz ronca, casi vencida por el sueño. Hoy es mi graduación, mi padre Peter Johnson, es uno de los mejores arquitectos de California así que decidí seguir sus pasos y hoy a mis 23 años me gradúo como "Arquitecta paisajista". Camino hacia la ducha para despejarme y sonrío pensando que este es el mejor día de mi vida.
—Anya, apresúrate— Espeta mamá
—Quiero encontrar un buen asiento, pasaremos por unas flores y después iremos a comer, ya hice la reservación en el restaurante italiano que tanto te gusta, espero que tu papá llegue a tiempo para la ceremonia, odiaría que se la perdiera— Dice feliz y nerviosa por el gran día.
—Lo sé mami, estaré lista en una hora— nunca he sido una chica a la que le guste llamar mucho la atención, claro que soy consciente de que mi físico hace que más de un hombre voltee a verme, mi cabello es castaño claro y mis ojos son azules como el cielo y aunque no use ropa tan reveladora, sé muy bien cómo sacarle provecho a mis curvas , aún que mi mamá se ha encargado de recordarme que lo que importa es como piensan las personas más allá de su físico, así que, soy consciente de que lo que importa no es la apariencia, aunque tengo está amiga Andrea que no está muy de acuerdo con eso, siempre sonrió al recordar cómo levanta ligeramente su falda cuando pasan junto a nosotras los chicos del equipo de soccer; Entro a la ducha y me doy un breve baño para comenzar a alistarme, me coloco una blusa blanca y una falda ajustada negra arriba de la rodilla, mis tacones son rojos para darle vida a mi atuendo, llevaré mi cabello suelto así que lo peino para evitar que este se esponje y una vez que estoy lista llamo por teléfono a Andrea, quiero los detalles de su noche con Jake «¡Ojalá yo también conociera a alguien especial!» Sacudo mi cabeza al saber que otra vez estoy soñando despierta, cuando ella responde la llamada.
—Hola ¿Estás lista? — dice Andrea con un tono alegre, ella siempre responde así, la mamá de mi amiga es madre soltera, aun así, logró tener un buen puesto en la constructora donde trabaja mi padre, es por eso que Andrea siempre da su mejor cara, convencida de que debes de sonreír al mundo para que éste, te sonría.
—Si, acabo de terminar, así que quiero los detalles "completos"— digo con tono de burla, la pelinegra se ríe y comienza a contarme con lujo de detalle cómo le fue con Jake.
Después de alistarme y desayunar algo, mamá y yo terminamos de ajustar unos detalles a su atuendo y así salimos de casa en su auto; la ceremonia es a las 12pm, pero mamá insiste en llegar temprano para tomar fotos y encontrar un buen asiento.
La ceremonia toma inicio en el auditorio de la universidad, el ambiente es alegre, mamá y yo estamos hablando con unas compañeras cuando llega papá y se une a la conversación.
—¡Papá! me da gusto que hayas llegado—exclamo con una sonrisa enorme y le doy un abrazo.
—No me perdería el día más importante de mi princesa— menciona él, con tono dulce.
Andrea se acerca junto con otras compañeras para tomarnos la foto del recuerdo.
—No me imaginé que este día llegaría tan pronto— Dice Andrea y sus ojos brillan con una lágrima que ella retiene, por qué no le gusta parecer tan cursi. La abrazo sin importar que entremos en un mar de lágrimas por todos los sentimientos que provoca este momento.
—Seguiremos siendo amigas después de todo esto— le digo alegremente a mi amiga.
—Auch— me quejo después de que Marisa Acosta pasa a mi lado empujando mi hombro
—Fíjate por dónde caminas tarada— Dice Andrea molesta por aquel hecho. —Solo ignórala— le digo calmada a Andrea ya que no quiero que nadie, ni si quiera Marisa, nos arruine este momento.
—No sé cómo puedes ser tan dulce, quisiera arrancarle esas extensiones a la rubia esa—
murmura mi amiga enojada, lo cual me hace sonreír. —No lo sé, es un don supongo— le respondo encogiéndome de hombros. El evento aún no concluye, el director Samuels está diciendo unas palabras antes de presentar al orador que invitaron al evento, según sé es un arquitecto muy conocido.
Todos estamos atentos a las palabras del director, cuando de pronto un ruido sonoro hace que todos comiencen a perder la compostura.
Ese es el sonido de un arma; los presentes volteamos a vernos entre sí, pues aún no entendemos que es lo que está pasando, suena otro disparo y tras este varios más. Comenzamos a entrar en pánico, pues la escena es digna de una de esas películas donde algún adolescente entra a las instalaciones de su escuela y comienza a matar a sus compañeros, sin saber que hacer, nos agachamos en las sillas, mamá me toma de la mano y mi papá nos cubre mientras saca su teléfono para pedir ayuda.
—Hoy es un día muy especial— gruñe la voz de un hombre
—Hoy es el día que cambiará la vida de muchos de los presentes. ¡Pero vamos! no sé escondan que el festejo está por comenzar— Escucho unos pasos que se acercan más y más a dónde estamos y a su vez las voces de algunos hombres que están murmurando, nos están rodeando.
—Se preguntarán ¿qué hace este hombre en este lugar? La respuesta es simple, vine a cobrar unas vidas— ríe con sorna.
—Pero no sé asusten que solo quiero unas pocas— comienza a reír malévolamente y los hombres que le acompañan hacen lo mismo, elevó un poco la mirada y noto que es un hombre de unos 40 años de tes blanca y lleva un traje n***o, alrededor de nosotros debe de haber por lo menos 6 hombres más.
—Afuera está rodeado por mis hombres— dice el sujeto con un grito que hace que sus hombres guarden silencio.
—Así que no sean estúpidos para llamar a la policía, o nadie saldrá de aquí con vida— mi mamá comienza a temblar al tiempo que otras personas sollozan sin cesar.
—Cómo regalo para los graduados les daré 2 minutos para que se levanten y así puedan correr por su vida— menciona con un tono sarcástico
—Empezando ahora—
Nadie pasa por alto sus palabras, la gente comienza a ponerse de pie, se escuchan algunos tropiezos y hacen que ahora parezca una estampida, mis papás y yo nos levantamos como podemos, siento que mis piernas se vuelven de algodón y mi mamá está en shock; de pronto el lugar es cubierto por gritos y disparos, hay mucha sangre así como muchas personas van cayendo y quedando tendidas en el suelo incluyendo a Marisa. Aún no logro procesar que es esto que estoy viendo cuando aquel hombre se acerca y toma a mamá del brazo. Me quedo parada en mi lugar sin ser capaz de hilar mis pensamientos, sin ser capaz de decir nada, solo estoy ahí de pie mirando con horror a aquel sujeto.
— Jazmín Davis ¿Tu esposa, cierto? — lo dice mirando a mi padre quien no responde nada y solo se queda petrificado ante las palabras de aquel hombre
—Es una pena que dos mujeres tan bellas tengan que pagar por tus errores— continúa diciendo mientras veo en su rostro una gran sonrisa, lo está disfrutando.
—¡Por favor Matías, no les hagas daño, te lo suplico! — Implora mi padre mencionando el nombre de aquel sujeto como si lo conociera.
—Sabes bien como es esto Peter, aquí no se admiten errores, no finjas que no estabas al tanto— Responde aquel hombre que ahora sé, se llama Matías, con un rostro ensombrecido.
—Y más triste, es que no estarás aquí para verlo, dejaré que te vayas primero como el cobarde que siempre has sido— exclama. Mi madre no dice nada solo se queda quieta con el rostro petrificado, mi padre voltea a verme y puedo notar el sentimiento de culpa en sus facciones, así que me pongo a llorar cuando me percato de lo que va a suceder
—Ojalá puedas perdonarme— exclama con la voz entrecortada, no soy capaz de hilar mis pensamientos, no entiendo que está pasando pero si sé que este será mi último día, de pronto hay un extraño mutismo y es como si la vida pasará frente a mí en cámara lenta, cuando su cuerpo comienza a ser llenado de balas; mi padre cae al suelo y siento como sus ojos siguen mirándome, alguien dispara hacia arriba, activando los rociadores del techo y comienzan a tocar nuestros rostros gotas de agua que se mezclan con las lágrimas que brotan de mis ojos, ahora todo el lugar parece un río de sangre.
Un señor logra quitarle el arma a uno de los sujetos y comienza a dispararles, logra disparar también a Matías, quien grita furioso y avienta a mi madre al suelo, a lo lejos puedo ver cómo mi amiga Andrea llora con su madre tendida entre la gente, quiero escapar, quiero que todo sea un mal sueño.
—¡Anya!— mamá dice mi nombre, no sé por cuánto tiempo me ha estado llamando solo sé que cuando por fin salgo de mi trance, volteo a verla y ella me grita que corra.
—¡Levántate mamá!— la tomo del brazo para salir de ese lugar, cuando escucho un disparo y en ese momento todo se vuelve n***o, es mi mamá la que ahora tiene una mancha de sangre en el estómago que cada vez se hace más visible, —Mami levántate— cubro su estómago con mi mano tratando de contener la hemorragia, lo cual es inútil pues la sangre sigue fluyendo.
—Te juro que saldremos de aquí, tienes que aguantar— mamá muerde el brazo de aquel tipo.
—Maldita perra— el tipo gime de dolor
—¡Anya corre! — alcanza a decir mi mamá antes de recibir un golpe en la espalda. No sé cómo es que lo hago, solo sé que me doy vuelta con lágrimas en los ojos y comienzo a correr
—¡Que no se escape!— grita Matías y unos hombres comienzan a correr detrás de mí, bajo las escaleras hacia el gimnasio de la universidad y de ahí corro hacia la salida logrando escuchar sirenas de patrullas, me siento desfallecer, cuando ya no puedo más y mis rodillas tocan el suelo en un sonido seco
—¿Estas bien? pregunta una voz gruesa y tranquilizadora, a la cual en ese momento veo como una luz a través del túnel.
—a-ayuda— digo con la voz entrecortada tomándolo del pantalón con la mano izquierda, aún estoy en el suelo.
—Señor, estar aquí no es seguro— dice la voz de otro hombre que se ha acercado a nosotros.
—está bien Albert, la policía ya ha llegado, vayamos a casa— indica a aquel sujeto, aún estoy en shock por lo sucedido que me es imposible mirar hacia arriba.
—¿Cuál es tu nombre?
—Anya— logro decir entre suspiros
—Pues bien, Anya— necesito que te tranquilices y te pongas de pie para poder ayudarte— su voz suena bastante calmada para la situación en la que estamos, pero por alguna razón no me inspira temor.
—Ese hombre mató a mis padres y vendrá por mi— le mencionó con un llanto que no deja de cesar
—Estas a salvó— se inclina y me toma la barbilla con su mano, es un hombre bien parecido de unos 35 años, lleva cabello corto n***o y un traje elegante color café, me mira con sus ojos azules, de un azul más profundo que los míos, parece ser alguien importante, pues al levantar la mirada veo que tiene varios escoltas y el hombre que le dijo que debían irse, por la vestimenta parece ser su chófer.
—¿Quién es usted? pregunto frunciendo el ceño y con cierta desconfianza.
—Leonel, mi nombre es Leonel Black—.